El fenómeno de los narcopisos está lejos de detenerse. En las últimas tres semanas se han detectado 28 en un espacio relativamente pequeño, el que hay entre las calles Robadors y Sant Gil. Estos supermercados de la droga atraen hasta al Raval toxicómanos, inseguridad y peleas, la más reciente hace quince días cuando dos hombres se enfrentaron a plena luz del día con machetes y cuchillos largos. La situación se ha vuelto tan insostenible que todos los grupos municipales en la oposición, excepto la CUP, han forzado a la alcaldesa Ada Colau a celebrar este viernes un pleno extraordinario sobre inseguridad y narcopisos. Carlos, que prefiere no se sepa su apellido para evitar problemas con los traficantes, es el portavoz de la Associació Illa RPR (Robadors-Picalquers-d'en Roig), entidad que lucha por acabar con esta lacra.

¿Qué espera del pleno de este viernes?
¿Que qué esperamos? Muy poco, porque los que han forzado este pleno con la mejor de las intenciones son los partidos de la oposición y estos no mueven el Ayuntamiento. El gobierno municipal es muy claro, nos dicen que pueden limpiar el barrio, mejorar el alumbrado y poner a más policía... pero poca cosa más. Nos han dado mil y un argumentos para no actuar, que no hay Generalitat, que el conseller de Interior está en la prisión... Hemos hecho un documento, que trasladaremos al pleno de este viernes, con 20 acciones "urgentes" de cara a la llegada del verano. Lo más importante, un aumento de agentes de la Guardia Urbana en el barrio.

¿Cómo es la relación con el Ayuntamiento?
Hicimos varias acciones para llamar la atención del Ayuntamiento, una de ellas fue el narcotour (una visita por los principales inmuebles donde se vende droga) y sólo la CUP y Barcelona en Comú no aceptaron venir. Hicimos una campaña a través de Twitter donde durante quince días invitamos a la alcaldesa Ada Colau a visitar la zona; finalmente en una reunión, donde se presentó por sorpresa, dijo que vendría, pero todavía lo esperamos. Eso fue en febrero. El Ayuntamiento no ha asumido nunca su responsabilidad con profundidad. Muchas veces se ha escudado en que el tema le corresponde a los Mossos y, por lo tanto, a la Generalitat y, como no hay Govern de la Generalitat, no puede hacer nada. Aquí no sólo hay narcomenudeo, trapicheo, papelinas y jeringas para yonquis, aquí se mueve droga a niveles muy elevados.

La alcaldesa Ada Colau aceptó venir a hacer un 'narcotour', pero todavía la estamos esperando. Eso fue el mes de febrero

¿Está hablando de narcotráfico?
Hay mafias procedentes del Pakistán, de la República Dominicana, de Colombia y de países africanos que revientan pisos, los ocupan y los utilizan para vender heroína, cocaína, hachís, marihuana... Que va destinada a consumidores de aquí pero también de Europa. ¡Aquí tenemos narcoturismo!

¿Narcoturismo?
Hay un turismo de drogas como lo hay de borrachera. Hay un fenómeno de... yo llego a Barcelona, consumo droga, alcohol y nadie me dice nada. La aplicación de la ley es muy blanda. Se ha creado un efecto llamada. Hablé con unos toxicómanos italianos que me decían: "Si lo hago en mi país, iré a la prisión, aquí me piden el DNI, me identifican y me sueltan". Los hay que su verano consiste en drogarse. Lo que ganan durante el año se lo chutan. Después se encuentran con que se les acaba el dinero ¿y qué hacen? Robar para poder pagarse los chutes. Cada vez hay más tirones de bolsos, robos en pisos...

Hay un turismo de drogas como lo hay de borrachera. Hay un fenómeno de... yo llego a Barcelona, consumo droga, alcohol y nadie me dice nada. La aplicación de la ley es muy blanda.

¿Cuántos narcopisos hay?
Hemos detectado 28 narcopisos en las últimas tres semanas y no son todos, son sólo los que nosotros hemos podido verificar. Los narcos han aprendido mucho en los últimos 9 meses. Saben cómo evadir la policía. Abren un narcopiso, lo mantienen activo entre dos y tres semanas, lo cierran y abren otro. Así que si la policía los está investigando, la operación se frustra y tienen que empezar de nuevo. Así van haciendo. Hemos detectado narcopisos donde no había, por ejemplo, en Sant Antoni. En torno al mercado hay muchos toxicómanos, eso nos hace pensar que hay algún piso que les suministra droga.

¿De quién son estos pisos?
El narcopiso es una estructura inmobiliaria que pertenece a un fondo buitre, un banco, al Ayuntamiento de Barcelona, una ONG o a un particular. Son los cinco tipos que hemos detectado. Casi todos los que pertenecen al Ayuntamiento están situados en la calle Om, son unos 7 o 8 y eso es muy grave, porque el Ayuntamiento tendría que emprender acciones más contundentes y sentimos que eso no pasa. Nos dicen que han denunciado estos pisos pero aun así se sigue vendiendo droga.

Hay ocho narcopisos que pertenecen al Ayuntamiento, y eso es muy grave porque tendría que emprender acciones más contundentes y sentimos que eso no pasa

¿Los vecinos tenéis miedo de ir por la calle?
Hay momentos de todo, pero, claro, cuando ves que a las señoras les estiran el bolso, les roban los collares, los pendientes... y escenas como la de hace unos días en que dos personas se peleaban con cuchillos largos a plena luz del día... generan una situación de miedo. Pero también tengo que decir que esta situación ha generado un clima de barrio, de piña, de solidaridad.

Habéis colgado pañuelos rojos como símbolo de protesta.
Sí, ha sido una campaña que ha tenido mucho éxito y nos la han copiado en el Puente de Vallecas y en Lavapiés. Es un código que utilizan los narcotraficantes. Cuando tienen droga para vender, cuelgan un trapo blanco, cuando saben que están siendo vigilados por la policía, uno azul, y cuando no tienen droga para vender, un trapo rojo. Se ha sumado mucha gente porque están hartos de encontrarse a yonquis durmiendo a la puerta de casa o gente que se mea en el portal. Es la manera como han estallado. Nuestro objetivo no son los yonquis, son los narcopisos y lo que hay detrás de ellos. No entendemos por qué hay tanta impunidad para vender droga.