Tal dia com avui de l’any 1924, fa 95 anys, la representació dels estudiants de l’Escola d’Arts i Oficis, i de l’Escola del Treball, situades a Barcelona i creades per la Mancomunitat, es reunien amb Alfons Sala i Argemí, president de la institució nomenat a dit pel dictador Primo de Rivera poc després del cop d’estat de setembre de 1923, i li lliuraven un document signat per tots els alumnes que, segons la premsa de l’època, deia: “Exponen el caso en que se han visto de abandonar las clases, por hablárseles ahora en un idioma en que no entienden tan claramente las explicaciones del profesorado como cuando la enseñanza se daba en la lengua catalana”.
En aquell document, els alumnes no tan sols no es negaven a conèixer el castellà, sinó que aportaven una solució, i deien que “que se permita a los profesores dar sus explicaciones en catalán, como lengua de enseñanza y de relación. Y como entendemos que es bueno saber y comprenden bien el castellano, se podría establecer una enseñanza seria del idioma oficial (referit al castellà) al lado de las enseñanzas técnicas hechas en idioma catalán, y haciendo notar que los profesores han tenido siempre bueno saber y comprender bien el castellano para los alumnos que no entienden el idioma popular de Cataluña”.
Tot i això, Sala i Argemí es despatxava afirmant que “todos los ciudadanos (...) han de acatar las órdenes del poder público”, i que “estas órdenes (...) más que a la fuerza, se han de cumplir con el convencimiento de que interesa a los alumnos, y muy especialmente a los obreros, que por medio de la cultura, de la honradez y del trabajo han de elevar su condición y ser útiles a la sociedad y a la patria, entender y hablar la lengua castellana”; i que “es en interés de los obreros, de su cultura y de su porvenir que se familiaricen con aquel idioma". I finalment, es justificava dient que “hijos de otras regiones de España, han venido a Barcelona (...) y sería injusto cerrarles el camino de la cultura”.