Barcelona 2059. Han pasado dos siglos desde que se aprobó el plan Cerdà y la capital de Catalunya vive en una especie de estancamiento indefinido. La Ciutadella es un refugio de comercio ilegal para descastados del sistema y en la buhardilla de la Pedrera sobrevive una empresa que en su momento fue pionera en robótica. A poca distancia de la costa, recortándose en el horizonte, se levanta Nova Icària, la isla artificial que se ha convertido en el nuevo paraíso de una civilización que ha dejado atrás la humanidad para convertirse, por vía de la intervención total sobre el cuerpo, en posthumana.
Estas son las premisas básicas de la recopilación de relatos Barcelona 2059, ciutat de posthumans (Mai Més, 2021) una obra colectiva de ciencia-ficción que plantea los retos de la Barcelona del presente a partir de elucubraciones sobre la Barcelona del futuro.
A partir de relatos de Roser Cabré-Verdiell, Ivan Ledesma, Salvador Macip, Jordi Nopca, Bel Olid, Ricard Ruiz Garzón, Laura Tompàs Mora, Carme Torras y Susana Vallejo, Barcelona 2059 examina como se relacionan los vecinos de la ciudad ante una situación que confronta la decadencia de la ciudad real con las promesas de la isla, que se compromete a facilitar a sus habitantes una vida de lujo al precio de librar el propio cuerpo a todo tipo de experimentos.
Nueve relatos interrelacionados
Aunque se trata de nueve relatos indepencientes, todos ellos están interrelacionados, ya que parten del mismo presupuesto inicial -el contraste entre la Barcelona humana y la Neo Icària post-humana- y el mismo contrato único por el cual los barceloneses pueden convertirse en neo-icarianos. A partir de aquí, la editorial Mai Més, especializada según propia definición en "libros freaks, narrativas comprometidas y autoras fantásticas", da libertad a los autores, que al mismo tiempo juegan a combinar a los personajes en sus relatos.
Con títulos como Revolucionaris, Postintimitat, Casa nostra, Oblivion o L’horitzó era dins un forat de la ciutat -este último seccionado a principio y final de la obra-, los autores juegan a construir una ciudad imaginaria que aparentemente conserva poca relación con la actual más allá de unas pocas ubicaciones geográficas. Con todo, la ciencia-ficción no puede rehuir ser un reflejo de la actualidad en la que ha sido escrita, donde problemas como la vivienda, la pobreza o incluso la epidemia de la covid-19 estan bien presentes en una serie de relatos que abordan las relaciones de la ciencia con el cuerpo y el precio de la intimidad.
Todo, una Barcelona futura de ficción, desbordante de imaginación pero que no pierde el contacto con la ciudad actual. Al fin y al cabo, 2059 no está tan lejos. ¿Seremos posthumanos entonces?