Un unicornio es un ser mitológico que se representa como un caballo blanco con un cuerno delantero. A menudo va acompañado de un arcoíris y todo lo que le rodea forma parte de un entorno maravilloso. Lo mismo pasa con los centauros, los pegasos y los decacornios. Son seres legendarios que, más allá de aparecer en las películas y en los libros, nadie ha podido demostrar que los haya visto nunca. Por el contrario, en el ecosistema emprendedor estos animales tienen significado propio y algunos emprendedores, inversores y expertos en el sector afirman que los ven a menudo. ¿Cómo es posible?
Desde hace una década, la nueva economía se ha visto obligada a catalogar los negocios emergentes. En el mundo startupero para hablar de compañías de vivienda se usa el término proptech, para separar los negocios de finanzas se habla de fintech y las insurtech son las empresas de seguros. En este sentido, los unicornios, centauros o minotauros ya no solo son animales mitológicos, en el ámbito de la nueva economía son empresas que se dividen en función de su valoración.
Un unicornio, que para la gran mayoría de personas sería un animal mitológico parecido a un caballo, pero con un cuerno en frente, para los emprendedores, es una empresa con una valoración superior a los 1.000 millones de dólares. Este concepto lo inventó Aileen Lee, fundadora de Cowboy Ventures, quien en el año 2013 definió por primera vez este concepto y afirmó que cada año cuatro compañías pasaban a formar parte de esta lista. En general, se trata de compañías que se han financiado con capital privado y destacan por su carácter innovador, han apostado por un crecimiento acelerado y por tener un mercado muy grande. En España hay 11 unicornios y más de un millar en todo el mundo.
Zoológico de empresas emergentes
El término unicornio fue el primero, pero el zoológico y la jerga ha ido creciendo. A medida que las empresas fueron haciéndose grandes, la imaginación de los economistas también lo hizo. Fue entonces cuando aparecieron los decacornios, que son aquellos negocios que han superado los 10.000 millones de dólares. Airbnb, Uber o Pinterest serían algunos ejemplos. Meses más tarde, Dave McClure, empresario e inversor americano, incorporó algunos seres más a la fauna de las start-ups. El directivo bautizó a las empresas emergentes valoradas en entre 100 y 1.000 de dólares con el animal de centauros. Ahora bien, los creadores de esta jerga también hablan de dragones, ponis, cebras, camellos e incluso de zombis.
Dragones, por ejemplo, es un concepto que apareció en el 2014 y son aquellos unicornios que han podido devolver a sus inversores el 100% del capital. Por el contrario, cuando las firmas unicornios han conseguido los 1.000 millones de dólares poniendo únicamente el dinero que han recaudado en una cuenta corriente, entonces pasan a ser minotauros. La web Axios contabilizó 59 minotauros a principios del 2019 y puso como ejemplo al consorcio chino Alibaba. McClure, el año 2015, también habló de los dinosaurios, aquellas empresas que, según él, ya han salido a bolsa, cuentan con capital público y en muchos casos están sobrevaloradas. Hoy día estos negocios se encuentran extinguidos o en vías de desaparición.
Más a pequeña escala estarían los ponis, que serían las start-ups con una valoración por encima de los 10 millones de dólares y por debajo de los 100. Aparte, también hay las cebras, que son aquellas compañías que tienen el objetivo de crecer, ser rentables y generar beneficios a sus accionistas. Este tipo de negocios están interesados en resolver problemas profundos y en reparar sistemas sociales. Igual que una cebra de color blanco y negro, estas empresas buscan el equilibrio entre el crecimiento y el impacto social. En el argot de las nuevas economías también está el camello, que son las firmas emergentes que son capaces de pasar largos plazos de tiempo sin inversión porque su producto ya es rentable por sí solas; al igual que un camello, que puede estar días y días sin beber agua en el desierto. Finalmente, también hay los zombis, que son aquellas que se sostienen a través de subvenciones o financiación de capital de riesgo.
Unicornios en España
Otros conceptos que han salido en los últimos años son los pegasos, aquellas compañías que son tan rentables que pueden utilizar sus ganancias para volar tan alto que se pueden saltar múltiples rondas de financiación, los rinocerontes, que son aquellas que se hacen pasar por unicornios, pero que no lo son y finalmente las gacelas, que serían las start-ups que experimentan un crecimiento rápido y rentable con un equipo pequeño. A diferencia del resto, el requisito para ser considerado de esta categoría es ser una start-up TECH fundada en África.
Según el último informe de PwC, desde el año 2012 el ecosistema emprendedor español ha crecido exponencialmente, multiplicando por 20 su valor. Si hace una década este era de más de 4.300 millones de euros, este año ha aumentado hasta los más de 83.000 millones, el equivalente al 14% del valor del IBEX 35. Actualmente, en el país hay once unicornios y está previsto que la cifra se multiplique a finales del próximo año. Los principales retos a los cuales se enfrentan las empresas para conseguir este hito son la regulación, el acceso a capital y el talento, aunque ya hay más de una docena de negocios a punto de conseguir la valoración de los 1.000 millones de dólares.