Los constantes retrasos de la eólica marina en España, cuya subasta pública aún no ha empezado, han enfriado la euforia inicial de las empresas promotoras, que pusieron sus ojos en el país cuando en 2021 se anunció la intención de poner turbinas en el mar. Los inversores podrían escoger otros países que avanzan más rápido y retrasar inversiones que el sector estima en 50.000 millones, y amenazan la descarbonización prometida para 2030, que prevé tener 3 GW de eólica marina para entonces. Sobre todo en Catalunya, que por su falta de renovables necesita más que nadie los hasta 1.000 MW que podría tener con turbinas en el mar, ya que actualmente solo genera un 14% de su electricidad con renovables con 3.600 MW instalados. 

Entre las empresas que ya están en la casilla de salida desde dos años antes de que empiece la carrera, la ingeniería Sener, que se presenta de la mano de Bluefloat Energy y Plenitude, es una de las mejores posicionadas con cuatro proyectos presentados, entre ellos el Parc Tramuntana en la Costa Brava. El director del negocio offshore (eólica marina, en contraste con el onshore terrestre), Sergi Ametller, reconoce a ON ECONOMIA estar "decepcionado" con los constantes retrasos del Gobierno, que en 2021 arrancó con un borrador de Plan de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM) y tardó más de dos años (hasta marzo de 2023) en publicar el mapa del tesoro de la eólica. "Puede suceder que los inversores se cansen y apuesten por otros países", alerta Ametller, que además destaca el potencial del Puerto de Tarragona para desarrollar una industria de flotadores de turbinas, que serán necesarias para la eólica flotante que exige el Mediterráneo, poco testada mundialmente porque la mayoría de eólica marina está clavada en el fondo del mar. 

En efecto, en un selecto acto dedicado al sector de la eólica marina celebrado este jueves en Barcelona, fuentes del Port de Tarragona reconocían que esperan atraer una inversión de a partir de 60 millones para fabricar este tipo de flotadores, nueva industria que podría dar trabajo a unas 1.000 o 2.000 personas en la zona. En su caso, el retraso del marco normativo definitivo no supone un impedimento, ya que pueden empezar a producir para Italia o Francia y, además, "el retraso nos da más tiempo para arrancar la inversión", reconocen las mismas fuentes. Pero varias fuentes del sector reconocen que los grandes actores podrían apostar por otros países y eso perjudicaría al menos a corto plazo a las startups y pimes del sector. 

"Un mercado global"

"Es un mercado global, al final quien no vea negocio aquí, irá hacia otro país", reconoce una fuente de una pime del sector, mientras un representante de una gran multinacional remata, "y las pimes viven de estos grandes actores, forman parte de la cadena de valor". Da fe de ello Bernardino Couñago, Managing Director de Bluenewables, una start-up de ingeniería centrada en la economía azul. "El retraso del Gobierno es muy preocupante y a start-ups como la nuestra nos deja en un punto muerto. Nuestro volumen de negocio se enfría y debemos mirar hacia otros sectores de negocio", reflexiona. 

"Tenemos una buena cadena de valor para fabricar eólica offshore y la subhasta estimularía un mayor crecimiento, este retraso te lo corta", añade Couñago. "Es como un Juego de Tronos, todos están pendientes de hacia adónde van a poner sus cartas y si un terreno no está claro, irán a otro", comenta a modo de metáfora. Mientras tanto, Iberdrola es ya una gran promotora de eólica marina en otros países (tiene parques en el Mar Báltico, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, el visto bueno para instalar un parque en Australia, etc) y la constructora naval Navantia ya produce elementos para flotación y agarre de los parques en diversos países. Los fabrica, eso sí, desde astilleros españoles para exportación. 

Después de tener en vilo al sector y también a los opositores a la eólica marina (sobre todo pescadores y ecologistas preocupados por la fauna marina) durante el verano de 2022 por la expectativa de que el Plan de Ordenamiento del Espacio Marítimo (POEM) con las modificaciones estaría listo en septiembre, se demoró seis meses más de lo esperado y el mapa definitivo de las zonas donde se podrían instalar turbinas sobre el mar fue publicado por el ministerio en febrero de 2023. 

"Dos años de retraso"

Tras ese paso, faltaba un marco normativo para abrir la subasta, que debía llegar en los meses siguientes y se demoró un año entero, hasta febrero de este año. "Llevamos dos años de puro retraso", resume Anna Rivera, CEO de Youwind, start-up de eólica marina que trabaja alrededor del mundo mapeando las zonas para las empresas.

"La cantidad de asesoramiento de proyectos en 2022 fue brutal y en 2023 y 2024 ha caído muchísimo", añade Rivera, que expresa que "hay un montón de Documentos Iniciales de Proyecto en cajones a la espera de que arranque la subasta". Y remata que "el mal estado catalán en renovables necesita un golpe de timón" que podría estar en parte en la eólica marina. "La industria se puede ir allá donde estén las renovables, pues allí la energía será mucho más barata", completa. 

Presentaron entonces comunidades autónomas y patronal varias alegaciones al marco normativo. Los empresarios piden que el contrato con el estado por el precio pactado dure más de 30 años, o al menos 30 años desde que entre en funcionamiento, y que los precios vayan adaptándose a la inflación. Además, tanto las comunidades autónomas como los empresarios quieren que se premie más la cadena de valor y el impacto social que el precio, con tal de que la subasta sea rentable. "La subasta contaba con poco detalle, necesitamos más seguridad jurídica", coinciden las fuentes.

La eólica marina flotante, que es la que debe desarrollarse en España, está todavía en fase de desarrollo y, tal y como explicaron en el acto del jueves, tiene varios modelos con diferentes ventajas e inconvenientes cada uno, así como existe poca información sobre el impacto ambiental de esta variedad sobre los ecosistemas marinos. El gigante danés Orsted ya anunció en febrero que se retiraba de España, entre otros mercados, en parte por los problemas financieros que afronta. 

Costes elevados 

El elevado coste de los parques eólicos marinos, cuya inversión es de miles de millones de euros, ha acusado mucho las subidas de los tipos de interés, ya que requiere una gran financiación, y de los precios de las materias primas, por lo que los actores consideran clave que se paguen precios competitivos por el KWh, "o si no las subhastas quedarán desiertas", coinciden varias voces del sector, "como ha sucedido en alguna subasta de Reino Unido". Este mal ya afectó a la eólica onshore, y sobre todo a los fabricantes, pero el riesgo es más elevado porque el offshore es aún más caro. 

En 2023, se confirmaron 30.000 millones en inversiones en eólica marina en el mundo y se construyeron  4,2 GW solo en Europa, mientras España sigue sin arrancar. Mientras Colombia y Portugal se han lanzado a la eólica marina en los últimos años y podrían tener subastas públicas paralelamente a España, Dinamarca lanzó una nueva subasta eólica la semana pasada para adjudicar hasta 6 GW más de los 2,7 que ya tiene. 

Antes de que se inicie la carrera industrial que podría llevar turbinas a la Costa Brava, única zona catalana habilitada para instalar turbinas, se instalará en la misma zona, bautizada como LEBA 2, un proyecto piloto lanzado por las administraciones públicas, el PLEMCAT. Servirá para probar la tecnología de la eólica marina flotante en la zona, está a punto de dar a conocer los candidatos a licitación y premiará que la cadena de valor sea local. La inversión esperada es de 42 millones de euros y debe estar listo en 2026. 

18 empresas y 5.000 kms

Costas de Canarias, Galicia, mar de Alborán andaluz y costas menorquinas están trazadas también como posibles mares donde instalar eólica marina en yn total de casi 5.000 quilómetros cuadrados de espacio marítimo.  

En total, tal y como se puede comprobar en la web del ministerio, son 18 las empresas que están registradas en el ministerio y que aspiran a ocupar un lugar en este negocio todavía por nacer en España con hasta 40 proyectos que esperan ocupar el mar con turbinas en las seis regiones que quedan a partir de ahora operativas. Por orden de proyectos empezados, Grupo Cobra, con nueve proyectos, Capital Energy, con seis, Iberdrola (cuatro), la colaboración entre Bluefloat i Sener (cuatro), Ferrovial (tres), Abei Energy (tres), Saitec (dos), EDPR y Engie (dos), Enerocean (dos), Greenalia (uno) Magtel (uno) e Iberblue Wind (uno) son las empresas que están preparadas detrás de la línea de salida de una carrera milmillonaria.

Pero aunque al abrir a información pública la subasta el pasado mes de febrero el Gobierno reafirmó su compromiso de tener tres gigavatios generados sobre el mar en 2030, los implicados recelan. "No va a llegar a 2030", dice convencido Ametller, de Sener. "O arranca ya, o no llegamos de ninguna manera", coinciden Couñago, de Bluenewables, y Arcadi Romero, de Simply Blue Group, empresa irlandesa que también ha "enfriado" sus recursos destinados al inicio en la carrera española al ver los retrasos. Esa es la tónica.