Este miércoles, 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, la Sagrada Familia vivirá un hecho excepcional, el encendido de la estrella que corona la torre de la Virgen, que se instaló el pasado 29 de noviembre. La nueva torre se inaugurará oficialmente hacia las ocho de la noche, una vez se accione la iluminación, que está previsto que se encienda cada día del año, marcando un nuevo hito luminoso que cambiará el skyline de Barcelona.
Con todo, cuando ya se llevan 139 años de construcción y todavía no hay fecha de finalización —la previsión de acabar las obras en 2026 se ha descartado por la reducción de ingresos a causa del coronavirus—, la finalización de la torre de la Virgen supone solo llegar a la mitad de las torres previstas, ya que es la que hace nueve del total de dieciocho, doce dedicadas a los apóstoles —de las cuales están terminadas ocho—, cuatro a los evangelistas, una a la Virgen y la última y más alta de todas, la dedicada a Jesucristo.
Conviene recordar, en todo caso, que el objetivo de llegar a la mitad de las torres no supone que las obras se tengan que alargar un siglo más, ya que casi todas las todavía pendientes están en una fase avanzada de construcción, con la previsión de terminar otra a principios de 2022.
Doce apóstoles, pero con un poco de trampa
Con respecto a las torres dedicadas a los doce apóstoles, cabe apuntar que hay un poco de trampa, por dos razones. La primera, Judas Iscariote, el apóstol que traicionó a Jesús, no merece, por razones obvias, una torre en la Sagrada Familia; la segunda, los apóstoles Juan y Mateo se convirtieron posteriormente en evangelistas, y, por lo tanto, su sitio comparte espacio con Lucas y Marcos rodeando la torre de Jesús. Las torres apostólicas fueron completadas con tres suplentes: san Bernabé —uno de los setenta discípulos—, san Matías —sustituto de Judas Iscariote— y san Pablo —Pablo de Tarso, el apóstol de los gentiles.
Estas son, por grupos, las torres que tendrá la Sagrada Familia una vez terminada.
Son las más antiguas de todas, ya que se terminó todo el conjunto en 1930. De hecho, Gaudí incluso llegó a ver una acabada, la de la izquierda mirando hacia el portal desde la calle Marina, dedicada a san Bernabé, finalizada en 1925, un año antes de la muerte del arquitecto. Las otras tres —siempre de izquierda a derecha— están dedicadas a san Simón, san Judas Tadeo y san Matías. Hay que observar que de los cuatro santos mencionados, en realidad solo dos fueron apóstoles titulares de Jesús, Simón y Judas Tadeo, pero Bernabé y Matías también hicieron méritos para tener su torre. Las dos centrales tienen una altura de 107 metros, y las de los laterales, 98.
Las cuatro torres de la fachada de la Pasión, la de la calle Sardenya, conformaron el segundo avance importante en la construcción, ya que su culminación permitió empezar a captar la magnitud volumétrica del templo expiatorio. Fueron finalizadas en 1976 y hasta la culminación de la Torre de la Virgen eran las más modernas. Están dedicadas, de izquierda a derecha mirando a la fachada, a los apóstoles Santiago el Menor, san Bartolomé, san Tomás y san Felipe, y sus alturas son algo superiores a las del Nacimiento: 112 metros en las centrales y 107 metros en las laterales.
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En esta fachada que da en la calle Mallorca, aun está todo casi por hacer, ya que sus torres son las que todavía tienen más trabajo por delante. La que tiene que ser la entrada principal a la basílica será probablemente la última en finalizarse, ya que aparte de la construcción hay que resolver también la eventual expropiación de las viviendas de delante para poder hacer una escalinata o rampa de acceso. Estarán dedicadas a san Andrés, san Pedro, san Pablo y Santiago el Mayor. La altura prevista será sensiblemente superior a las de la fachada de la Pasión, ya que se mantiene una progresión entre ellas.
Las torres de los cuatro evangelistas están dedicadas a san Marcos, san Lucas, san Mateo y san Juan y estarán coronadas por los símbolos que les identifican a cada uno: el león (Marcos); el buey (Lucas); el ángel (Mateo) y el águila (Juan). Sus alturas finales serán los 135 metros de altura y con toda probabilidad serán las siguientes en ser inauguradas, dando bastante sentido al pomo central. De hecho, la Junta Constructora de la Sagrada Familia ya ha anunciado que en el primer trimestre del 2022 ya estará finalizada la correspondiente a san Lucas, mientras que las otras van subiendo más o menos al mismo ritmo.
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Es el gran objetivo de la Sagrada Familia de este 2021. Con sus 138 metros de altura, está llamada a convertirse en el nuevo símbolo del templo y, por extensión, de la ciudad de Barcelona. Coronada el pasado 29 de noviembre e inaugurada este 8 de diciembre, su principal peculiaridad es la impresionante estrella de doce puntas de su cúspide, que conformará un punto de referencia del skyline barcelonés al estar iluminada con una luz blanca visible desde kilómetros de distancia, lo cual ha hecho aumentar las quejas por posible "contaminación lumínica". Esta torre está vacía por dentro, ya que su misión es la de iluminar con luz natural el altar mayor, y por eso no será visitable, como sí lo son las otras ocho construidas hasta el momento.
Será la gran culminación de la Sagrada Familia y la parte más visible, ya que será la torre más alta de todas. Su altura alcanzará los 172,5 metros, justo medio metro por debajo de la montaña de Montjuïc, con la intención devota de no superar con la obra del hombre la creación divina. Será la construcción más alta de Barcelona, superando los 154 metros de las dos torres de la Vila Olímpica y estará culminada por un terminal de 17 metros de altura y 13 metros y medio de anchura, coronado por una cruz de cuatro brazos. Se podrá acceder por una escalera de caracol y su interior podrá visitarse.