El nuevo presidente de Amics de la Rambla de Barcelona, Pau Bosch, ha revelado que la asociación ha instalado siete antenas (cinco en azoteas y dos en el puerto de Barcelona) para estudiar el flujo de turistas en el paseo. Lo han impulsado en el marco del plan para cambiar el turismo urbano de la Rambla, que se financia con parte de la recaudación de la tasa turística municipal, y con la empresa GetYourGuide. Con esta medida, a la que llaman 'Observatori Rambla', han colocado estas antenas para medir los flujos y la afluencia de personas a tiempo real, "para ver en qué momentos hay masificación o no, y cómo gestionarlo", relata en una entrevista a Europa Press.
¿Regular la pernoctación?
Los primeros resultados indican que la afluencia de personas que pasa por la Rambla es muy superior a la gente que pernocta en ella: "Por lo tanto, por mucha regulación que se haga en el tema de pernoctación, no tiene ninguna implicación en el tema de afluencia". Para él, este estudio de los flujos servirá para que la gente conozca mejor los comportamientos de los turistas, y alerta que el último estudio de movilidad que se hizo en La Rambla tiene más de 10 años.
En este sentido, critica que "se hace mucha demagogia" con las cifras que se ponen sobre la mesa cuando se abordan los retos del turismo, porque no están actualizadas, y ha puesto como ejemplo el caso de los cruceristas. Por eso han instalado también antenas en el puerto de Barcelona, que servirán para cuantificar la gente que sale de cruceros para visitar la ciudad y en qué horarios.
"Evitar la turismofobia gratuita"
"Tenemos que frenar la demagogia porque todavía incrementará la turismofobia gratuita", y ha avisado al Ayuntamiento de que prohibir los pisos turísticos no tendrá ningún efecto sobre la afluencia en el espacio público. Esta es una de las primeras actuaciones que ha llevado a cabo Bosch desde que asumió el cargo de presidente en abril para cumplir con su objetivo: "Dignificar la Rambla en todos sus aspectos, empezando por la oferta comercial y gastronómica".
Con el objetivo de dignificar la oferta comercial en el paseo, ha explicado que la entidad ha creado nuevos 'souvenirs' pensados para el público local y para los visitantes, con la idea de que se vendan en las tiendas de La Rambla. Bosch ha señalado que se han creado unos pósters "con aspecto retro" de diseñadores locales y en colaboración con las escuelas de diseño Elisava y Massana que reivindican aspectos como la flor de la Rambla.
"La Rambla del Mar"
Respecto a la reforma del paseo, centrada ahora en la primera fase en la parte baja entre Colón y Santa Madrona, ha considerado que "ha ido bastante mal" por las afectaciones a los vecinos, y confía en que mejore en la segunda fase, que empieza el 15 de junio. Sobre si confía en que el Ayuntamiento cumpla el calendario previsto, con su finalización en 2027, ha respondido: "Cuando hay voluntad política y hay un presupuesto aprobado y hay realmente un interés para que las cosas se hagan, se hacen", y ha puesto como ejemplo la construcción del eje verde de Consell de Cent.
Ha recalcado su interés de crear "la Rambla del mar", entendida como la prolongación del paseo hasta la Torre del Rellotge y hasta la playa de Sant Sebastià para que la gente no llegue al Maremagnum y vuelva a subir hasta plaza Catalunya, sino que pueda llegar hasta la playa. Bosch ha pedido a Collboni que la reforma vaya acompañada de la reparación de las estatuas de Colón, de la Foneria de Canons, del edificio de la Aduana y de la Estació del Nord, entre otros edificios, para dinamizar estas zonas, y que se lo traslade al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya que los edificios son titularidad del Estado.
El problema del sinhogarismo
Ha avisado de que "el problema principal de la Rambla es el sinhogarismo, que está en aumento", además del tráfico de drogas y de la venta ilegal de bebidas en la calle, situaciones ante las que aboga por la prevención antes que las sanciones. Preguntado por el 'Pla Endreça' impulsado por Collboni, ha afirmado que "de momento ha ido a peor" porque considera que intenta criminalizar la vivienda de uso turístico y no va contra el incivismo, la función que considera que debería ser prioritaria.