La calle Aragó de l'Eixample de Barcelona es una de las principales arterias de tráfico de la ciudad, por donde circulan más de 60.000 vehículos al día. Pero en un contexto de creación de ejes verdes y de limitación del tráfico privado —al menos con respecto a la política del gobierno municipal saliente— la entidad Eixample Respira considera que todavía tienen que aumentar las limitaciones en pro de la salud y para bajar la contaminación, y por eso este lunes por la tarde un centenar de vecinos —entre los cuales muchos menores de edad— han cortado la calle Aragó durante una media hora.

Un momento del corte de la calle Aragó del Eixample de Barcelona, este lunes por la tarde / Foto: Eva Parey

"Es el inicio de una campaña para pedir un nuevo modelo de calle", ha afirmado Genís Domínguez, miembro de Eixample Respira —plataforma que hasta hace poco estaba liderada por Guille López, ahora concejal electo por Barcelona en Comú—, que considera que ahora lo que hace falta es "convencer a los vecinos para que se sumen" para poder trasladar la petición al nuevo gobierno municipal, sea cual sea, porque "defender la salud no tiene que ver con qué partido gobierna". Así, al punto de las 18 horas, los concentrados han procedido a cortar la calle Aragó en el cruce con la Rambla Catalunya, aunque, justo un momento antes, la Guardia Urbana ha procedido a cortar la misma calle a la altura del paseo de Gràcia, de manera que no ha habido vehículos atrapados en este tramo.

 

El corte reivindicativo ha ido acompañado de la lectura de un manifiesto donde se reclama que la calle Aragó pase de ser "autopista a espacio de vida" y donde se recuerda que a lo largo de los años ya ha pasado por varios cambios de modelo, desde el inicial de 1882, con el ferrocarril en trinchera y puentes uniendo las calles perpendiculares pasando por el soterramiento de las vías en 1962 hasta llegar a convertirse, en la actualidad, "en la autopista urbana por excelencia" con una situación donde los vecinos "no pueden abrir las ventanas, y los que pasan, no pueden disfrutar de este espacio para pasear, jugar o comprar". Por eso reclaman un cambio porque "las personas que vivimos allí tenemos unas sensibilidades diferentes de las de hace unos años, y hace falta que el urbanismo de la ciudad dé respuesta".

En todo caso, la campaña de momento solo propone un cambio de modelo, pero sin un proyecto claro, más allá de pedir "una nueva avenida adaptada a los nuevos tiempos y a sus retos, una nueva calle llena de vida, con más verde, menos ruido, donde poder respirar aire limpio", eso sí, sin dar solución o alternativa a los 60.000 vehículos diarios que pasan por la calle Aragó.