"Buscamos dar una segunda vida a los tejidos y preservar los recursos del planeta". Con este lema se presentan Gonzalo Sáenz Escudero, Marta Iglesias y Mònica Rodríguez, tres extrabajadores de grandes multinacionales que decidieron embarcarse en un nuevo proyecto para reducir los residuos textiles. Reciclaje y moda son dos palabras que, en un principio, podrían parecer antagónicas. Por el contrario, para los tres emprendedores van de la mano. Sáenz, Iglesias y Rodrigíguez decidieron fundar a la start-up Recovo para dar una segunda vida a los tejidos, ofreciendo así una solución al problema del desperdicio textil que vive la industria de la moda. ¿El motivo? Las dos chicas habían trabajado en un par de empresas de Inditex y conocían de primera mano las actividades que llevan a cabo a las grandes multinacionales del sector de la moda y Sáenz había estado en plantilla de compañías como L'Óreal. "En Recovo se pone el foco en la sostenibilidad, pero especialmente de cara al escaparate, no en la producción", aseguran los emprendedores.

¿Cuál es el objetivo de la empresa? El negocio cuenta con una gran oferta de tejidos y tecnología para facilitar a sus usuarios la experiencia de compra. En este sentido, las marcas pueden encontrar fibras naturales, recicladas o sintéticas, telas estampadas y de colores. ¿Cómo lo hacen? Todas las telas que los vendedores no han podido vender o comercializar, desde Recovo les dan una segunda oportunidad, facilitando así la circularidad en el sector, transformando los residuos textiles en recursos con el menor impacto posible. La compañía, fundada en Barcelona con una inversión inicial de 25.000 euros, cuenta con más de 460 clientes internacionales, entre los cuales se encuentran empresas como About You, Victoria, Pronovias, Hemper o Sepiia.

Excedentes textiles

Hoy en día facturan en más de 16 países de la Unión Europea de forma recurrente y muestran a sus usuarios la trazabilidad de los materiales y su impacto medioambiental ahorrado (agua, CO2, químicos, residuos) a la hora de escoger un tejido ya existente. Recovo cuenta con 12 trabajadores y, después de haber cerrado una primera ronda de inversión a inicios del 2021, ahora tiene el objetivo de convertirse en el partner definitivo de la circularidad para la industria de la moda, facilitando la implantación de las 7R (rediseñar, reducir, reutilizar, reparar, recuperar, renovar y reciclar) en los diferentes puntos de la cadena a través de la tecnología.

Según datos de la start-up, cada año se generan más de 92 millones de toneladas de residuos textiles, la cantidad equivalente al peso de 18 millones de elefantes. Por este motivo, desde la compañía barcelonesa hacen bandera que desde que salieron al mercado han ahorrado más de nueve millones de litros de agua y han conseguido recuperar más de 250.000 metros cuadrados de rechazo textil con las ventas de su plataforma.

Gonzalo Sáenz Escudero, Marta Iglesias y Mònica Rodríguez, fundadores de Recovo
Gonzalo Sáenz Escudero, Marta Iglesias y Mònica Rodríguez, fundadores de Recovo

"La moda de la moda rápida"

¿Los objetivos? Continuar con su expansión internacional e invertir en tecnología para mejorar su marketplace. "Queremos convertirnos en un referente en la circularidad en moda". De hecho, recientemente Mango ha invertido en la start-up especializada en la venta de excedentes de tejidos. El acuerdo incluye un programa de aceleración y un crédito participativo convertible. "Los emprendedores podrán conocer de primera mano el funcionamiento de Mango, además de recibir sesiones de asesoramiento y monitorización", describieron desde la firma de Isak Antic. A principios de año, la Comisión Europea dio luz verde a su estrategia sobre los Productos Textiles Sostenibles y Circuló que afirma que, para el 2030, "la moda rápida deberá haber pasado de moda" y se creará con la finalidad de "hacer que los textiles sean más duraderos, reparables, reutilizables y reciclables para acabar con el fast fashion, el rechazo textil y la destrucción de los productos textiles no vendidos".

Además, en el 2030 todas las piezas deberán tener un porcentaje mínimo de fibras recicladas, se prohibirá la destrucción de los productos no vendidos, se introducirá un pasaporte digital para las piezas y habrá controles para que las piezas que dicen ser sostenibles lo sean. "Tristemente, tenemos toda clase de materiales y es por el modelo de producción que tiene el sector", acaban desde la firma catalana. Cabe recordar que en 2015 la industria de la moda ya era la responsable del consumo de 79 billones de metros cúbicos de agua, 1.715 millones de toneladas de emisiones de carbono y 92 millones de toneladas de residuos, según los datos recopilados por el Parlamento Europeo en un informe en el cual alertaba del incremento del 50% de estas cifras por el 2030 si el modelo de negocio no cambiaba.