El Ayuntamiento de Barcelona se ha marcado como uno de los retos del mandato el de mejorar la gestión del turismo a partir de dos instrumentos básicos, la regulación y la fiscalidad. Si en el primer aspecto el actual gobierno municipal ya ha mostrado su apoyo al mantenimiento del PEUAT que limita la creación de nuevos hoteles, así como los planes de usos que incluyen los EGA (Espacios de Gran Afluencia) así como la supresión de apartamentos turísticos en 2028, con respecto a la fiscalidad, a partir del 1 de octubre entrará en vigor el aumento del recargo municipal de la tasa turística hasta 4 euros, y se ha acordado con el Govern aumentar la tasa a los cruceristas de paso, medidas a las cuales se sumará, si la propuesta sale adelante, un fuerte aumento del precio público por aparcar autocares turísticos en Barcelona, que actualmente tiene un precio medio de 20 euros y que pasaría a costar unos 80.

Tal como ha anunciado este martes por la mañana el teniente de alcaldía de Economía, Hacienda, Promoción Económica y Turismo, Jordi Valls, la propuesta de aumento se tendrá que discutir en la próxima comisión de economía y aprobar en el marco del debate, previsto en octubre, de las ordenanzas fiscales. Ahora bien, según Valls, hay que poner sobre la mesa que en Barcelona, más allá de los turistas que pernoctan, hay un gran número que entra y sale para visitar la ciudad, a menudo desde otras localidades de Catalunya. En este sentido, Valls ha recordado que, una vez entre en vigor el recargo municipal de 4 euros, "un turista que visita la ciudad y duerme paga unos 7 euros de tasa más recargo, mientras que el turista que visita la ciudad desde cualquier otro lugar, paga unos 50 céntimos".

A partir de esta diferencia y del hecho que, según el gobierno municipal, anualmente operan en Barcelona unos 70.000 autocares turísticos -es decir, aquellos que no hacen servicios discrecionales ni escolares- que hacen más de 150.000 operaciones, entre aparcamiento y operativas de subida y bajada de pasaje, en poco más de 200 plazas de aparcamiento que, en todo caso, "difícilmente podrá crecer", Valls llevará la propuesta de aumentar el precio de estas operaciones, calculado en un término medio de 20 euros -hay que tener en cuenta que se pagan tarifas diferentes según las operaciones y los sitios donde se hacen-, lo cual permitiría "pasar de una recaudación de un millón de euros a cuatro millones de euros".

Asimismo, Valls ha señalado que se mantiene la intención por parte del Ayuntamiento de Barcelona de reclamar al Port de Barcelona "una reducción de terminales de cruceros", apuntando que, desde su punto de vista, "el número de turistas de esta ciudad es suficiente" y ha insistido en que la administración pública "no puede incidir en la demanda, pero sí en la oferta", y que medidas como la prevista de aumentar el precio de la zona azul de los autocares puede ayudar a "desincentivar la actividad turística".