Hace una semana en el Metro de Barcelona afloró una de aquellas historias que reflejan la importancia de este transporte público y la vinculación con sus usuarios y los ciudadanos en general. Al retirar los paneles de un espacio donde los últimos años había habido un quiosco de telefonía móvil, en el vestíbulo de la estación de Verdaguer de la L4, afloró un mural que remitía a la estética de los años ochenta del siglo pasado, que a pesar de no estar fechado, sí que estaba firmado, en concreto por un conjunto de seis estudiantes de segundo de Moda del Instituto de Formación Profesional Poblenou. Ahora, una de sus autoras pide a TMB que lo mantenga y lo proteja.
Carmen Fernández Fabrellas tenía 14 años cuando, en mayo de 1984, elaboró junto con cinco compañeras más, el mural que ahora ha vuelto a salir a la luz. "En clase nos propusieron hacer un mural para pintar en el metro y nos escogieron a nosotras", relata Carmen en conversación con elNacional.cat, después de reconocer que experimentó "mucha ilusión" cuando se enteró por los medios de comunicación que el viejo mural, que fue pintado hace casi cuarenta años, había sobrevivido en un estado de conservación razonablemente óptimo y enseguida se puso a buscar las fotografías que guardaba del día que lo hicieron.
La autora recuerda que la elaboración del mural no entraba para nota y que el tema era "libre". "Entre las seis decidimos hacer alguna cosa urbana del momento y relacionado con la moda", apunta Carmen, que recuerda que todas eran estudiantes de moda y, por lo tanto, quisieron reflejar la manera de vestir de aquella época. "Fue un hecho que recordé siempre y ver que el paso del tiempo lo trató tan bien, me alegró mucho", añade, aunque no sabe cuánto de tiempo estuvo en exposición pública ni cuándo fue tapado por los paneles que, a pesar de esconderlo, han permitido conservarlo. Precisamente por eso mismo, Carmen ha querido dirigir una petición a TMB: "Sería fantástico que se proteja con un cristal, por el tema del vandalismo y que quedara allí como lo que fue, la expresión de un grupo de jóvenes con ganas de hacer cosas".
Visita con foto
Con el paso de los años, Carmen perdió el contacto con el resto de autoras y se fue a vivir a Girona, por esto no ha sido hasta este fin de semana que ha podido ir hasta la estación de Metro de Verdaguer para recuperar las sensaciones que vivió en 1984 y, evidentemente, fotografiarse al lado de su obra. "Lo recordaba más grande", ha sido la primera impresión. En todo caso, una ocasión muy especial que no todo el mundo puede vivir, la de reencontrarse por sorpresa con una obra hecha hace casi cuarenta años y que ya se daba por perdida. Y es que el Metro es siempre una caja de sorpresas.