Unas 2.000 personas, según cifras de la Guardia Urbana, han participado el miércoles por la noche del botellón de Navidad que se organiza de manera espontánea desde el 2021 en la calle Mandri de Barcelona. El cuerpo de seguridad municipal ha cortado la calle para evitar complicaciones con el tráfico.

El encuentro ha empezado en torno a las ocho de la tarde, y pocos minutos después, la calle de la zona alta de Barcelona ya acumulaba centenares de jóvenes bebiendo. Los asistentes han comprado las bebidas en los mismos supermercados de la zona y en los bares, que ofrecían bebida para llevarse durante esta jornada. "Es esto cada año", han asegurado a algunos vecinos, resignados, algunos con más enfadado que otros, por la fiesta que reciben cada Navidad al lado de sus casas.

El año pasado, de madrugada, los agentes desalojaron a un millar de jóvenes, en el tercer año consecutivo de la aglomeración del 25 de diciembre, en esta calle de la Bonanova, del distrito de Sarrià-Sant Gervasi. Este año, para evitar situaciones más complejas, se han cerrado todas las terrazas de los bares de la zona. El desalojo del año pasado se hizo sin incidentes hacia la una de la madrugada.

Quejas para permitir una fiesta 

Además de las quejas de los vecinos, con los primeros vídeos de la acumulación de jóvenes en las calles, muchos usuarios en las redes se han mostrado incrédulos ante la gestión de la Guardia Urbana, que ha cortado los accesos a la vía, permiten que se desarrolle este botellón improvisado sin complicaciones en un primer momento. Sin embargo, a las 00:45, los agentes han desalojado a los jóvenes sin incidentes.

Eso se debe a un acuerdo del Ayuntamiento de Barcelona con los restauradores de la calle Mandri, que se han puesto de acuerdo al cerrar todas las terrazas a las 17 h de la tarde, a más de asegurarse que no se supere el aforo interior de los locales abiertos y de cerciorarse que ninguno de los clientes salga a la calle con bebidas, una situación que se ha desbordado ante la afluencia de personas.