El Ayuntamiento de Barcelona tendrá que resolver de manera póstuma una deuda pendiente contraída con el dibujante Francisco Ibáñez, traspasado este sábado, a quien el pleno municipal otorgó por unanimidad la Medalla de Oro de la ciudad al Mérito Cultural en febrero de 2022, pero que todavía no se había entregado. A causa del deceso del dibujante, ahora la medalla se entregará de forma póstuma a la familia en un acto de homenaje que servirá para reivindicar la figura y la obra del dibujante. Así lo anunció este domingo el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, en visita a la capilla ardiente de Ibáñez en el tanatorio de Sancho de Ávila.
La alcaldesa destacó que Ibáñez "era una persona muy implicada en la vida asociativa y cívica de Barcelona, que estuvo dibujando hasta el último momento, expresando con inteligencia y humor, haciendo un análisis social y haciendo pensar a tantas generaciones de catalanes y españoles que incluso aprendieron a leer con sus cómics". "La mejor manera de rendirle homenaje es pensando en aquel hombre que siempre tenía una palabra amable, un sentido del humor indestructible y un optimismo a prueba de bombas", ha dicho. "Muchos barceloneses y barcelonesas, de edades muy diferentes, sentimos esta tristeza por haberlo perdido y también esta alegría por haber aprendido tanto de él y sus escritos y sus personajes que ya forman parte de nuestras vidas".
El alcalde ha avanzado que habrá un acto de homenaje póstumo, con la familia, donde se le hará el reconocimiento que no se pudo hacer físicamente cuando se le concedió la medalla y ha asegurado que todas las propuestas de reconocimiento que se hagan desde la ciudad, desde las entidades o desde el sector del cómic, que es una parte muy importando de la literatura en nuestra ciudad, serán recibidas con la mejor de las intenciones por parte del Ayuntamiento para reconocer una figura tan importante de la literatura del cómic y de nuestras vidas".
Medalla de Oro de Barcelona al Mérito Cultural
El Plenario del Consejo Municipal del 25 de febrero del 2022 aprobó, por unanimidad, conceder las Medallas de Oro de Barcelona al Mérito Cultural a los dibujantes Francisco Ibáñez y Miguel Gallardo, fallecido el año pasado. Barcelona decidió honrar a Francisco Ibáñez "por su incansable e intensa trayectoria creativa, como referente del mundo del humor y del cómic en nuestro país". Ibáñez empezó a desarrollar desde muy joven una gran afición por los cómics y el dibujo. La primera publicación de un dibujo suyo llegó cuando solo tenía once años, en la revista 'Chicos', aunque estudió contabilidad y peritaje mercantil y su primer trabajo estuvo ligado al mundo de la banca. Pronto la empezó a compaginar con sus colaboraciones en revistas como 'Nicolás', 'Chicolino', 'Picolín', 'Liliput' o 'La Risa', con tiras, chistes, series humorísticas, creando personajes propios o dando continuidad a creaciones de otros autores.
En 1957 decidió dedicarse a tiempo completo a la creación de historias y abandonó el trabajo en el banco. Aquel mismo año empezó a colaborar con la editorial Bruguera. En enero de 1958 se publicó la primera serie de Mortadelo y Filemón en la revista 'Pulgarcito', sus personajes más icónicos. Entre 1957 y 1963 empieza una etapa donde irá fijando su estilo propio dentro de Bruguera, creando infinidad de personajes y adaptando algunas de sus mejores series para las diferentes revistas y tebeos de la editorial: La familia Trapisonda ('Pulgarcito', 1958); 13, Rue del Percebe ('Tío Vivo', 1961); El botones Sacarino ('El DDT', 1963); Rompetechos ('Tío Vivo', 1964) o Pepe Gotera y Otilio ('Tío Vivo', 1966).
Ibáñez cuenta con más de 100 millones de álbumes vendidos y es uno de los humoristas gráficos catalanes más prolíficos y reconocidos. Francisco Ibáñez era vecino de la biblioteca Gabriel García Márquez de Sant Martí, inaugurada el año pasado, donde hay un fondo especial monográfico dedicado a él y a sus cómics.