"Diego y yo nos conocimos en otra empresa, empezamos a trabajar el mismo día y entre nosotros hubo muy buena conexión". Así empieza el empresario Falk Siegel a explicar los inicios de Kleta, la compañía de suscripción de bicicletas fundada el año 2020, cuando estalló el coronavirus. "La idea de Kleta nace antes de la covid-19 por un problema que nosotros mismos teníamos como propietarios de una bicicleta. Vivíamos con el miedo a que nos la robaran o llegábamos tarde al trabajo y a otros lugares porque no teníamos donde dejarla", prosigue el emprendedor en una entrevista para ON ECONOMIA. Con estas dos premisas y con ganas de seguir pedaleando nació Kleta, que actualmente cuenta con más de 2.300 suscriptores activos repartidos en tres ciudades: Barcelona, Valencia y Sevilla.

¿Cómo funciona? "Con Kleta te suscribes a la web, escoges la bicicleta y te vas a los puntos físicos que tenemos a buscarla. El cliente puede escoger si quiere una bicicleta eléctrica o no y se le ajusta en función de cada uno. Nuestro distintivo es que la rueda delantera es amarilla y cuenta con un sistema antirrobo para que el usuario la pueda dejar donde quiera. La pueden aparcar en el garaje, delante de casa o atarla a una farola, a nosotros nos da igual porque tenemos un sistema para que nadie se las pueda llevar, apunta.

Expansión de Kleta

La start-up nació en Barcelona porque desde el primer día los dos emprendedores le vieron un "potencial enorme". "Nosotros queremos cambiar la vida de los usuarios y transformar la ciudad. Barcelona es una ciudad de bicis y queremos que su impacto cada vez sea mayor". Kleta, que cuenta con 35 trabajadores, prevé acabar el año con 2.500 suscriptores activos y tiene previsto expandirse a otras ciudades más adelante. El público objetivo es gente de entre 35 y 45 años. "No es un perfil ni muy joven ni mucho viejo, son trabajadores que solían ir en transporte privado y que ahora han apostado por la bicicleta", explica Siegel. Desde las administraciones públicas ya se han puesto en contacto con ellos y argumenta que algunos políticos de la Generalitat utilizan sus servicios. "Creemos que Barcelona tiene el potencial para convertirse en el Ámsterdam del mañana, pero hace falta más conciencia en el ámbito de la movilidad", puntualiza.

Dos rondas de financiación

Un año después de salir al mercado, el negocio cerró una primera ronda de financiación valorada en 400.000 euros. La inyección de capital estuvo liderada por el portero alemán del Futbol Club Barcelona Marc-André ter Stegen, que se adentró en el proyecto para ayudar a fomentar el uso del transporte sostenible en la ciudad. "Es la primera vez que invierto en una start-up, así que esta apuesta es un nuevo desafío para mí. Durante los dos años que viví en el centro de Barcelona me desplazaba en bicicleta y era complicado encontrar aparcamiento. Además, veo que los ciudadanos cada vez se mueven más en bici y, en el último año, se han ampliado los carriles especiales para bicicletas", indicó el futbolista después de cerrarse la operación.

A principios de este año, Kleta cerró una segunda inyección de capital de 2 millones de euros, en este caso liderada por el Fondo Bolsa Social y el jugador de baloncesto Marc Gasol. "El valor principal de Kleta es que es una empresa valiente porque apuesta y lucha para hacer nuestras ciudades un poco mejores. No solo contribuye con el medio ambiente, sino que además lo hace de forma profesional, atrevida y promocionando un estilo de vida saludable", señaló el deportista después de hacerse pública la noticia.

Falk Siegel y Diego Casabe, CEO's de Kleta | Foto: Kleta

Contaminación en las ciudades

¿Y, hasta ahora, no existía nada parecido? "A ver, en Barcelona está el Bicing que funciona muy bien, podría decir que es uno de los servicios compartidos de bicicletas con mayor calidad de Europa, pero está el problema de los robos, de dónde aparcarla y de la oferta y la demanda", asegura Siegel. "Aquí las condiciones climáticas son favorables y cada vez hay más calidad de vida, los coches van desapareciendo y los carriles bici van proliferando", continúa. Aun así, añade que en España "todavía le queda recorrido" y que no es un trabajo "de un día para el otro". "Desde los inicios teníamos muy claros nuestros objetivos: la sustitución de los vehículos de combustión por la bicicleta, sobre todo en las grandes ciudades, responsables de gran parte de la contaminación proveniente de gases de combustión", declara el emprendedor. 

La compañía empezó a pedalear en un pequeño local de la Barceloneta en 2020 y a principios de junio de este 2022 inauguró una nave de 700 metros cuadrados en el distrito de Sant Martí para instalar las oficinas centrales y el taller de reparaciones de bicicletas. Paralelamente, la start-up cuenta con dos tiendas, una en el distrito de Gracia y otra en el Clot, donde los clientes puedes probar las bicis, adaptarlas según les convengan y añadirle los complementos que necesiten como un sillín para los más pequeños o una cesta delantera.