La aparición de la fotografía a mediados del siglo XIX ha permitido que haya quedado registrada la evolución de las sociedades humanas en paralelo a los cambios del mismo lenguaje fotográfico. En el caso de Barcelona, la fotografía permite recorrer los cambios que ha experimentado la ciudad no solo desde el punto de vista arquitectónico, que puede ser lo más evidente visualmente, sino también en la orden social y humano. Con estos parámetros, el año pasado el Archivo fotográfico de Barcelona (AFB) organizó la exposición 'La ciutat davant la càmera. Imaginaris urbans al s. XIX', que se pudo ver hasta octubre, y que ahora se puede recuperar en formato de libro.
Así, tanto la exposición como el libro plantean un recorrido por los cambios urbanísticos, sociales y culturales que definieron la ciudad y constataron como a partir de 1839 -cuándo la fotografía llega a Barcelona con una primera imagen en el Pla del Palau-, va cambiando el mismo lenguaje narrativo de la ciudad, donde no solo se retratan los edificios, sino también hechos sociales -visitas reales, levantamientos de monumentos-, estampas ciudadanas e, incluso, acontecimientos meteorológicos, como la gran nevada del año 1887, la primera que animó a los fotógrafos a inmortalizar una situación infrecuente como aquella, tanto entonces como en la actualidad.
El libro permite recuperar más de un centenar de imágenes, la mayoría en color sepia, de una Barcelona en buena parte desaparecida o, cuando menos, transformada con el paso de los años y las reformas urbanísticas que han dado paso a la ciudad actual. Algunas de ellas son suficientemente conocidas, como la de la catedral, todavía sin su fachada neogótica, y otras permiten recuperar un pasado que ahora solo es visible en restos arqueológicos que afloran al ritmo de las obras, como es el caso del Baluard del Rei, mientras que también las hay que retratan el inicio de construcciones hoy en día del todo consolidadas como el edificio histórico de la Universitat de Barcelona.
Ahora bien, ni la exposición ni el libro tienen la voluntad de devenir una caja de fotos viejas y amarillentas destinadas al recuerdo y la nostalgia, sino que el mensaje subyacente es el de explicar la evolución de un lenguaje fotográfico e insiste en la relación intrínseca entre la evolución fotográfica y la manera de mostrar la ciudad. Por eso, a medida que se pasan las páginas van tomando importancia los y las ciudadanas, que poco a poco se van convirtiendo en los auténticos protagonistas de las fotografías que fijan la imagen de la ciudad a través de la historia.