La apertura, el sábado pasado, del Tunel de Glòries en dirección Besòs debía aligerar los problemas de salida de la ciudad a la espera de la prueba de fuego de este lunes, primer laborable en uso. De hecho, el mismo Ayuntamiento de Barcelona preveía que durante las horas punta de la tarde hubiera embotellamientos en la zona de acceso a la nueva infraestructura, es decir, en el tramo de la Gran Via comprendido entre las calles de Marina y Padilla. El mismo consistorio, desde los servicios de Movilidad, ya había apuntado esta posibilidad la semana pasada, asegurando que esos atascos se generarían "por las dudas de los conductores" y se mostraban confiados que se solucionaran una vez los usuarios se acostumbraran a coger el túnel.
Pero el lunes por la tarde no pasó exactamente lo que preveía el ayuntamiento, ya que los problemas se generaron justo al otro lado de la plaza de las Glòries, con el intento de los conductores de acceder al tramo central de la Gran Via a la altura del centro comercial, una posibilidad que no está prevista desde el sábado. El resultado, un caos circulatorio en un tramo que ha pasado, de viernes a sábado, de ser el principal punto de acceso al tramo central de la Gran Via a convertirse en una calle sólo para uso de vecinos y usuarios del centro comercial y de un solo carril.
Nueva movilidad en les Glòries
La entrada en servicio del túnel ha implicado la implementación de toda una nueva movilidad de la plaza de les Glòries, con la prohibición del paso por la plaza en dirección salida a todos los vehículos a excepción de autobuses urbanos y la habilitación de una nueva 'anilla' que desvía el tráfico por un recorrido tan largo como recorrer quince manzanas del Eixample. Con todo, la principal novedad de esta nueva movilidad es que se ha eliminado la posibilidad de acceder al tramo central de la Gran Via una vez pasada la plaza de les Glòries.
De hecho, la intención del ayuntamiento es que los vehículos que quieran acceder a la Gran Via para salir de Barcelona es que se desplacen por la calle Perú hasta Selva de Mar, ya casi en el extremo de la ciudad. El problema es que los conductores no se dieron por enterados, y tanto los que optaban por dar la vuelta por la nueva 'anilla', como los que optaban por pasar por el medio de la plaza a pesar de estar prohibido, se encontraban encajonados en el carril lateral de la Gran Via y desviados en dirección mar en la calle Ciutat de Granada, todo un bucle circulatorio que hizo enfadar a más de un usuario.
Lo más perverso de todo ello es que la valoración estricta del funcionamiento del Túnel fue el lunes bastante positiva, ya que fue utilizado por casi 30.000 coches sin ninguna incidencia destacable. El problema es que el atasco se localizó en otro punto no previsto.