El Parque Zoológico de Barcelona vive en la actualidad una situación de profunda renovación que permitirá la puesta al día de las instalaciones dentro de un nuevo modelo de zoológico que permitirá superar del todo el viejo, ya obsoleto, de los parques zoológicos como espacios de exhibición de fauna exótica e incluso de explotación lúdica de los animales. Todo al contrario, el Zoo de Barcelona quiere convertirse en un referente en la preservación de la biodiversidad, actualmente la principal razón de ser de los zoológicos. En este sentido, el zoo barcelonés tiene como principales misiones, la intervención activa en la conservación, la investigación científica y la divulgación de la fauna salvaje.
Todo ello hace que el mismo zoológico ponga en marcha proyectos ambiciosos, como es la creación del BioBanc, el banco de tejidos y de células de animales que se puede convertir en referente del sur de Europa, pero también implica que tenga que dejar atrás instalaciones que, a pesar de formar parte de la memoria sentimental de generaciones de barceloneses, han quedado caducas y ya no tienen razón de ser.
Una de estas instalaciones es el Aquarama, el gran tanque de agua construido en la década de los 70 que durante años fue el hogar de la orca Ulises, uno de los animales más queridos del zoo de Barcelona después del inigualable Floquet de Neu, el gorila albino que durante años fue distintivo del zoo. En desuso desde el 2015 y absolutamente fuera de lugar en un modelo que no contempla el uso de cetáceos -los últimos delfines del zoo están ahora en València y Grecia- y todavía menos su explotación en espectáculos de cabriolas y malabarismos, el Aquarama está en la actualidad una instalación en semiabandono que tiene los días contados.
Gradas para el público y galerías subacuáticas
El gran tanque, con sus gradas para el público y sus ventanas por debajo del nivel del agua que permitían una visión subacuática de los movimientos de la orca y de los delfines desde galerías subacuáticas ya ha escrito su historia y será derribado el próximo verano.
"El Aquarama fue pionero en su momento, pero no tiene cabida en el nuevo modelo y la nueva filosofía del zoo", señala el director del Zoo de Barcelona, Sito Alarcón, en declaraciones en elNacional.cat, por lo cual ya se ha calendarizado su derribo. Las tareas de demolición empezarán en abril "con la retirada de todos los elementos reciclables, como escaleras o barandillas", y en junio, aprovechando las vacaciones de la Escola Parc de la Ciutadella -un colegio público prácticamente empotrado dentro del perímetro del parque zoológico-, se procederá al derribo, con la idea de finalizar los trabajos en septiembre.
Una vez en el suelo, el espacio liberado tendrá un uso provisional de "reserva de animales", ya que en todo el plan de reconversión previsto hasta el 2031 y que igual "se alarga uno o dos años más a causa del paro por la covid", habrá momentos en que habrá que mover los animales de sus hábitats. Es decir, allí donde durante una década larga Ulisses hizo disfrutar al público barcelonés con sus cabriolas, será a partir del próximo año un espacio donde poder situar diferentes especies de animales a medida que se vayan reformando sus espacios definitivos.
El hogar de Ulises
Para muchos barceloneses, el Aquarama está íntimamente relacionado con la orca Ulisses, un ejemplar macho que fue capturado el año 1980 cerca de Islandia y que actualmente vive su jubilación en el Sea World de San Diego (California, Estados Unidos). Según información de lo mismo zoológico, Ulisses llegó a Catalunya poco después de su captura, en virtud de una concesión de pesca que el gobierno islandés subastaba en aquellos tiempos y que permitió su adquisición por la empresa zoológica privada Rioleón Safari, de Albinyana (Baix Camp), que al cabo de poco comprobó que ya no podía mantener el animal en las condiciones adecuadas. Apunte al margen, el mismo Rioleon Safari, muestra del viejo modelo de parques zoológicos, fue del todo desmantelado el año 2015 y actualmente es sólo un parque acuático, sin animales, con el nombre de Aqualeon.
En julio de 1983 Ulisses llegó al zoo de Barcelona, "después de una complicada operación de transporte en que se tuvo que recurrir a la imaginación y a las técnicas más sofisticadas", según la misma web del Zoo. Durante los once años siguientes vivió en el gran tanque del Aquarama en armónica compañía de los delfines, pero finalmente el tanque se quedó pequeño para su tamaño, casi seis metros de longitud, de manera que, en una decisión que entristeció a muchos barceloneses, Ulisses emprendió el 9 de febrero de 1994 un viaje hasta San Diego, donde todavía vive. Eso sí, jubilado.
El nuevo modelo, el futuro del zoo
El zoo del futuro, de hecho el zoo del presente, tiene que ser un "equipamiento por conservar, hacer investigación y cambiar la actitud de la gente", sostiene Alarcón, que considera que un zoológico como el de Barcelona tiene que tener un papel de primer orden para "sensibilizar" la ciudadanía de la "pérdida silenciosa de la biodiversidad", y llamar la atención sobre hechos como en la actualidad hay más de 30.000 especies animales en peligro de extinción.
En este sentido, el director del zoológico barcelonés señala que en el caso de la capital de Catalunya le corresponde un papel de "preservación de lo que nos es más próximo", es decir, "la bioregión mediterránea", señalando que aunque no lo parezca, "está tan amenazada como la Amazonia".
El nuevo modelo del Zoo fue aprobado por unanimidad por el Pleno Municipal de Barcelona de mayo del 2019, justo al final del anterior mandato, con el objetivo de convertir el zoológico en centro de referencia de primer orden en bienestar animal a través de tres ejes clave de actuación: La educación y sensibilización en el respeto y la conservación de la naturaleza; la investigación y proyectos a la naturaleza que mejoren la situación de las especies y la conservación de la fauna autóctona, mediterránea y de aquellas especies del mundo que estén amenazadas o en peligro de extinción, poniendo énfasis en los primates y la biorregión del Sahel.