"Quieres estar ahí porque se discute la economía del futuro. Está todo el mundo. Te reúnes con la Comisión Europea, con empresas de todo el planeta, con ministros de Energía... y en un ambiente más relajado". El presidente de la alianza de empresas (desde pimes hasta multinacionales) del Grupo Español para el Crecimiento Verde, Gonzalo Sáenz de Miera, ha regresado de Dubái unos días antes de que se firme el documento oficial de la COP-28 entusiasmado con las jornadas. Y también lo está con el resultado final. “El acuerdo es un impulso a la economía española, porque supone impulso a las renovables, de las que somos punteros y no tenemos combustibles fósiles. Aceleraremos la inversión de 60.000 millones de euros, que es lo que gasta España en importar gas o petróleo y pasará a invertirlo en renovables”, concluye.
Se refiere a la fotovoltaica y eólica, sobre todo, que van gananado terreno en España y en las que, además, algunas de las empresas españolas, como Acciona o Naturgy tienen un conocimiento y experiencia como para desarrollar parques en países en desarrollo que se verán más afectados por la COP-28, ya que España, al fin y al cabo, ya está urgida a la descarbonización por la agenda 2030 marcada por la Unión Europea. El acuerdo de la COP-28, cumbre climática de la ONU celebrada estos días en Dubái, hace mención por primera vez a "dejar atrás" los combustibles fósiles, básicamente gas, carbón y petróleo, de manera progresiva hasta una emisión Netzero en 2050.
Los 60.000 millones que España dejaría de gastar en comprar combustibles fósiles importados, "que el país no tiene", recuerda Sáenz de Miera, en el extranjero, acabarán sirviendo para consolidar las renovables de empresas españolas dentro y fuera del país. Al Grupo de Crecimiento Verde que lidera están adheridas grandes empresas como Acciona, Agbar, BBVA, Caixabank, Endesa, Ferrovial o Iberia, entre muchas otras.
Entre todas ellas destaca, sin duda, Iberdrola, la que ha tenido un papel más destacado en la COP-28, viaje que ha aprovechado para anunciar un acuerdo de 15.000 millones con la energética del polémico director de la COP28 y ministro de Industria de Emiratos Árabes Unidos, Sultán al-Jaber, para desarrollar eólica marina en diversos países.
Pocas semanas después de que Ignacio Galán, presidente de Iberdrola, fuera considerado por la revista Time como uno de los 100 líderes más influyentes del mundo en cambio climático, Iberdrola consigue otro tanto empresarial, pese a asociarse con un hombre que poco antes de la COP-28 se acercaba a postulados negacionistas, asegurando que no hay pruebas de que reducir los combustibles fósiles ayudará a mitigar el cambio climático.
La importancia de las inversiones
"Los resultados de la COP-28 son muy relevantes para las empresas y la economía española", incide Sáenz de Miera, que va más allá de las inversiones de empresas españolas en renovables en el extranjero. "Al tener sol, conocimiento e industria, atraemos proyectos de renovables de empresas extranjeras como el macroproyecto de Maersk para hacer metanol verde a partir de fotovoltaica o la fábrica de baterías de Sagunto", afirma, convencido de que la luz barata que irá desarrollando España atraerá cada vez más y más industria.
"Los inversores ven que invertir en combustibles fósiles entraña un riesgo a futuro. Y los bancos españoles como BBVA o Santander son líderes en financiación climática", apunta Sáenz de Miera, que cree que las oportunidades de negocio de la descarbonización se extenderán también por empresas como Telefónica o Bodegas Torres. "No se trata solo de medio ambiente, sino también de competitividad", afirma. "Más allá de las negociaciones formales, en la conferencia se trabajan muchas alianzas empresariales", apunta, atendiendo a la utilidad más cortoplacista de las jornadas. "No es que se cierren allí los acuerdos, pero se consolidan relaciones", completa.
Alineada con esta visión, Elvira Carles, directora de la Fundación privada Empresa y Clima que promueve inversiones verdes, celebra que "el documento es mucho mejor de lo que se esperaba". Destaca el "liderazgo" de los líderes estadounidense John Kerry y chino Xie Zhenhua, que, curiosamente, "son amigos", y que ha sido clave para cerrar un documento más ambicioso del esperado. "Las empresas hacen lobby, muchos acuerdos bilaterales e intercambios de sinergias durante las jornadas, los empresarios trabajan codo con codo sin competencia", desarrolla Carles, "también se cierran acuerdos de negocio", completa. "De cada diez acuerdos que se cierran, a lo mejor se anuncia uno", aclara.
"Por primera vez, en el documento queda retratado el transporte por carretera", apunta Carles sobre el documento. "A nivel energético, es más ambicioso que nunca y eso promueve las renovables y el tema financiero es muy importante, así como todas las medidas de mitigación y adaptación al cambio climático y sobre preservación de bosques", añade Carles. "Yo no me imaginaba que en un país tan puntero en combustibles fósiles pudiéramos sacar tan buenas conclusiones", añade.
Voces escépticas
Otras voces ajenas al mundo empresarial son más escépticas en relación con el acuerdo. Marcos Rupérez, consultor de ingeniería y experto en hidrógeno, apunta que "hay un gran debate sobre las palabras que se ponen, pero luego importa poco si los países no lo convierten en leyes". "A las empresas les importa poco un documento así si no hay unas leyes en cada país para aplicarlas", dice, y defiende que en el caso de los países europeos, "la Unión Europea es la que ha marcado el camino de la descarbonización antes de esta COP". "Lo que es verdad es que los fondos de inversión cada vez están más dispuestos a inversiones verdes y menos a proyectos vinculados a los combustibles fósiles", añade Rupérez.
El ambientólogo y técnico de proyectos ambientales Andreu Escrivá apunta que "la transición energética es imparable porque los combustibles fósiles se agotan y porque el precio de las renovables es menor" y confirma que "la transición ecológica, débil y descafeinada, atraerá inversiones". "En un mundo en que la fiscalidad del carbono será mayor, como en la Unión Europea, donde ya hay tasas a la entrada de carbono. Si un país es capaz de reducir la emisión de carbono por unidad de productividad, tendrá una ventaja competitiva", apunta confirmando las buenas perspectivas económicas para España.
Pero plantea que este tipo de transición es insuficiente y "descafeinada, porque "hay una parte que no se está planteando y que pediría un decrecimiento del consumo superfluo, una caída del transporte internacional, que no se ha abordado y la mayoría de empresas no se van a apuntar, porque impera la lógica del crecimiento". "Algunas empresas harán que lideran una transición ecológica mainstream, pero huirán de una más profunda", añade Escrivá, que recuerda que "los combustibles fósiles también están en los materiales o el transporte y muchas empresas que descarbonizan siguen contaminando muchísimo y sin cambiar modelos de negocio absolutamente insostenibles". Las empresas del IBEX 35, de hecho, aumentaron sus emisiones en 2022, generan más emisiones que España como país y cinco de sus empresas acumulan el 96% de las mismas, incluyendo Iberdrola, que cuenta con un 15% de esas emisiones.