El actual gobierno municipal de Barcelona quiere frenar la llegada de cruceros al puerto de la ciudad, y por eso este miércoles ha propuesto que no se construya una séptima terminal de cruceros, cuyo concurso se ha paralizado, y que en el 2024 no se renueve la licencia anual para la terminal C. Estas medidas permitirían no incrementar el número total de cruceristas, y por eso la teniente de alcaldía de Ecología e Infraestructuras, Janet Sanz, lo ha trasladado a la reunión de constitución del Consejo para la Sostenibilidad de los Cruceros del Port de Barcelona, un nuevo órgano que busca "reducir los impactos negativos" de los cruceros y mejorar el retorno socioeconómico.

Según recoge la ACN, Sanz ha recordado que hace unas semanas Port de Barcelona retiró la licitación de la futura terminal G en el Moll Adossat después de que unas navieras impugnaran judicialmente el concurso porque creían que las cláusulas de licitación favorecían a Royal Caribbean. Por eso, considera que anular totalmente el concurso es viable, según los servicios jurídicos municipales, y económicamente sin ningún coste para la Autoridad Portuaria. Actualmente, Barcelona tiene cinco terminales en funcionamiento, y una sexta que se está construyendo, cosa que ya permitiría incrementar la capacidad de 3,3 millones de cruceristas a 4 millones. Por eso, cree que la capital catalana ya no podría absorber a más turistas de este tipo. Con respecto a la otra propuesta, la de la Terminal C, es una terminal con licencia hasta 2030 pero que se tiene que renovar anualmente. Por eso, el consistorio propone que para 2024 no se renueve y se deje sin uso para cruceros y se busque otro destino en las instalaciones.

Cuatro horas de escala

Asimismo, la teniente de alcaldía ha asegurado que más del 70% de los cruceristas solo hacen escala en la ciudad y solo el 28% lo utilizan como puerto de salida o llegada. Estos últimos son los que dejan más impacto económico en la ciudad, mientras que los primeros solo pasan unas pocas horas en la capital catalana. De hecho, Sanz ha instado a hablar del número de cruceristas y no solo del número de barcos, ya que estos cada vez son más grandes y van más llenos. Por eso, ha vuelto a instar a la Generalitat a tomar ejemplo del gobierno balear para limitar, con un acuerdo voluntario con las navieras, el número de cruceristas que desembarcan en la capital catalana.

En este sentido, espera que este Consejo para la Sostenibilidad sea ágil y tome medidas para no provocar un 2024 todavía con más cruceristas que el 2023. "Parece una tabla de crecimiento infinito", ha lamentado. El nuevo organismo se ha reunido por primera vez con participantes de la Generalitat, la Diputación de Barcelona, la Delegación del Gobierno, la Comunidad Portuaria, la Cruise Lines International Association y el Comité de Desarrollo de Rutas Aéreas, entre otras entidades. Tal como ha detallado el puerto en un comunicado, el objetivo del nuevo ente es mejorar la transparencia y comunicación de la actividad de los cruceros en Barcelona y generar un espacio donde "compartir y coordinar" iniciativas. La próxima reunión está prevista dentro de tres meses.

"Esta nueva herramienta da continuidad al pacto firmado el año 2018 entre el Puerto y el Ayuntamiento de Barcelona que reduce a siete las terminales de cruceros. La implementación de este acuerdo del año 2018 supone unos diez años de trabajo y, por lo tanto, no finalizará hasta el año 2027, con el cierre de la terminal de cruceros situada en el muelle de Barcelona Sur," recuerdan desde la infraestructura que preside Lluís Salvadó. La gobernanza del nuevo consejo irá a cargo de un plenario y se estructurará en varias comisiones de trabajo, focalizadas en la sostenibilidad ambiental, social y económica. También se proponen cincuenta actuaciones que se están ya trabajando o que se iniciarán pronto. Paralelamente, se reafirma la apuesta por el crucerismo de puerto base, proceso que se ha abierto con la limitación y traslado de las terminales de cruceros y en la apuesta por la desestacionalización de la actividad.

Sanciones en los barcos contaminantes

Además, según fuentes del Port de Barcelona citadas por Efe, una nueva ordenanza regulará la operativa de barcos sobre la calidad del aire y el agua del puerto e incluirá sanciones en las embarcaciones más contaminantes, aunque eso no está pensado tanto para cruceros como para otros barcos, como petroleros o de carga a granel, que suelen ser más antiguos. La mayoría de las embarcaciones de cruceros tienen menos de 10 años y tienen nuevos estándares de emisiones que los hacen menos contaminantes. Además, el 80% de los cruceros que llegan a la ciudad no cargan agua porque tienen desalinizadoras que generan la que necesitan durante todo el itinerario.