La Prole, una de las librerías más singulares del barrio deb de Barcelona, ha decidido bajar la persiana después de seis años, siendo referencia en la literatura especializada en feminismo, LGBTQI+ y antirracismo en la capital catalana. Según ha podido saber ElNacional.cat, el establecimiento del número 100 de la calle Borrell, aprovechando la campaña navideña, cerrará este diciembre un proyecto que ha ofrecido que ha girado en torno a la literatura queer, feminista y antirracista en la ciudad, apostando, tanto por las nuevas narrativas como la poesía, y que además ha tenido una vertiente pedagógica, no solamente con los libros, sino en los actos culturales y divulgativos que ha acogido el local.
Ana Navío, su propietaria, ha explicado a este medio los motivos que lo han llevado a poner punto final a esta aventura que empezó un 13 de abril del 2019, pocos días antes de Sant Jordi. Este proyecto llegó a la vida de la Ana en un momento de cambio personal, al pasar por delante de un escaparate que la enamoró, y decidió embarcarse en este con sus socias Anna Parés y Bea Minchiotti. Seis años más tarde, los motivos para cerrar son bastante parecidos, y Ana, que en los últimos años ha pasado muchas horas detrás del mostrador, explica que llevar una librería alternativa es un trabajo muy sacrificado que a ella personalmente la ha quemado. "No era la primera vez que pensábamos en cerrar y apostamos por continuar, pero ahora es el momento de hacer un alto en el camino", explica.
La noticia ha cogido por sorpresa el barrio, ya que solo los clientes más próximos y amigos conocían la decisión, pero la respuesta ha sobrepasado a Ana, que está recibiendo una avalancha de mensajes de apoyo y agradecimiento por estos años de vínculo y comunidad creados en torno a la Prole.
Adiós a una librería que ha creado comunidad
Para|Por Ana, este más de un lustro al frente de la Prole le han llevado momentos muy bonitos por la comunidad que se ha creado en torno a la librería, pero ella cree que es momento de empezar un nuevo capítulo vital. "Quiero cambiar de camino personal. Es un trabajo con momentos muy bonitos, pero cuando nos juntamos las libreras, todas coincidimos en decir que es un trabajo demasiado precario, y que queremos poder pagar las facturas" apunta.
A la Prole, eso sí, se marchan con el orgullo de haber creado un espacio acogedor que es mucho más que una librería: talleres, lecturas, clubs de lectura, cursos, micros abiertos, convirtiéndolo en un polo cultural de Sant Antoni. "Ha sido un punto de referencia para presentar y charlar sobre cuestiones que nos atraviesan a todas y para tejer una comunidad en los márgenes" reconoce Navío.
La guerra de las pequeñas librerías
No esconde que en el barrio no son los únicos que han tenido que tomar la dura decisión de cerrar, ya que una librería que comparte calle con ellos, como la Restory, especializada en los libros de segunda mano, tampoco mantendrá el negocio. Ana confía en que proyectos hermanados como las librerías Crisi o Raposa, que tienen también una vertiente feminista, puedan continuar el legado de la Prole.
Para Navío, el trabajo de llevar una pequeña librería implica ser "limpiadora, parquetista, pintora, chapuzas, librera, administrativa de compras, facturación, gestora de acontecimientos, CM, editora..." y un largo etcétera que chocan con un negocio con un margen de beneficio de menos del 30% por libro, que tiene que competir con Amazon y las grandes librerías, que además "ofrecen unos descuentos y envíos gratuitos con que no podemos competir" comenta Navío.
La propietaria de la Prole tampoco esconde que el problema de fondo está que en Catalunya todavía hace falta mucha pedagogía y cultura lectora, que según Navío "tiene que empezar con los pequeños y jóvenes" en los que solo damos "lecturas aburridas". Sobre el apoyo de las instituciones para preservar proyectos como la Prole, explica que las subvenciones "cuestan de pedir y que lleguen", y no descarta que una política útil para proteger las pequeñas librerías y los proyectos culturales en torno a la literatura sean medidas que incentiven el consumo de libros, como las campañas de vals lectores que ya se han impulsado para los más pequeños.
El futuro de la Prole
A pesar de cerrar, La Prole no dejará de estar relacionada con los libros, porque sí que continúa su proyecto editorial, que quiere apostar para publicar la literatura transfeminista a que se está haciendo en la ciudad. "Estamos trabajando en la publicación de varios libros, tenemos dos proyectos pequeños que queremos tirar adelante" explica Navío que querría mantener este pequeño sello feminista, antirracista y LGTBI, y compaginarlo con otro trabajo.
Su deseo para el número 100 de la Calle Borrell es que "pudiera seguir siendo una librería" y en tono burlón pide que "no aterrice otro brunch a ocho euros la tostada de aguacate o una tienda de fundas de móviles". Hasta que llegue este momento, estos últimos días del año todavía somos a tiempo a acercarnos a la Prole para remover libros y hacer alguna compra de cara a Navidad.