La imagen del presidente del Govern, Salvador Illa, charlando entre sonrisas y en corro con los directivos de las energéticas del Ibex-35 es exactamente lo que quiere transmitir. Un clima "de estabilidad" para atraer grandes inversiones que saquen a Catalunya del fracaso en renovables y reimpulsen la industria del país, en la línea de lo que piden los informes Draghi y Letta para toda Europa ante unos Estados Unidos cada vez más proteccionistas. Y solo unos días después de que la caída del gravamen a las energéticas las llevara a desbloquear 1.700 millones en inversiones, y también del anuncio del gran impulso económico para movilizar 18.500 millones en inversiones de Illa. Lluvia de millones para Catalunya.
El buen clima se hizo evidente este lunes en el cierre del simposio de la Fundación para la Sostenibilidad Energética y Ambiental (Funseam), celebrado en la sede de Foment en Barcelona. El presidente de Repsol, Antoni Brufau, daba paso al cierre del acto de Illa elogiando "la ilusión" y "el optimismo" que transmite con anuncios como el del viernes pasado, cuando anunció que relanzará la economía catalana con inversiones de 18.500 millones de euros. "Seguro que nos contagia", dijo.
Minutos después, en la risa corro, participaban al presidente de Repsol, Antoni Brufau, el de Naturgy, Francisco Reynés, el de Enagás, Antoni Llardén (también presidente de Funseam), el presidente de la patronal del gas Sedigas, Joan Batalla, el scretari de Estado de Energía, Joan Groizard, y también el CEO de Cementos Molins, Marcos Cela y el presidente de Foment, Josep Sánchez Llibre.
Solo habían pasado tres días de aquel anuncio, que cerraba una semana en la cual, coincidentemente, Repsol, Endesa y Moeve (antes Cepsa) habían desbloqueado importantes inversiones energéticas e industriales en Catalunya de hasta 1.700 millones de euros después de que fuera rechazado en el Congreso l'''impuestazo' a las energéticas por el esfuerzo de Junts.
Un momento de sintonía
Un momento idóneo para lanzar un mensaje claro en un acto centrado en las renovables, asunto muy pendiente de Catalunya: Haced vuestra parte ayudando a hacer las inversiones. Nosotros crearemos un clima de certeza y estabilidad".
Consciente que ni la ecoplanta de metanol renovable y la hidrogenera de Repsol, ni las inversiones en redes de Endesa ni las plantas de biometano de Moeve son suficientes para corregir el gran déficit de Catalunya en renovables, Illa quiere que se extienda la voz: será más fácil y rápido hacer renovables e industria.
Instalar, de hecho, 12.000 MW de renovables para alcanzar de cara a 2030 el 50% de la electricidad con renovables era uno de los principales objetivos del ambicioso plan de impulso a la economía presentado por Illa el viernes.
La "simplificación reguladora" tiene que ser uno de los motores del cambio ante un atasco de proyectos renovables propiciado por la maraña de trabas administrativas y quejas del territorio. El otro, las ayudas a la inversión.
"Una Catalunya sostenible y responsable"
"El viernes pasado, el presidente nos expuso su visión de una Catalunya sostenible y responsable a que comparta riqueza, lo hizo contagiándonos de optimismo e ilusión", le reconocía Salpicáis durante su intervención. Antes, había pedido "combinar transición energética con productividad".
Marteen Wetselaar, CEO de Moeve, advertía justamente unas horas antes que, no solo en Catalunya, sino en Europa, "el peor enemigo de la transición energética no es Trump, sino las trabas administrativas.
Otra voz de lo Ibex-35, fuera de micrófonos, reconocía que "se agradece ver un ambiente en el cual hay ganas de atraer inversiones". Y señalaba que la empresa revisa con la conselleria de Territorio y Transición Ecológica qué proyectos de renovables encallados puede reactivar.
Todo en un acto donde las más diversas voces europeas, del ámbito público y privado, coincidían en la importancia de invertir en renovables en Europa. No solo para la descarbonización, sino porque, como no hay combustibles fósiles, es la forma más barata y eficaz de obtener soberanía energética y que bajen los precios de la energía para los consumidores y para la industria.
Un caso complicado
El reto no será fácil ni para Catalunya ni para Europa. Pero dentro de un estado español que brilla por su ritmo en energía renovable, que representa la mitad de su electricidad, el caso catalán es especialmente grave. Genera un porcentaje de renovables más tres veces inferior al español, del 16%, y el año pasado, para poner el ejemplo más reciente, solo se instalaron 79 MW de renovables. Con unos 3.800 MW de renovables instalados, las aspiraciones de Illa suponen hacer en cinco años cuatro veces más trabajo de la que se ha hecho en los últimos 20 años.
Y eso en un contexto en el cual se acaban los Fondos Next Generation y la Unión Europea, aunque ya ha apuntado que quiere estimular especialmente las energías verdes, tiene que encontrar un nuevo modelo de estímulo. Lo ha dicho también durante la sesión de este lunes el ex primer ministro italiano Enrico Letta.
"Después de los fondos, volvemos a la normalidad de presupuestos", ha dicho Letta, que ha apuntado que aunque en el Sur de Europa hay consenso de volver a subvencionar la industria local, este consenso no existe en otros países del Norte y del este de Europa. Hacen falta, ha dicho entre 615.000 y 800.000 millones de euros de inversión en Europa cada año por alcanzar este ritmo.
España, mientras tanto, saca pecho del hecho de que "uno de cada 4 millones de euros ahorrados por el ahorro de combustibles fósiles" salen de aquí, palabras del secretario de Estado de Energía, Joan Groizard. Recordaba que la recientemente publicada Brújula de la Competitividad, de la Comisión Europea, "situaba el cambio climático, la agenda verde y la seguridad económica de la transición energética como prioridades".
El presidente de Funseam, Antoni Llardén, también presidente de Enagás, destacaba al inicio de la mañana que "la energía es la clave del orden". "Si reforzamos la soberanía estratégica, reforzamos la soberanía industrial", decía, pocos días después de anunciar una ampliación de la red troncal de España para el H2Med que tiene que llevar hidrógeno renovable al resto de Europa.
Pocos minutos después, el presidente de Naturgy, Francisco Reynés, recordaba que "lo que haga Europa en los 5 próximos años marcará lo que pase en los siguientes 50", idea que fue recuperándose a lo largo de la jornada y que aparecía a la Brújula de la Competitividad de la Comisión Europea. Recordaba que España necesita movilizar 300.000 millones para cumplir la revisión de su Plan Nacional Integral de Energía y Clima (PNIEC).
Y pedía a las administraciones "crear condiciones para atraer el capital con una máxima visibilidad reguladora y un fomento de la inversión y la estabilidad que permitan un retorno". Más o menos, lo que prometía Illa.
Dentro de la jornada, en este contexto de sintonía, solo hubo una demanda que no parece tan clara para el Govern. La del presidente de Foment, Josep Sánchez Llibre, de ampliar el ciclo de vida de las centrales nucleares. Una petición que tiene todo el sentido teniendo en cuenta que la mitad de la energía catalana se genera con lo que generan las centrales de Ascó y Vandellòs I que ni el más optimista de los pronósticos apunta que esta electricidad se pueda cubrir con renovables antes de sus cierres previstos para 2030, 2032 y 2035.