El distrito de Nou Barris fue fundado en 1984, ahora hace cuarenta años, cuando el Ayuntamiento de Barcelona aprobó la vigente división de la ciudad en diez entidades y otorgó identidad propia a los barrios del norte de Sant Andreu que crecieron de forma acelerada la segunda mitad del siglo XX sumando a la población local las oleadas de inmigrantes españoles de los años 50 y 60. Aquel mismo crecimiento por la vía de urgencia definió la fisonomía de los barrios que lo componen, que no son nueve, sino trece, que pivotaron entre las casas de autoconstrucción y los bloques del desarrollismo, que marcan todavía hoy diferencias notables entre barrios hermanos como Canyelles y Roquetes o Torre Baró y Ciutat Meridiana.

➡️ Nou Barris que al final fueron trece: así se formó el distrito más periféricamente barcelonés

Con todo, el distrito de Nou Barris no está únicamente configurado por las viviendas y, evidentemente, por sus vecinos, que se significaron históricamente por, precisamente, dignificar unos barrios alejados de los centros de decisión y faltos de todo tipo de equipamientos. De todo eso habla, de hecho, la película de éxito El 47. Más allá hay una historia que se visualiza en sus masías supervivientes así como en otras construcciones, y en sus parques y jardines, toda una serie de elementos que ejemplarizan el atractivo de un distrito a menudo olvidado por el resto de barceloneses. Y si el distrito está formado por trece barrios, aquí van trece recomendaciones de puntos de interés, una por cada barrio.

Canyelles: Un parque para articular todo un barrio

El barrio de Canyelles se conocía hasta no hace mucho como Polígon Canyelles, ya que responde a la fisonomía clásica de barrio planificado de bloques y más bloques de pisos. Ahora bien, a pesar de su estética desarrollista -incluso soviética, en opinión de algunos observadores-, su centro está ocupado por el gran parque de Josep Maria Serra i Martí, que ocupa una parte importante y articula todo el barrio. Con su fuente monumental, sus espacios polivalentes y grandes zonas ajardinadas, es el punto de encuentro del barrio y paso obligado para ir de una punta a la otra, coger el Metro o pasearse los martes, cuando en el paseo central se instala un mercado ambulante.

La fuente monumental del parque de Josep Maria Serra i Martí, en el barrio de Canyelles / Foto: Carlos Baglietto

Ciutat Meridiana: Un barrio atravesado por acueductos

El barrio de Ciutat Meridiana está formado por grandes bloques de pisos en un espacio donde inicialmente estaba previsto construir el actual cementerio de Collserola -y siempre se ha dicho que se desestimó hacer el cementerio por problemas de salubridad...-. En todo caso, un atractivo del barrio son el puñado de acueductos que lo atraviesan y que llevaban agua a Barcelona desde el Maresme, en un recorrido hidráulico desvinculado del Rec Comtal. En el parque del Aqüeducte hay uno de los más espectaculares, pero no el único. Estas conducciones de agua también se pueden ver en Torre Baró y la Guineueta, aparte del Pont dels Tres Ulls, un acueducto enterrado en la Trinitat Nova.

El parque del Aqüeducte, en el barrio de Ciutat Meridiana / Foto: Carlos Baglietto

La Guineueta: De Institut Mental a Seu de Districte

El barrio de la Guineueta se reconoce por sus bloques de color beige del lado Besòs del paseo de Valldaura y el parque del mismo nombre, pero en la otra acera del mencionado paseo se sitúa la sede del Districte (plaza Major de Nou Barris, 1), ubicada en lo que queda del Institut Mental de la Santa Creu, el antiguo hospital psiquiátrico de la ciudad construido entre 1885 y 1915 con diseño del arquitecto Josep Oriol y Bernadet, que originalmente era un gran complejo hospitalario del que hoy solo queda una pequeña parte, después de que la construcción de edificios residenciales primero y de nuevos equipamientos y el parque Central de Nou Barris posteriormente ocupara la parte que ya ha desaparecido. Entre las partes supervivientes destacan tres pabellones originales, ocupados, además de por la sede del distrito, la Biblioteca de Nou Barris y la comisaría de distrito de la Guàrdia Urbana. Es el centro administrativo del distrito.

La sede del distrito de Nou Barris está ubicada en el antiguo Institut Mental, en el barrio de la Guineueta / Foto: Carlos Baglietto

Can Peguera: El barrio de casas Baratas que sobrevivió

En el caso del barrio de Can Peguera no es que haya un atractivo característico, sino que todo el barrio conforma una singularidad en sí mismo. Se trata de un barrio de Cases Barates, de planta baja y con buhardilla en algunos casos, levantado con ocasión de la Exposición Universal de 1929 para ubicar -y alejar del centro- la ola migratoria de aquellos años. Aunque las construcciones fueron concebidas como temporales, casi un siglo después allí continúan, conformando uno de los barrios más homogéneos de la ciudad y, de hecho, un pequeño pueblo que es parte de Barcelona, aunque no lo parezca.

Las casas baratas forman el barrio de Can Peguera / Foto: Montse Giralt

Porta: Conectados con Sant Andreu vía cementerio

En el barrio de Porta se encuentran algunas masías supervivientes, como las de Can Verdaguer i Can Valent, que lo arraigan al pasado rural, así como el complejo deportivo de Can Dragó, donde había instalaciones ferroviarias que lo arraigan a su pasado industrial. Ahora bien, si un elemento llama la atención es la existencia de un cementerio integrado en el tejido urbano que, además, se corresponde con el antiguo cementerio municipal de Sant Andreu. Eso es así porque como casi todo el territorio que ahora conforma Nou Barris, formaba parte del municipio de Sant Andreu hasta la agregación de 1897 y cuando fue inaugurado, en 1834, se situó en las afueras.

El cementerio de Sant Andreu, en el barrio de Porta / Foto: Carlos Baglietto

Prosperitat: La plaza que se convierte en playa

El barrio de la Prosperitat tiene su epicentro en la plaza de Ángel Pestaña, destacado líder del anarcosindicalismo. Ubicada donde hasta no hace mucho había el barrio de barracas de Santa Engràcia, en su entorno hay varios equipamientos vecinales, pero lo más destacable es que el mismo plaza, donde se celebran todo tipo de acontecimientos durante el año -, particularmente la etílica fiesta de San Xibeco-, se convierte durante el mes de julio en una playa, la Prospebeach, donde gracias al suministro de un importante grosor de arena se habilita el espacio para hacer un torneo de voley-playa y acoger actividades propias de los casales de verano.

La plaza de Ángel Pestaña, en el barrio de la Prosperitat / Foto: Carlos Baglietto

Roquetes: Un mirador en memoria de Puig Antich

Enfilado en los contrafuertes de Collserola, el barrio de Roquetes mantiene el legado de las experiencias de autoconstrucción que le dieron forma y del activismo que llevó a los propios vecinos a hacerse ellos mismos el alcantarillado durante los fines de semana ante la ausencia de políticas municipales. En este barrio hay las mejores vistas al castillo de Torre Baró, pero también las mejores vistas sobre la Barcelona que da al Besòs. Uno de estos miradores está dedicado a Salvador Puig Antich, en la plaza del mismo nombre, y donde hay un pequeño memorial en recuerdo del joven anarquista que fue ejecutado por el franquismo hace medio siglo.

El memorial a Salvador Puig Antich, en el barrio de Roquetes / Foto: Jordi Palmer

Trinidad Nova: ¿La joya modernista que nadie esperaba?

En el conjunto de las instalaciones de abastecimiento de agua ubicadas en Nou Barris destaca la Casa de l'Aigua de la Trinitat Nova, que está conectada por un túnel por debajo de la Meridiana con la Casa de l'Aigua de Trinitat Vella, formando un complejo conjunto por bombear, almacenar, depurar y clorar el agua captada en Montcada i Reixac. La de Trinitat Nova, construida entre 1915 y 1919, sorprende por su factura modernista, inesperada en un ámbito tan alejado del centro de la ciudad y que luce como nueva gracias a una acertada restauración del 2015. Además, el equipamiento está dedicado a usos vecinales y culturales, convirtiéndose en una referencia en el barrio.

La Casa de l'Aigua de la Trinitat Nova, en el barrio del mismo nombre / Foto: Jordi Palmer

Torre Baró: El falso castillo

El de Torre Baró es el barrio de moda gracias a la película El 47, y su imagen más icónica es el castillo que le da nombre (carretera Alta de les Roquetes, 309). Ahora bien, aparte de que las mejores vistas del castillo no son las que hay desde el barrio, lo más importante es tener en cuenta que se trata más bien de un falso castillo. Efectivamente, el origen de esta construcción -que igualmente se merece una visita por su singularidad-, se tiene que encontrar en un proyecto fracasado construir un hotel que sería el centro de una ciudad-jardín, que finalmente no llegó a buen puerto y el edificio quedó a medio construir, manteniendo, eso sí, este curioso aspecto neomedieval. Todavía más, el nombre tampoco es original, ya que toma el nombre de la Torre del Baró de Pinós, ya desaparecida, situada en lo que actualmente es la Meridiana.

El castillo de Torre Baró, en el barrio de Torre Baró / Foto: Carlos Baglietto

Turó de la Peira: El viejo núcleo rural de Vilapicina

La delimitación de los barrios dejó dentro del Turó de la Peira el antiguo núcleo de Santa Eulàlia de Vilapicina (paseo de Fabra i Puig, 260), que contrasta con el resto del barrio por su configuración de viejo núcleo rural con orígenes en el siglo X y que mantiene su trazado histórico. En un ámbito bastante reducido se suman joyas arquitectónicas como la iglesia de Santa Eulàlia de Vilapicina y las masías de Ca n'Artès y Can Basté, esta última dedicada a equipamientos vecinales y sociales. En el otro lado del barrio está el parque del Turó de la Peira, una de las colinas menores de Barcelona, formada por un acogedor pinar y los restos de una antigua cantera.

La iglesia de Santa Eulàlia de Vilapicina, en el barrio del Turó de la Peira / Foto: Puigalder

Vallbona: El Rec Comtal todavía existe

La plaza Primer de Maig no es solo el epicentro del barrio de Vallbona, sino también un espacio donde todavía se puede ver en pleno funcionamiento el Rec Comtal, la milenaria acequia que abastecía de agua a la ciudad de Barcelona pasando primero por Sant Andreu de Palomar, donde quedan algunos restos de esta. La misma plaza fue urbanizada y ajardinada con atención especial a este curso de agua que proviene de Montcada i Reixac y que bordea el camino que une Barcelona con este municipio del Vallès. De hecho, pasear por Vallbona es encontrarse con varios tramos supervivientes del Rec Comtal, como el que riega la huerta de la Ponderosa.

El Rec Comtal en la plaza Primer de Maig del barrio de Vallbona / Foto: Canaán

Verdum: La gran plaza multiuso

El abogado laboralista Francesc Layret, asesinado por pistoleros a sueldo de la patronal en 1920, da nombre al espacio público más notorio del barrio del Verderón -o Verdun, en un debate todavía no completamente resuelto- y que conecta con la Via Júlia, la gran arteria ciudadana de esta parte del distrito de Nou Barris. Espacio de juegos todas las tardes y los fines de semana, su superficie escalonada dibuja un espacio multiuso donde destaca la feria solidaria del libro de cada segundo domingo de mes. Marcada por una gran fuente -ahora fuera de servicio- y una marquesina que da más sombra que cobijo, uno de sus encantos era la escultura l'Escullera de Jaume Plensa, ahora reubicada al otro lado de la Via Júlia.

La plaza de Francesc Layret, en el barrio de Verdum / Foto: Carlos Baglietto

Vilapicina y la Torre Llobeta: Una casa solariega que se remonta al siglo XVI

La Torre Llobeta (calle Santa Fe, 2), es uno de los ejes sobre el que se articula el estirado barrio de Vilapicina i la Torre Llobeta. Actualmente, funciona como centro cívico, pero sus orígenes se remontan al siglo XVI. Se trata de una casa solariega tardogòtica calificada de Bien Cultural de Interés Local que religa el actual barrio, plenamente urbano, con su pasado rural. Ya en la actualidad, la Torre Llobeta fue un epicentro de activismo vecinal, que incluyó una ocupación por parte de la Asociación de Vecinos y un desalojo por parte de la Guàrdia Urbana en 1983. Se trata, pues, de una masía con una historia que llega hasta el presente.

La Torre Llobeta, en el barrio de Vilapicina i la Torre Llobeta / Foto: Vicente Zambrano González - AjBCN