Naturgy y la Fundación Ciudad de la Energía (Ciuden) han iniciado un proyecto de fomento de la economía circular para el almacenamiento energético. Consiste en alargar el uso de baterías eléctricas procedentes de vehículos eléctricos de la marca Mercedes-Benz para darles una segunda vida; a la vez que se reduce el impacto ambiental generado por su reciclaje. Las baterías empleadas para las pruebas tienen una doble procedencia: o bien habían sido descartadas en la fábrica de la marca automovilística debido a una degradación temporal o retiradas de circulación tras su uso en carretera.
Durante los próximos dos años, se llevarán a cabo pruebas exhaustivas para analizar cómo se comportan las baterías en distintas situaciones, para obtener información sobre su rendimiento y degradación bajo diferentes escenarios de uso, ayudando a determinar su viabilidad y eficiencia en el largo plazo. El proyecto se está desarrollando en las instalaciones del centro de desarrollo de tecnologías de Ciuden, ubicado en Cubillos del Sil (León). Cuenta también con la participación de la start-up europea Octave, que se encargará de realizar el reacondicionamiento de las baterías, así como de desarrollar e integrar el software de control del sistema de almacenamiento. Actualmente, se han instalado aproximadamente 0,5 MWh de capacidad de almacenamiento energético mediante estos sistemas de baterías de segunda vida.
Según las pruebas piloto que se han realizado, los impulsores del proyecto evidencian que las baterías de segunda vida permiten explotar su utilidad en otras aplicaciones. Esto es debido a que las baterías de los vehículos eléctricos, cuando alcanzan el final de su vida útil, está comprobado que aún conservan entre el 70% y el 80% de su capacidad. Esta capacidad residual las convierte en candidatas ideales para aplicaciones estacionarias, como el almacenamiento de energía renovable o para prestar servicios a la red eléctrica, reconocen las experiencias de Naturgy y la Fundación Ciudad de la Energía (Ciuden), una entidad adscrita al Instituto para la Transición Justa (ITJ), dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica.
El proyecto, además de extender su ciclo de vida, reduce su impacto ambiental y se incrementa la proporción de energía limpia que se integra en la red. Además, se generan beneficios económicos al reducir los costes asociados a su eliminación y al convertirlas en un activo residual valioso. Este sistema, instalado en Cubillos del Sil, puede estar formado por tantos módulos de baterías como capacidad de almacenamiento se quiera alcanzar, y se trata de una solución que se podría emplear tanto para dar soporte a la red eléctrica como para el ámbito industrial y residencial asociado a instalaciones de autoconsumo, indican sus impulsores.
El responsable del área de innovación de Naturgy, Jesús Chapado, ha señalado que “este proyecto aborda uno de los grandes retos de futuro, como lo es encontrar una nueva utilidad para las baterías de vehículos eléctricos al final de su vida útil, un residuo que está destinado a crecer significativamente en los próximos años. Sin duda, la innovación es la herramienta clave en la búsqueda de soluciones energéticas limpias para la transición en la que nos encontramos inmersos”, según un comunicado difundido este jueves.
Por su parte, Javier Quiñones, director ejecutivo del área de I+D+i de Ciuden, indica que “este proyecto demuestra cómo ideas basadas en la economía circular permiten un significativo avance en la descarbonización de nuestra sociedad". "Los resultados de esta colaboración público-privada serán impulsores tanto desde el punto de vista mercantil, como del desarrollo en la utilización de energías renovables, minimización de la huella de carbono y de la generación de residuos", ha concretado.