El inicio de las obras para la construcción de un edificio de vivienda cooperativa en el ámbito de la antigua fábrica de Can Batlló, en el barrio de la Bordeta de Barcelona (distrito de Sants-Montjuïc) supuso la eliminación de una zona ajardinada que los vecinos de la calle Mossèn Amadeu Oller consiguieron como resultado de una batalla vecinal llevada a cabo durante el franquismo. A pesar de los intentos ciudadanos por mantener este pequeño jardín, el Ayuntamiento de Barcelona se mostró inflexible en la necesidad de hacer desaparecer el jardín, talando árboles y eliminando parterres para poder dar paso a la construcción del nuevo edificio de vivienda cooperativa Empriu.
Ahora bien, el inicio de estas obras ha comportado el afloramiento de un tramo del antiguo Canal de la Infanta, un hallazgo previsible, ya que se conocía la presencia histórica de este tramo, sino que, además, cuestiona la necesidad de eliminación del jardín, ya que se sitúa fuera del perímetro de la antigua fábrica Can Batlló y es, precisamente, el origen de la zona ajardinada de la calle Mossèn Amadeu Oller, conseguida el año 1961 y el motivo por el cual los vecinos intentaron conservarlo, articulados en la plataforma Salvem el Carrer Mossèn Amadeu Oller que ha dado paso a la actual Associació del Veïnat de Mossèn Amadeu Oller.
El Canal de la Infanta, el Rec Comtal del Llobregat
Para explicar la situación hace falta, primero de todo, retroceder en el tiempo. El Canal de la Infanta era un curso de agua que tomaba el agua del río Llobregat para abastecer los cultivos de la orilla izquierda del río, construido entre 1817 y 1820 y que con diecisiete kilómetros de longitud, recorría los términos municipales actuales de Molins de Rei, Sant Feliu de Llobregat, Sant Joan Despí, Cornellà de Llobregat y l'Hospitalet de Llobregat para llegar a Barcelona por Sants, en aquel momento municipio independiente. Para decirlo de alguna manera, se trataba del Rec Comtal del Llobregat, y como pasa con la acequia histórica del Besòs, todavía quedan remanentes históricos en algunos puntos del trazado.
En el caso de Can Batlló, se da la circunstancia que la fábrica hacía una especie de curva en el lado que daba a la calle de Mossèn Amadeu Oller, porque había una parte afectada por el paso del canal, aunque no se trataba del curso principal, sino de un tramo secundario y fuera de uso. Es por eso que la calle quedó configurada con un ensanchamiento de acera que no formaba parte de Can Batlló, y fue aquí, en un espacio lineal adosado a la antigua fábrica y con una superficie de 350 metros cuadrados, que los vecinos consiguieron del ayuntamiento franquista la conversión en un jardín público que con el tiempo se convirtió en una zona con parterres, varios árboles y bancos para sentarse.
El afloramiento de los restos de la canalización, a pesar de tener un interés más histórico que arqueológico y estar condenadas a desaparecer para dar paso al futuro edificio cooperativo, sí que son testimonio de la razón principal por la cual los vecinos consiguieron el jardín de uso público y son también una muestra de la "chapuza urbanística", según la opinión vecinal, que ha supuesto que el Ayuntamiento de Barcelona haya optado para incluir estos jardincillos dentro del ámbito de reformulación de Can Batlló, cuando precisamente la existencia del Canal es la razón por la cual esta zona no formaba parte del recinto fabril.