Convertir una de cada tres calles de Barcelona en un eje verde podría, potencialmente, prevenir 178 muertes prematuras cada año gracias al incremento en la vegetación que esta intervención urbanística comportaría, con el añadido de que estas calles reverdecidas también contribuirían a evitar otros 5 muertos al mes en periodos de olas de calor. Estas son las principales conclusiones de un estudio de impacto en salud realizado por el Institut de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), un centro impulsado por la Fundació "la Caixa" y publicado en la revista Environment International, donde un equipo de investigadores ha estimado los efectos del plan de los Ejes verdes sobre la mortalidad de la población adulta de Barcelona con relación a dos variables: porcentaje de la superficie urbana dedicada a espacios verdes y temperatura ambiente.
Partiendo de la formulación teórica del plan de Ejes Verdes del anterior gobierno municipal, que transformaba el modelo de supermanzanas en un desarrollo de largo alcance que no ha tenido recorrido, se preveía que una de cada tres calles de la ciudad, especialmente en el distrito del Eixample, se convirtiera en un corredor verde. A partir de aquí y tomando 2019 como año de referencia previo a una hipotética implementación del plan, el equipo investigador ha trabajado a partir de los datos de mortalidad relativos a aquel año en Barcelona de l'Institut d'Estadística de Catalunya (IDESCAT) y el Instituto Nacional de Estadística (INE) y del porcentaje del área verde de la ciudad obtenido a través de mapas específicos de la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA).
Según las previsiones descritas en el propio proyecto de los Ejes verdes, estimaron que la intervención daría lugar a un incremento del 7% o del 15% en la superficie verde de cada calle o intersección, en función de su anchura. Finalmente, para estimar el número de muertos prevenibles a consecuencia de los incrementos en la superficie de espacios verdes prevista, se valieron de estudios científicos anteriores que cuantificaban esta relación. Al fin y al cabo, los resultados del estudio muestran que la creación de Ejes verdes por toda la ciudad supondría un incremento del 3,64% en la superficie destinada a espacios verdes, pasando del 7,3% que había en 2019 a un 10,9%. Este incremento tendría el potencial de evitar 178 muertes prematuras al año o, cosa que es lo mismo: 13 muertes por cada 100.000 habitantes.
"Barcelona es una ciudad compacta con un reto con respecto a espacios verdes: tiene un área escasa destinada a este efecto y, además, la poca que tiene está mal repartida, ya que se encuentra sobre todo en la periferia," explica Tamara Iungman, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio. "Aunque el incremento de espacios verdes que estimamos es modesto en términos de porcentaje, ya que no llega al 4% y la ciudad seguiría estando muy lejos del 25% recomendado, su impacto en términos de salud sí que es significativo. Eso es por el hecho de que el plan de los Ejes verdes preveía una distribución equitativa de estos espacios a lo largo de toda la ciudad", añade.
Se evitarían cinco muertes asociadas al calor
Paralelamente, el equipo realizó un segundo estudio de impacto en salud, relacionado con la mortalidad atribuible al calor. Con la ayuda de varios modelos, estimaron que el incremento en la superficie destinada a espacios verdes esperado se podría traducir en una reducción de la temperatura media de 0,05 °C, llegando a conseguir los 0,42 °C de reducción en algunos puntos de la ciudad. Una vez obtenidas estas cifras y utilizando la relación entre exposición a la temperatura y mortalidad establecida en estudios científicos anteriores, estimaron que en una hipotética Barcelona de Ejes verdes se podrían evitar 5 muertos al mes en situaciones de temperaturas elevadas como las registradas en el mes de verano de 2015 que se tomó como referencia. Eso equivale a una muerte cada seis días.
"Aunque el impacto de los Ejes verdes sobre las temperaturas no sería despreciable, es evidente que harían falta medidas complementarias específicamente destinadas a combatir el calor y a adaptarnos a él. Eso es especialmente relevante en un contexto de cambio climático y de población que envejece y se vuelve más vulnerable ante los efectos de las temperaturas elevadas", advierte Iungman.
Muertes evitables con el Plan Director Urbanístico Metropolitano (PDUM)
Dado que el plan de los Ejes verdes fue pospuesto, el equipo decidió analizar una alternativa: el Plan Director Urbanístico Metropolitano (PDUM) del Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB), que tiene entre sus objetivos incrementar la superficie destinada a espacios verdes para el año 2030. Siguiendo la misma metodología que en los pasos anteriores, se calculó que el incremento de espacios verdes previsto en este plan podría prevenir 53 muertes prematuras al año en la ciudad de Barcelona, es decir, 4 muertes por cada 100.000 habitantes. Con respecto a la temperatura, el PDUM conseguiría una reducción media de 0,03 °C, aunque con una reducción máxima de 0,77 °C en una zona concreta de la ciudad. Este descenso térmico permitiría prevenir 3 muertes al mes en situaciones de temperatura como la usada de referencia.