La transición energética del sector metalúrgico y el futuro del acero viven días inciertos. Un día después de que ArcelorMittal anunciara que suspende sus previsiones de abrir nuevas plantas de reducción directa de hierro alimentadas por hidrógeno verde para descarbonizar su producción, la asociación europea del acero, Eurofer, hizo un comunicado este miércoles asegurando que la industria está "al borde del colapso".
Mientras los optimistas planes de la Comisión Europea para el hidrógeno no se están cumpliendo, la industria no ve suficientes los miles de millones de ayudas para inversiones para acabar de dar el paso hacia la descarbonización. No hay infraestructura de hidrógeno ni perspectivas de que a corto plazo sea escalable y rentable. Justo el día en que se nombraba al nuevo equipo de la Comisión Europea, la vicepresidenta y responsable de Transición Justa, la hasta ahora ministra española Teresa Ribera, ya tiene un primer gran problema sobre la mesa.
Al mismo tiempo, la producción de acero subvencionado de China y otros países asiáticos, la caída de la demanda y el aumento de los costes ponen a la industria metalúrgica europea en una encrucijada. Antes de Arcelormittal, otras grandes metalúrgicas como la alemana Thyssenkrupp o la catalana Celsa, en su caso con una inversión de hidrógeno verde en Noruega, anunciaron que se replantean su estrategia de descarbonización y ponen en suspense sus inversiones en hidrógeno verde.
"La desindustrialización de Europa se está acelerando, con el acero, la automoción, las energías renovables y las baterías al borde del colapso. Sin una acción inmediata, la base de manufactura de Europa desaparecerá", decía el comunicado firmado por el director general de Eurofer, Axel Eggert. "A pesar de las repetidas advertencias del sector, la dirección de la UE y los gobiernos aún no han implementado medidas decisivas para preservar la manufactura y permitir inversiones verdes en toda Europa. Los recientes recortes masivos de producción y los anuncios de cierres por parte de los acereros europeos demuestran que el tiempo se ha agotado", añadía.
El caso de ArcelorMittal es paradigmático. Con 5.500 empleados en Asturias y decenas de miles de trabajadores en la Unión Europea, ha recibido ayudas de miles de millones de euros para invertir en hidrógeno verde en diferentes plantas del continente, pero este martes anunció que suspendía los planes.
Ayudas sin ejecución
En España, le han sido preconcedidos 420 millones de euros, pero la suspensión también afecta a un proyecto en Alemania, en Bremen, donde se han recibido 1.100 millones de euros y donde los electrolizadores ya han llegado a la planta. Un líder sindical de la planta alemana explicó que la empresa les ha comunicado que tomarán una decisión definitiva durante el primer tercio del próximo año.
España recibió en julio la aprobación europea de 1.200 millones de euros para desarrollar el hidrógeno verde, pero la mayoría de proyectos que se han anunciado en los últimos años siguen en estado embrionario.
El hidrógeno es un vector energético que ya se utiliza para algunos sectores como los fertilizantes y la producción de amoníaco, pero su variante verde se ha visto como una oportunidad para descarbonizar sectores que no se pueden electrificar. La propia patronal del hidrógeno verde reconocía hace unos meses a ON ECONOMIA que las empresas son ahora más selectivas en sus inversiones de hidrógeno verde y que entre el terreno cero inicial y las optimistas previsiones hay un punto intermedio que debe arrancar.
Así, los valedores del hidrógeno verde han visto en él una opción para que dejen de contaminar las industrias de alta demanda energética que se alimentan de carbón y combustibles fósiles y también para el transporte. Mientras que el transporte urbano y los automóviles de turismo caminan hacia la electrificación, el hidrógeno verde podría tener un papel importante para la aviación, el transporte náutico o el transporte pesado de carretera, así como para industrias como la metalurgia.
Caro e inexistente
El problema es que el hidrógeno verde se produce a partir de la separación de las moléculas del agua y ésta se consigue con electrolizadores que se deben alimentar de energías renovables para ser considerado verde. Es un proceso que requiere mucha energía para producir otra energía más densa, pero requiere unas inversiones que por ahora no resultan rentables a las industrias.
Ni siquiera con las subvenciones de 9.000 millones de la Comisión Europea alrededor de Europa para cubrir la mitad de inversiones privadas, el hidrógeno verde resulta rentable para las empresas, que van retrasando o relativizando la importancia de este vector energético.
Desde Aria, fundación de investigación en cambio climático e implicación de las empresas y la industria en la descarbonización, apuntan a ON ECONOMIA que ArcelorMittal "es una empresa más centrada en el corto plazo que en la descarbonización" y recuerdan que otras empresas como SHS, Salzgitter y Stegra siguen adelante con sus proyectos de hidrógeno verde.
"Está claro que el hidrógeno no está al día de sus previsiones, como ya reconoció la Comisión Europea. Las metas no eran realistas y no hay suficiente hidrógeno a día de hoy. Pero no existe ahora mismo otra vía para descarbonizar industrias como el acero", explican fuentes de Aria.
Esta misma fundación señala algunas soluciones que pueden ayudar a este sector que mueve miles de millones en Europa, como la reciente adopción de Alemania de subvencionar no solo las inversiones en hidrógeno verde sino también parte de la energía o la creación de un mercado de acero verde que le impida competir con otros materiales de origen fósil y menos costosos, movimiento este anunciado recientemente por la Unión Europea.
Mientras tanto, ArcelorMittal mantiene abierta la vía con el Gobierno para revisar las condiciones de la ayuda de 450 millones de euros, con tal de conseguirla para salvar empleos aunque no lleve a cabo la descarbonización prometida. El ejecutivo mantiene abierta esta puerta pero también reconoce que puede otorgar esta ayuda a otro actor que pueda decidirse a llevar a cabo este tipo de planta de acero verde en Asturias.
El comisionado para el Perte de Descarbonización Industrial, Luis Colunga, señaló por su parte el martes que trabajará con la Comisión Europea para que se flexibilicen los plazos para ejecución de proyectos seleccionados, ya que el hidrógeno no está listo para cumplir los tiempos previstos.
Difícil descarbonización
La industria manufacturera es responsable en España del 20% de emisiones de gases de efecto invernadero y es junto al transporte aeronáutico el sector más difícil de descarbonizar. El Perte de Descarbonización Industrial contempla 12.000 millones de inversión, de los que 3.170 millones provendrían del sector público en forma de préstamos y subvenciones.
En la línea 1, se han recibido 144 solicitudes por valor de 3.120 millones de euros y en una primera fase se han solicitado 1.024 millones para una partida que debe ser de la mitad. Colunga aclaró que 80 solicitudes tienen ya resolución provisional: hay 18 del sector químico, 19 de la metalurgia, 27 de otros productos minerales, 35 de alimentación y ocho de papel.
Más duras han sido con ArcelorMittal las entidades ecologistas españolas. "Ecologistas en Acción lamenta no ver ningún avance, sino más bien un movimiento de presión sobre el gobierno europeo con el que solo busca seguir aumentando sus beneficios", ha expresado la entidad ambientalista.
El Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente, por su parte, presentó un día antes del anuncio de ArcelorMittal un recurso ante el TSJ de Asturias contra el Gobierno regional por permitir a ArcelorMittal contaminar más de lo permitido.
“La no realización de la planta DRI implica que parte de las principales fuentes de contaminación de la acería —concretamente el sinter B y el horno alto A— sigan en funcionamiento”, señala el ingeniero ambiental del IIDMA Massimiliano Patierno. "En ningún caso se debería optar por una planta DRI basada en gas fósil, salvo que su uso sea transitorio y que no conlleve la concesión de ayudas de estado”, añadió.