El Festival Cruïlla, que arrancó el jueves y acaba este sábado en Barcelona, asegura que es "el primer festival 100% renovable" porque su energía será de red eléctrica de origen renovable y no de generadores de gasoil, y tiene también una nueva fórmula para reutilizar los vasos que, defienden, contamina mucho menos. Este jueves por la mañana, en el Fòrum de Barcelona y al son del ensayo de Rubén Blades, el director del festival, Jordi Herreruela, ha defendido que "la sostenibilidad no es un valor, es una necesidad", y ha reconocido que "los festivales de música tienen un gran impacto en el medio ambiente". Después, ha desarrollado el plan del festival para reducirlo de la mano de María Lacasa, directora de marca y patrocinios de Endesa, con quien se han aliado para conectar el festival a la red eléctrica sostenible.
Para empezar, Herreruela ha destacado la importancia del transporte, que "supone un 80% de las emisiones asociadas a un festival" y cómo el hecho de que el festival del Cruïlla sea "mayoritariamente local" (el año pasado, el 95% de los asistentes residían en Catalunya) ayuda a que el transporte público se imponga y se reduzcan la contaminación tanto por los aviones como por el vehículo privado. Para los coches, además, el Cruïlla ofrece párquing gratuito si son de cero emisiones.
El asunto de los vasos retornables es también uno de los asuntos curiosos de los festivales y la sostenibilidad. Por un lado, hace años que los festivales han apostado por vasos de varios usos, en teoría, para ser más sostenibles. Pero, a la práctica, la mayoría hacen negocio con ellos al venderlos a uno o dos euros y no devolver el dinero si se devuelven, como sí que sucedía en las fiestas mayores que impulsaron esta práctica. El Cruïlla, en cambio, sí que ofrece el retorno de los dos euros pagados por el vaso reutilizable y, de hecho, lo fomenta con carritos que se pasean por el festival para recogerlos abonando el importe.
Herreruela defiende la estrategia con cifras y cómo renunciar a la marca en los vasos los hace más sostenibles. "Para fabricar 200.000 vasos, se gastan 300.000 litros de agua. Los vasos pasan después por un reciclaje mecánico, que implica que se pueden dar otros usos al vaso, pero a las cuatro o cinco veces ya no sirve de nada. Existe una planta que optimiza más el reciclaje y solo se pierde el 5%, pero resulta que está en Tailandia, así que la desechamos", explica Herreruela, que ofrece el contraste entre el agua que se gasta produciendo y el que se gasta lavando. "Lavando los vasos se gastan 12.000 litros de agua (25 veces menos que produciendo) y se pueden reutilizar 150 veces. Pero como pasarán muchos años hasta que lleguemos a 150 ediciones más del Cruïlla, si llegamos, renunciamos a nuestra marca, dejamos la de Estrella Damm, y permitimos que los vasos se utilicen en otros eventos durante el año", abunda.
Un coche dando siete vueltas al mundo
En cuanto a la energía, Lacasa, de Endesa, ha explicado que gracias a enchufar el festival a la red eléctrica en vez de tirar de generadores de gasoil como lo hacen la mayoría, el Cruïlla ahorrará 13.600 litros de gasoil, que producen 36.000 kilos de CO₂. "Es el equivalente a un coche diesel recorriendo 300.000 quilómetros o, lo que es lo mismo, dando siete vueltas al mundo, y también el coste de perder 1.800 árboles". Curiosamente, las enormes e icónicas placas solares del Fòrum, anticuadas y con poca potencia, no tienen nada que ver con el plan de sostenibilidad del Cruïlla.
Es la conexión a la red eléctrica desde la subestación de Besòs (muy próxima), garantizando su origen 100% renovable (mayoritariamente de fuente hidráulica proveniente del agua del pirineo), la que lo garantiza. "Nos gusta decir que el agua del Pirineo dará luz al festival", ha romantizado Herreruela buscando titular. Para ello, "son necesarios trabajadores 24 horas controlando la red de suministro", han explicado desde el festival. ¿Es más caro que tirar de generador de gasoil? "Sí, es más caro, pero equivale al coste de un grupo de nivel medio", ha aclarado Herreruela.
Más allá de esta red, el festival cuenta con dos megabaterías eléctricas dentro de contenedores, uno al lado del escenario principal y otro que pasa desapercibido entre el asfalto por donde circula el público. ¿Para qué? "Para garantizar el suministro si hay algún corte momentáneo en la red eléctrica. No es que sirva para un apagón de dos horas, que es poco probable que se dé, sino porque si hay un pequeño fallo momentáneo en algún momento de la red, la luz no se irá", ha explicado Jordi Casas, responsable de Operación y Mantenimiento de Endesa en Catalunya. Las megabaterías garantizan hasta 1.000 kilovatios de consumo eléctrico en caso de breve colapso. En total, según ha estimado Casas en ON ECONOMIA, el consumo medio por hora del festival es de 400 kilovatios, lo cual contando las 11 horas por día de festival y los tres días de conciertos nos lleva a un consumo total de unos 13.200 kilovatios de luz.
El plan de sostenibilidad, explican sus impulsores, concluirá con un informe ambiental que hará públicos los resultados y los métodos utilizados, porque "la idea es que los otros festivales puedan hacer lo mismo", dejó caer Herreruela. ¿Estarán tomando nota los otros grandes festivales de la ciudad y de España, que hasta la fecha tiran de gasoil y no devuelven el dinero de los vasos?