El boom que viven las energías renovables en España, acelerado por la guerra de Ucrania y la necesidad de reducir la dependencia del gas ruso, no evita nuevos despidos en el sector de la fabricación de aerogeneradores de energía eólica. General Electric Renovables, un gigante norteamericano que está en proceso de división definitiva de sus negocios, ha anunciado a los trabajadores de fabricación de aerogeneradores un expediente de regulación de empleo (ERE), con el cual pretende recortar su plantilla en Europa un 20%, hecho que afectaría a 500 empleados en el continente y 200 de los 950 trabajadores que operan en España. El sector tiene claro que la construcción de torres y turbinas no es rentable, y las cifras lo corroboran.

A finales del año pasado, Vestas, una empresa danesa que construye aerogeneradores de energía eólica, despidió a 115 trabajadores, y Siemens Gamesa acaba de presentar un plan de despidos de 352 personas en Navarra que tendría que finalizar el año 2024 y se despide del Ibex 35 mientras decide si acepta una oferta pública de adquisición (OPA) de la matriz Siemens Energy. El año pasado, despidió a 262 personas más en sus plantas de Galicia y Cuenca. Nordex también presentó un ERE para despedir a 136 trabajadores en julio de este año. En total, se podría llegar a los 1.000 despidos en solo un año por las cuatro principales empresas del sector.

En sus últimos resultados, del tercer trimestre, Vestas presentó pérdidas de 1.000 millones de euros, Siemens Gamesa llegó a un récord de 900 millones y General Electrics, matriz de GE Renovables, presentó pérdidas de más de 200 millones de dólares en la empresa y una reducción de facturación del 15% en renovables. Nordex perdió 371 millones en el tercer trimestre y, sumando todas ellas, arrastran pérdidas de 12.300 millones desde 2021.

Mientras el Gobierno aprueba proyectos milmillonarios para almacenar y transportar hidrógeno verde, será difícil que llegue a la producción de renovables necesarias para convertirla en hidrógeno si la adjudicación y la construcción de parque eólico (terrestre y marino) se estanca. El hidrógeno verde es una sustancia que permite almacenar energía a partir de la separación de moléculas, y para que sea verde tiene que partir totalmente de energías renovables, es decir, eólica, solar o hidráulica.

Dentro del marco de la Agenda 2030, la energía eólica —que ya es la principal energía en España con un 23% por encima del total— tendría que multiplicar su generación por dos y pasar de los 60.400 gigawatts por hora (GWH) actuales en los 116.110 Gw por hora en el 2030, cuando se prevé que la energía renovable pase a duplicarse y representar el 74% del total. Pero las subastas con que el Gobierno está poniendo en juego el reparto de generación de renovables están quedando desiertas por los bajos precios por gw ofrecidos por la administración. Y, mientras las empresas generadoras de energía ponen el precio de mercado, los grandes perjudicados de la ecuación, según las fuentes del sector, son los constructores de las instalaciones, que no tienen bastante margen de beneficio con las condiciones que ofrecen las subastas públicas, y el mercado libre no es suficiente.

"Si un proyecto se otorga un año y lo tenemos que entregar dos años después, las constructoras acaban asumiendo toda la inflación de las materias primas", explican fuentes sindicales, que creen que será "muy difícil" llegar a los objetivos de la Agenda 2030 con las condiciones que ofrece el mercado actual. Tanto los sindicatos como la patronal, Asociación Empresarial Eólica, coinciden en que las condiciones de las subastas tienen que cambiar. "El precio máximo de esta subasta no ha conseguido capturar el coste real actual de la energía renovable, y por eso se han adjudicado 45 MW de los 3.300 MW", dijo la patronal después de la fracasada adjudicación pública de renovables del pasado 22 de noviembre.

La ministro Teresa Ribera, en el centro de la imatgem, en una visita a una planta de Siemens Gamesa | Fotografía: Europa Press

Aparte de un aumento de costes de las materias primas y el bajo precio de las subastas, el sector se enfrenta a la dura competencia de los fabricantes chinos, una amenaza que "todavía no afecta pero ya se ve venir", comentan fuentes sindicales. "El problema de negocio está en todo Occidente; en Alemania también ha quedado desierta la subasta", explican fuentes sindicales, que apuntan que hace falta "una nueva directiva europea" para hacer que el negocio sea sostenible.

El aumento de costes de las materias primas, de hecho, es uno de los motivos por los cuales está en riesgo el acuerdo de Iberdrola con Siemens Gamesa para que los segundos se encarguen de construir un gran proyecto en el Reino Unido, el East Anglia Hub, con una inversión de 12.000 millones de euros, que se encuentra en riesgo, según publica este miércoles Cinco Días.

Renovar el parque existente

Otras fuentes de los sindicatos apuntan que, más allá de las subastas, "hay que invertir en repotenciar el parque ya existente", ya que los aerogeneradores de más de 25 años de experiencia son "siete veces menos potentes" que los actuales, y sustituirlos podría suponer que mejorara la productividad, que se redujera el impacto ambiental y, además, mejoraran las condiciones y disminuyesen los riesgos de trabajo. "Todo lo que se podía construir de parque eólico sobre tierra ya está casi construido y no genera demasiado beneficio", apuntan estas fuentes.

Mientras avanza la eólica marina y el Gobierno prepara las nuevas subastas, GE Renovables empieza la negociación colectiva y también las reuniones con las administraciones española y catalana, ya que los despidos afectan principalmente a la planta d'I+D de Barcelona.

Pedirán ayudas para evitar los despidos, para que las administraciones faciliten la instalación de prototipos en Cataluña y la tramitación de repotenciaciones, así como más inversiones en I+D. Pero, sobre todo, un cambio de modelo de subastas que haga el negocio tan sostenible económicamente como lo son las energías que genera en el ámbito ambiental.