Acortar los plazos previstos para la reforma de la Rambla era un propósito compartido por casi todas las fuerzas políticas con representación en el pleno municipal, conscientes de que la programación inicial, en cinco fases de mar a montaña de dieciocho meses cada una, comportaba tener el principal paseo de Barcelona en obras hasta el final de la década, con una programación que se alargaba 90 meses, es decir si las obras empezaron en octubre del 2022, no se acabarían totalmente hasta 2029 o 2030. Ahora, el Ayuntamiento de Barcelona ha replanteado el proyecto para tenerlo terminado a principios de 2027, es decir, a finales de este mandato y a las puertas de las elecciones municipales que tendrán lugar aquel año.
Aunque en campaña electoral se había hablado de encadenar tramos para acortar la duración de las obras, finalmente el Ayuntamiento ha optado por modificar la ejecución del proyecto —no el proyecto en sí, que se mantiene tal como estaba previsto— con el objetivo de pasar de una previsión de 72 meses parar los tramos que quedan, a solo 32. La intención es empezar las obras tan pronto como acabe el primer tramo, entre los portales de la Pau y de Santa Madrona, que no será modificado y se terminará la primavera del 2024. La gran diferencia, sin embargo, será que ya no se trabajará en tramos de montaña a mar, sino en segmentos verticales de todo el paseo.
Así, según el proyecto que se ha dado a conocer este lunes de la mano del director general de BIMSA, Ricard Font, entre el portal de Santa Madrona y la plaza Catalunya se trabajará en tres segmentos o ámbitos, el primero, será el lado Besòs, donde se trabajará en todo el ámbito de aceras y vial durante un periodo de diez meses. Acto seguido, las operaciones se trasladarán al otro lado del paseo, el que corresponde al Llobregat, donde durante diez meses más se harán las obras pertinentes, también en acera y vial. Finalmente, se trabajará en el paseo central, con una afectación prevista de doce meses, en cuyo final la obra quedaría totalmente acabada.
Tráfico solo de subida
Toda esta operativa supondrá la eliminación del carril de circulación en sentido montaña-mar, que no se recuperará hasta al inicio de los trabajos en el paseo central. Es decir, cuando empiecen las obras, el primero que se hará será eliminar el carril de bajada y pasar al lado Llobregat el tráfico de subida. Font ha recordado que con respecto a la movilidad hay que tener en cuenta que la Via Laietana conserva los carriles de bajada, y por eso se ha priorizado la subida en la Rambla. Una vez acabada la actuación en el ámbito Besòs, se recuperará el tráfico en esta parte y se pasará a trabajar en el ámbito Llobregat.
Con respecto al proyecto final, tanto Font como la arquitecta jefe, Maria Buigas, han señalado que será el mismo que el previsto, con los mismos costes, a excepción del incremento de los materiales de obras, que será en torno a un 10 por ciento. Eso quiere decir que finalmente la inversión total será de 55,6 millones de euros. Además, no se prevé que haya hallazgos arqueológicos de importancia, ya que, como también pasó en la Via Laietana, las obras del Metro, que por la Rambla pasa a muy poca profundidad, ya eliminaron todos los restos que pudiera haber, en una diferencia notable con el tramo tocando a mar, donde no pasa el metro y sí que han aflorado muchos vestigios del pasado.
Más presión para los pajareros
Una vez empiecen las obras en el paseo central, que podría ser, como muy pronto, a finales del año 2025, todos los elementos que ahora hay tendrán que ser movidos para poder hacer las obras. Quioscos y floristerías se tendrán que trasladar de manera provisional mientras duren los trabajos, pero los que no tendrán ninguna opción de retornar serán las paradas de los antiguos pajareros, ya que no hay prevista ninguna medida que permita conservarlos y desaparecerán tal como estaba previsto, o bien antes porque se ejecute el desahucio previsto o bien el día que la maquinaria retire las paradas.
En la presentación de la reforma, el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha señalado que "si late la Rambla, late Barcelona", ya que se trata de su paseo central. Por eso ha hecho un llamamiento a que los barceloneses "vuelvan a sonreír a la Rambla, porque eso querrá decir que la ciudad vuelve a sonreír". Por su parte, Fermin Villar, presidente de Amics de la Rambla, ha señalado que la reforma se arrastra desde 2016 y ha admitido que aunque las obras "son incómodas", están agradecidos de que estén en marcha. "El calendario es largo pero es realista", ha añadido, para indicar que "la generación postolímpica no pisa la Rambla, y debemos hacer que vengan".