La turistificación de Barcelona, es decir, la conversión de la ciudad, especialmente el centro, en un espacio saturado de turistas, es un hecho tangible a simple vista sobre el que puede haber varias interpretaciones. Una de las más contundentes es la de Arran, que históricamente ha reclamado medidas a favor del decrecimiento turístico. Ahora lo ha vuelto a hacer por medio de un vídeo colgado en las redes sociales donde presenta una visión de la problemática desde un punto de vista diferente, haciendo recaer la responsabilidad no en los turistas, sino en aquellos que promueven el turismo.

Se trata de un vídeo punzante, donde en una primera parte el narrador va subiendo el tono en contra de los turistas con una colección de reproches donde entran desde el ruido que hacen en los pisos turísticos a la anécdota de calzar sandalias con calcetines o que pidan "vermuts a partir de las cinco de la tarde". El lenguaje, eso sí, es bastante duro, donde el protagonista asegura que siente ganas de "clavar un puñetazo o un empujón" al turista de turno, para acabar esta primera parte sacando una escopeta con la voluntad de disparar contra los visitantes extranjeros.

Ahora bien, cuando parece que el vídeo es un llamamiento a la violencia contra el turista, un giro de guion marca el inicio de la segunda parte, donde se señala a los que, para Arran, son los responsables de la conversión de Barcelona en un "parque temático", porque "este tío con chancletas no tiene la culpa". El lenguaje no baja en intensidad, pero sí que cambia su objetivo, ya que identifica como culpables de la situación al alcalde Collboni, a quien tildan "de imbécil", así como "los hoteles, los Starbucks y las compañías de aviones", que son los que "quieren que vengan más y más" turistas. "Del turismo dicen que vivimos, no, no, no, es el turismo el que vive de nosotros", continúa la campaña de Arran, para asegurar que "esta es la batalla por Barcelona, o nos quedamos nosotros o nos expulsan ellos".

Hay que tener presente que Arran se ha significado históricamente en contra del turismo, protagonizando incluso acciones violentas, como ataques contra buses turísticos por parte de encapuchados en nombre de la organización lanzando globos llenos de pintura blanca que impactaron contra el vehículo y contra ocho de los pasajeros que iban en el vehículo. En otra ocasión, activistas de Arran se encadenaron en la sede del Consorci de Turisme de Barcelona exigiendo el cierre de esta entidad, "porque es una pieza clave del modelo turístico".