"Por todas partes se veían carteles revolucionarios, que flameaban en las paredes con sus colores rojos y azules puros, que hacían que los pocos anuncios que quedaban parecieran manchas de barro. A lo largo de la Rambla, la ancha arteria central de la ciudad, por donde la multitud circulaba constantemente arriba y abajo, los altavoces bramaban cantos revolucionarios". Esta es una de las muchas frases dedicadas a Barcelona de Homenaje a Catalunya, el libro con el que George Orwell recogió sus vivencias en la Guerra de España y en particular en la capital catalana, que os resumimos en este vídeo.

 

Orwell, que se alistó en las milicias del POUM y luchó contra el fascismo en el frente de Aragón, tuvo tiempo de visitar Barcelona e incluso participar en los hechos de Mayo, una guerra civil dentro de la guerra civil que enfrentó a anarquistas y comunistas no estalinistas, como los Poumistas, contra las fuerzas de la orden y las milicias comunistas en medio de la ciudad a principios de mayo de 1937.

Por todas partes se veían carteles revolucionarios, que flameaban en las paredes con sus colores rojos y azules puros, que hacían que los pocos anuncios que quedaban parecieran manchas de barro. A lo largo de la Rambla, la ancha arteria central de la ciudad, por donde la multitud circulaba constantemente arriba y abajo, los altavoces bramaban cantos revolucionarios

En este contexto, Orwell vivió los acontecimientos en la azotea del edificio de la Reial Acadèmia de les Ciències i Arts, donde está el Teatre Poliorama, haciendo guardia desde un observatorio pensado para ver las estrellas, pero que a él le sirvió para proteger la sede del POUM, situada justo en frente, en el actual Hotel Rivoli Rambla, y vigilar el café Moka, donde se habían atrincherado patrullas de la Guardia Civil que lo atacaban.

Otro lugar que visitó el escritor británico fue la Sagrada Familia, y lo que dijo quizás os parece sorprendente, pero definió el templo como "uno de los edificios más feos del mundo" además de considerar que los anarquistas demostraron "muy mal gusto al no derribarla cuando habían tenido la oportunidad".

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Actualmente, en Barcelona tenemos una plaza George Orwell, pero es importante recordar que el escritor no la conoció nunca como tal, porque se abrió en 1990 después de demoler una manzana de casas. Eso sí, en una ironía del destino, fue la primera plaza con cámaras de videovigilancia, un inverosímil homenaje al autor de 1984. Ya lo sabéis, el Gran Hermano nos vigila por todas partes, pero en mayo del 37 quien vigilaba Barcelona era Orwell, desde la azotea del Poliorama.