Uno de los efectos de la pandemia del coronavirus es que bares y restaurantes de la ciudad de Barcelona habrán conseguido multiplicar el espacio para sus terrazas después de años de batallarlo con consistorios de color político diverso. La necesidad de garantizar la distancia de seguridad y permitir al mismo tiempo a la restauración un mínimo de respiro económico comportó la ocupación de calzadas, que de rebote vieron cómo se minimizaba el espacio por el tránsito rodado. Mano de santo para la estrategia de los comunes.
Ahora bien, la herramienta para hacerlo no pudo ser menos desafortunada, los bloques de hormigón tipo 'new jersey' de chillón color amarillo convirtieron el espacio público y en especial las calzadas en una especie de zona de obras permanente donde las terrazas de los bares se habían bunquerizado, y todo eso sin contar con el peligro de accidentes de tráfico, especialmente denunciados por los motoristas a raíz de la muerte de uno de ellos en un choque en el cruce entre la calle Balmes y la Gran Vía.
Lo pagarán los restauradores
Finalmente, el anuncio del ayuntamiento de retirar estos bloques de hormigón ha empezado con un proyecto que ahora busca "dignificar" las terrazas que, al fin y al cabo, han llegado para quedarse. Eso sí, quien tendrá que pagar los cambios serán los propios restauradores, con la ayuda de una línea de subvenciones de 2 millones de euros.
Así, esta misma semana se han empezado a ensayar varios prototipos de plataforma que permitan consolidar la ampliación de terrazas en calzada hechas durante la pandemia. El objetivo, según explicó el jueves la teniente de alcaldía de Urbanismo Janet Sanz en declaraciones recogidas por la ACN, es decir adiós a los bloques de hormigón amarillos 'new jersey' y "dignificar" las casi 1.600 nuevas terrazas que se han permitido en calzada. En concreto, el Ayuntamiento ha codiseñado con empresas del sector cuatro modelos que se testearán en el espacio público con la idea de escoger los mejores modelos y empezar a instalar los primeros muebles definitivos durante el verano.
Sanz ha explicado que los diseños son de código abierto para que una vez homologados y probados los pueda fabricar cualquier empresa, aunque también se abren a homologar modelos propios que algunos establecimientos ya hayan adoptado y les haya requerido una inversión. En cualquier caso, ha añadido, el objetivo es ahora probar los diversos prototipos diseñados en once puntos repartidos por la ciudad y ver cuál funciona mejor para que la mayoría de ampliaciones en calzada opten por los mismos modelos.
Los cambios durarán un año
De momento, todavía hay margen para el cambio, que será opcional. A partir de junio de 2022, sin embargo, los establecimientos que quieran mantener las terrazas en calzada tendrán que disponer de algún tipo de plataforma, de manera que los elementos provisionales que las delimitan ahora, como los bloques de hormigón o los pivotes amarillos, desaparecerán entonces definitivamente.
Para incentivar y facilitar el cambio, el Ayuntamiento lanzará a lo largo del verano una línea de subvenciones en la instalación de terrazas en calzada por un valor total de dos millones de euros. Sólo se podrán acoger los titulares de terrazas y ampliaciones en calzada, y se otorgarán ayudas del 50% y en función de los requisitos de la convocatoria. Sanz ha remarcado, sin embargo, que el coste tiene que ir a cargo de los bares y restaurantes y que las ayudas están pensadas por quien no se pueda hacer cargo.
Por ahora, el consistorio no ha concretado qué coste podrá suponer por un establecimiento disponer de una de estas plataformas y, por lo tanto, tampoco cuántos bares y restaurantes podrían beneficiarse de la subvención.