"Cuando asumes responsabilidades, entiendes la complejidad de muchas cosas que antes no entendías". Esta es la frase que resume el primer año de gobierno d'Ada Colau, que ha admitido a RAC1 el día del aniversario de las elecciones municipales en que salió elegida, que ahora "tiendes a empatizar con cualquier alcalde o alcaldesa porque se pide mucho a los ayuntamientos".

Colau ha felicitado "modestamente" a su gobierno porque, a pesar de estar en minoría, "han puesto en marcha políticas de cambio en todas las esferas" y se ha mostrado agradecida a las izquierdas para dar apoyo a varias iniciativas que su gobierno ha presentado, como parar la "fuerte" subida del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI), crear "más empresas que nunca en Barcelona", incrementar las exportaciones y reducir el paro, aunque "no suficiente".

"Es para hacer estas políticas que nos han votado", ha querido recordar para dejar claro que la ciudadanía votó también otras fuerzas y que, por eso, "tenemos que buscar el máximo de alianzas".

Confianza en la Urbana

Después de la crisis abierta dentro del cuerpo de la Guardia Urbana cuando Colau entró en el gobierno, en el que muchos agentes se mostraron descontentos por su presencia, y después de que en su primer acto oficial en julio del año pasado admitiera que hay que "llevan años dejándose la piel al servicio de esta ciudad", hoy la alcaldesa ha reconocido que confía en ellos y que, en este año de aprendizaje, "ellos han notado que nos hemos acercado y yo he visto mucho del trabajo invisible que hacen, que es cotidiana y poco reconocida".

Con estas melosas palabras, Colau se ha mostrado esperanzada con qué los agentes no convoquen una huelga contra su gobierno, después de que el tercer teniente de alcalde, Jaume Asens, llamara el viernes pasado a la abogada del policía herido para instarla a no pedir prisión por el mantero que lo agredió. Además, ha dejado claro que ella no pedirá que dimita porque no tiene constancia que se haya "extralimitado" de sus funciones.

Ahora bien. Sí que ha reconocido que "lo que quizás ha sido un error es que se haya implicado a un teniente de alcalde y no una persona de los servicios jurídicos" y ha aprovechado por|para, otra vez, condenar la venta ambulante de productos ilegales.

Calles pacificadas

Uno de los objetivos del gobierno de Colau es mejorar tanto el transporte público como los carriles bici, así como trabajar con "calles pacificadas". Un punto caliente que trae cola al consistorio es la normativa de las terrazas, donde están buscando una alternativa que "satisfaga" todos los agentes, aunque, de momento, todavía no se haya resuelto.

Otro de los escenarios con que trabajan es el del comercio de proximidad. Consideran que "es un modelo a fortalecer, conservar y apoderar" y le atribuyen gran parte de la actividad económica de la ciudad así como de creación de empleo. Por eso no darán ningún tipo de apoyo a la construcción de grandes superficies comerciales, que lo único que hacen es "atentar contra el modelo de ciudad".

El turismo es otra cuestión que centra la atención del gobierno municipal. "Tenemos que cuidarlo y hacerlo sostenible" porque es un "gran activo" de Barcelona, ha asegurado Colau, y ha animado a los barceloneses a "dar usos ciudadanos" a Les Rambles "para que no se banalice su esencia", ya que es uno de los grandes atractivos internacionales de la ciudad condal.

Papel lamentable del Estado

La cuestión de los refugiados preocupa, y mucho, Colau, que encuentra "vergonzoso" e "indignante" que sólo vengan diez en Catalunya que se suman a los otros diez que irán al resto del Estado.

"Es evidente que podemos acoger mucho más y si nos lo repartiéramos sería sostenible para todo el mundo", ha querido dejar claro, pero se ha lamentado de que si eso no es así es porque, aunque están intentando acogerlos por la vía del visado humanitario, el Estado no se lo concede, que es quien lo tiene que hacer.

Por eso, e intentando medir sus palabras, ha tildado el papel del Estado de "más que lamentable" por las "excusas burocráticas" que se guarda bajo la manga con el fin de no acogerlos "mientras la gente está allí en las condiciones que está". "Tenemos la obligación jurídica de atender a estas personas, no sólo moral", ha recordado.