El restaurante con forma de barco -o para algunos, incluso de submarino- que durante años ha marcado la silueta de la playa de la Mar Bella de Barcelona por su situación privilegiada, sobre el espigón del final de la calle de Bac de Roda, tiene los días contados una vez el Ayuntamiento de Barcelona ya ha tomado la decisión de derribarlo, el mejor final que podía tener una instalación que los últimos años ha estado totalmente abandonada e inmersa en un proceso de degradación que incluye importantes desperfectos durante el temporal Gloria y un incendio, además de haber sido ocupado por personas sin techo y ser lugar predilecto de los grafiteros. Todo ello, una imagen de degradación en primera línea de mar.
Según ha informado el Ayuntamiento de Barcelona este jueves, la empresa municipal Barcelona Cicle de l'Aigua S.A. (BCASA) empezará el 5 de septiembre el derribo de la construcción, que se alargará hasta diciembre. Está previsto que haya una deconstrucción ordenada y coordinada del edificio y el posterior traslado del material para su tratamiento, lo que comportará movimiento de camiones pesados a lo largo de la arena de la playa de la Mar Bella, que se harán reduciendo al máximo las molestias a los bañistas. Las casetas de obra se instalarán de forma puntual en el parque de calistenia adyacente. De hecho, la conservación de este inmueble de singular silueta ya no se contemplaba su permanencia en el proyecto del futuro frente marítimo que el ayuntamiento presentó el pasado mes de mayo con la previsión de iniciar las obras a finales del 2023, ya en el próximo mandato.
Una historia de mala suerte
El hecho es que este icónico restaurante no ha tenido buena suerte en los últimos tiempos. A pesar de convertirse en una imagen singular de la apertura de Barcelona al mar conseguida a raíz de los Juegos Olímpicos de 1992, momento en que fue construido, lo que durante muchos años fue el Restaurante la Oca no ha disfrutado de buena salud en los últimos tiempos. Cerrado el restaurante, en el año 2011 se convirtió en el Boo Beach Club, impulsado por el popular actor Santi Millan. Fueron los últimos veranos de éxito del local, ya que una vez acabada la concesión en junio del 2019, el espacio quedó clausurado y abandonado a su suerte.

Todavía más, al abandono se le sumó la degradación a causa de la falta de mantenimiento de un edificio situado a primera línea de mar. A la corrosión marina se añadieron los grafittis y las pintadas y, como muchos otros puntos de Barcelona, se convirtió en cobijo de personas sin techo. En enero del 2020, el temporal Gloria causó más estragos en la instalación y la puntilla fue un incendio en agosto del mismo año, sin víctimas, pero que causó daños irremediables. Desde entonces, todos los accesos están tapiados con paredes de ladrillos.
Descartado en el futuro frente marítimo
En todo caso, los planes del ayuntamiento de Barcelona para el frente marítimo ya descartaban que esta instalación se pudiera mantener, hasta el punto que las mismas imágenes virtuales que distribuyó el ayuntamiento en su momento ya mostraban un espigón libre de cualquier construcción. Este proyecto, que se quiere licitar en abril del 2023, justo antes de las elecciones municipales, prevé convertir el frente marítimo en un gran paseo verde entre la playa y la ronda Litoral que enlace el complejo deportivo de la Mar Bella con la zona de baños del Parc del Fòrum. Eso sí, ya sin la silueta del restaurante-barco anclado sobre uno de los espigones.