En las grandes ciudades siempre hay obras en marcha, porque la misma dinámica de crecimiento y renovación hace necesario que siempre haya aspectos para arreglar, modificar y mejorar. Barcelona no es una excepción, porque incluso en tiempo de crisis siempre ha habido grandes reformas en acción. Con todo, a partir del mes de marzo, la capital de Catalunya entrará en una espiral de obras que supondrán una gran transformación de la ciudad, muchas de ellas en la línea de conseguir una Barcelona más amable para los vecinos a cambio de ser más hostil al tráfico. Además, muchas de estas intervenciones previstas, y algunas que ya están en marcha, mantendrán la ciudad empantanada durante meses, un hecho que, a quince meses de las elecciones municipales, no se puede considerar como simple casualidad.
Tal como está previsto, en mayo del 2023 habrá elecciones, y aunque todavía se mantiene la incógnita para saber si Ada Colau se volverá a presentar, el hecho es que el gobierno de coalición de Barcelona en Comú y el PSC está promoviendo el inicio de obras de gran envergadura sin la garantía de que se puedan acabar dentro del actual mandato y, por lo tanto, con la incógnita de si se acabarán en el siguiente ante un eventual cambio de gobierno. Estrenar ciudad antes de las elecciones es una estrategia electoral lo suficientemente conocida por todas partes, pero esta vez, se corre el riesgo de que simplemente se hayan forzado las obras con el objetivo de tener una ciudad a medio hacer como recurso para reclamar el voto de cara al futuro mandato.
En todo caso, lo único cierto es que a estas alturas ya están en marcha o programadas una decena de obras que transformarán grandes ejes de la ciudad, a menudo de manera controvertida a partir del modelo Superilla Barcelona, una manera de hacer ciudad que cuenta con la oposición frontal de los partidos que no forman parte del actual gobierno municipal y que, en caso de llegar a gobernar en el próximo mandato podrían optar por paralizar o transformar los proyectos. Estas son las principales obras en marcha en Barcelona, algunas de las cuales con la posibilidad de quedar paralizadas dentro de quince meses:
Desde el mes de abril de 2021 que el tramo de la avenida Meridiana entre las calles de Mallorca y Navas de Tolosa-Josep Estivill está en obras dentro del proyecto de reforma integral de la avenida que ya ha transformado el tramo entre la plaza de les Glòries y Mallorca. La transformación incluye una mediana central de 9,50 metros de anchura, carriles bici segregados de doble sentido, de 4,30 m; un parterre de 2,60 m a cada lado con una hilera de árboles grandes y alumbrado. Eso comportará la eliminación del carril bici a las aceras que permitirá incorporar grandes parterres en torno a los plátanos existentes combinados con espacios de estancia.
La previsión inicial es que este tramo esté terminado en abril de este 2022, pero eso no supondrá el fin de la situación de obras en esta importante vía de acceso a la ciudad, ya que una vez finalizado este sector, habría que continuar con el comprendido entre Navas de Tolosa/Josep Estivill y Fabra i Puig. El ayuntamiento contaba empezar las obras de este sector a partir del verano de 2022 y paralelamente, redactar durante el 2022 el anteproyecto de las obras entre Fabra i Puig y el Pont de Sarajevo, que ya no se ejecutarían hasta el nuevo mandato.
Desde finales de enero que están en marcha las obras de la segunda fase de la reurbanización de la calle Gran de Sant Andreu entre la calle de Joan Torras y la plaza de Mossèn Clapés, con la intención de finalizarlas en diciembre, es decir, en este caso no estarían afectadas por la finalización del mandato. Con un presupuesto de 4,15 millones de euros y dos subfases, la primera entre las calles Joan Torras i Campeny, ya en ejecución y la segunda entre Campeny y la plaza de Mossèn Clapés, prevista a partir del verano, el objetivo es transformar la calle en un eje con preferencia para el peatón, con plataforma única, mobiliario urbano y servicios nuevos, como a continuación del tramo ya reformado entre Joan Torras y la rambla de Fabra i Puig/Onze de Setembre.
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Previsto para finales del año pasado y posteriormente retardado a principios de este, el túnel de Glòries en sentido Llobregat debería entrar en servicio de manera inminente una vez ya están bastante avanzados los trabajos finales. Con todo, una vez terminado todavía quedarán muchas obras pendientes, que previsiblemente se alargarán más allá de este mandato. Por una parte, la reurbanización de la superficie de la plaza a partir del proyecto del Parc de la Canòpia del cual de momento sólo está hecho el lado montaña y que no se podrá culminar hasta que no quede todo el espacio libre de tráfico. Por otra parte, la plaza también se verá afectada por las obras de conexión del tranvía por la Diagonal que empezarán en marzo y, finalmente, quedará pendiente la reurbanización de la parte de la Gran Via entre las calles Independència/Badajoz y la Rambla del Poblenou. De hecho, entidades vecinales ya han demostrado su desacuerdo de que esta parte de la Gran Via quede pendiente para el futuro mandato.
Una de las obras estrella del actual gobierno municipal. La reurbanización de la Via Laietana empezará el 1 de marzo con obras en el tramo entre las plazas de Antoni Maura y Urquinaona, que se alargarán hasta finales de abril de 2023. Es decir, que la inauguración de este primer tramo se podría hacer a las puertas de la campaña electoral -hay que recordar que durante la campaña están prohibidas las inauguraciones-, mientras que la segunda fase, entre Antoni Maura y Correus quedará pendiente para el siguiente mandato. El objetivo de la reforma es dar lugar a una nueva configuración con aceras ampliadas, una calzada central que contará, en sentido mar-montaña, de un carril para buses y taxis que también podrán utilizar los vecinos y vecinas de la Via Laietana y de la Barceloneta, además de un carril bici segregado al lado de la acera, mientras que en sentido montaña-mar habrá un carril compartido para buses y bicicletas y un carril abierto al tráfico privado con circulación limitada a 30 km/h.
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Otra gran apuesta del actual gobierno municipal muy contestada por la oposición es la conexión de las dos redes de tranvia, TramBaix y TramBesos, a través de la avenida Diagonal. Esta misma semana se ha dado a conocer que las obras en el tramo Glòries - Verdaguer empezarán en torno al 7 de marzo con el objetivo de terminarlas a finales de 2023 e inaugurar la obra en 2024, es decir, que se llegaría a las elecciones con las obras ya avanzadas, pero la inauguración quedaría pendiente para el próximo mandato, así como la decisión ejecutiva de sacar adelante o no los siguientes tramos previstos, entre Verdaguer y Cinc d'Oros primero y entre esta plaza y Francesc Macià posteriormente. Teniendo en cuenta la oposición histórica a culminar la conexión, es previsible que un gobierno municipal diferente paralice las obras en los tramos pendientes.
El Port Olímpic actual ha quedado como una rémora de la euforia olímpica y es de las infraestructuras más necesitadas de una renovación. La transformación del equipamiento empezará en abril en el Moll de Mestral, es decir, toda la zona ocupada hasta hace poco por locales de ocio nocturno, que serán acondicionados para los nuevos propósitos de la economía azul, es decir, actividades económicas sostenibles y relacionadas con el mar. Con todo, la primera intervención es sólo una primera fase que se tendría que terminar el primer trimestre de 2023, otra vez a las puertas de las elecciones, pero que forma parte de un amplio programa de seis años de duración.
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La obra estrella del actual mandato será la conversión en ejes verdes de cuatro calles del corazón del Eixample: Consell de Cent, Girona, Comte Borrell y Rocafort, ya que supondrán la culminación del modelo Superilla Barcelona en el centro de la ciudad. Al mismo tiempo se trata de una obra cuestionada no sólo por los partidos de la oposición, sino por entidades como el Racc y la patronal Foment del Treball. Aunque la obra será una transformación total de las calles, como los trabajos serán básicamente en superficie la duración de los trabajos será de ocho meses, de manera que finalizarán a principios del 2023, unos meses antes de las elecciones municipales. Con todo, hay que recordar que esta obra no es más que una primera fase de un horizonte 2030 que fija la creación de 21 ejes verdes (33 km) y 21 plazas que generarían 33,4 hectáreas de espacio para peatones y 6,6 de verde urbano. Lo único cierto es que esta primera fase estará acabada dentro de este mandato. Más allá, las urnas decidirán la continuidad de una transformación fuertemente discutida.
En junio también tienen que empezar las obras de reforma de la calle de Pi i Margall, que pasará de tener seis carriles destinados a los coches -incluidos los de aparcamiento- a tener sólo dos para convertir esta vía de 30 metros de anchura en un eje verde en sintonía con el modelo Superilla Barcelona. En la actualidad la calzada ocupa las dos terceras partes de la anchura de la calle, mientras que en el plan de reurbanización se prevé invertir la proporción y ceder un setenta por ciento del espacio a los peatones, mientras que la calzada quedará reducida a un carril para buses y tráfico local y un nuevo carril bici segregado de subida, y en el de bajada habrá un carril compartido para buses, tráfico local y bicicletas, un modelo similar al previsto, y criticado, para la Via Laietana. La duración prevista es de 17 meses, con lo cual tendrían que estar terminadas en noviembre de 2023, ya dentro del siguiente mandato.
La reforma integral de la Rambla se prevé como una obra de larga duración. Aunque está previsto empezar este mismo año, todavía no se sabe cuando, se calcula que el tramo superior, el que afecta directamente a las antiguas paradas de los pajareros, no se emprenderá hasta 2028 y, como en otras obras de envergadura, el futuro de la transformación quedará hipotecado a los futuros gobiernos municipales -en este caso, incluso del que pueda surgir en 2027. En todo caso, de momento la intención es empezar la reurbanización en el tramo más próximo al mar, en la rambla de Santa Mònica entre el Portal de la Pau y la calle del Portal de Santa Madrona.
La reforma de los Mercados Municipales es una de las obras de muy largo plazo. De hecho, hace décadas que está en marcha y ha pasado de mandato a mandato haciendo su recorrido. El mercado de la Concepció, por ejemplo, fue reformado entre 1996 y 1998, y el de Sant Antoni, entre 2009 y 2018. En la actualidad hay diversos en marcha. El de Sant Andreu tendría que estar terminado en mayo, mientras que el de la Abaceria, en Gràcia, lleva en obras desde 2018 y todavía va para largo. Por el futuro quedan los mercados de Horta, que todavía tiene que empezar y no estará terminado antes de 2024 y el de Montserrat, en Nou Barris, que también tendría que estar acabado dentro de dos años, en el futuro mandato.