No es nada habitual que en una manifestación los convocantes cedan su espacio, incluida la mesa y el equipo de sonido, para que los defensores de la posición contraria puedan exponer su posicionamiento, pero en nombre de la "cordialidad vecinal" como rasgo distintivo de "la gente juiciosa de Sants", esto es lo que ha pasado este viernes por la tarde en la Bordeta, cuando medio centenar de vecinos reunidos por la plataforma Salvem el Carrer Mosén Amadeu Oller en defensa de un jardín público conseguido en pleno franquismo, han permitido que miembros del colectivo Empriu, que tienen previsto construir un edificio de vivienda cooperativa, expusieran sus puntos de vista, aunque al precio de recibir algunos silbidos. En todo caso, las dos partes se han comprometido a mantener una reunión para acercar posiciones, eso sí, sin renunciar ninguno de los dos a sus líneas rojas respectivas.

Todo eso ha pasado en la manifestación convocada por la plataforma Salvem el Carrer Mosén Amadeu Oller ante la intención del Ayuntamiento de Barcelona de construir en el ámbito de la antigua fábrica de Can Batlló un edificio de vivienda cooperativa. El motivo de queja vecinal es el hecho que en el proyecto de edificio se incluye un espacio de esta calle de unos 350 metros cuadrados ajardinados con parterres, varios árboles y bancos para sentarse, que se consiguió gracias a la reivindicación vecinal que lo reclamó al ayuntamiento franquista de Barcelona, que se lo cedió en el año 1961. Pau Domingo, portavoz de la plataforma vecinal, el mismo que ha hecho referencia a la "cordialidad vecinal", ha leído el manifiesto en defensa del jardín entre aplausos de los vecinos.

Miembros de la Plataforma Salvem el carrer Mossèn Amadeu Oller hacen lectura del manifiesto en defensa de la zona ajardinada / Foto: Carlos Baglietto

En la misma mesa y con el mismo equipo de sonido, el Colectivo Empriu defiende su proyecto de edificio de vivienda cooperativa / Foto: Carlos Baglietto

"Lo que se consiguió en plena dictadura no lo perderemos en democracia", ha señalado Domingo, para recordar que si el proyecto sale adelante, el jardín "desaparecerá". Por eso, ha anunciado la presentación de dos propuestas alternativas, una de las cuales implicaría una modificación del Plan General Metropolitano, mientras que la otra sería más sencilla. Las dos propuestas, en todo caso, incluyen la retirada del edificio en cuatro metros para salvaguardar la zona ajardinada, una "línea roja" a la que los vecinos no piensan renunciar, para asegurar que no se resignarán a tener "una calle más gris, estrecha y ruidosa". En declaraciones a ElNacional.cat, Domingo ha añadido que el Ayuntamiento de Barcelona les reconoce la "legitimidad histórica" del uso vecinal del jardín, aunque no conste ningún documento oficial que lo acredite, y se ha mostrado optimista ante la posibilidad de que se consiga salvar la zona ajardinada.

Empriu defiende el edificio cooperativo

Por su parte, Joan, en nombre del colectivo Empriu, ha podido hacer uso de la palabra en la manifestación convocada por la otra parte para defender el proyecto del edificio de vivienda cooperativa con la lectura de otro manifiesto donde se especifica que el solar de la controversia "es de titularidad municipal" y está "catalogado como vivienda de protección oficial". Asimismo, ha señalado que la demanda vecinal para modificar la planificación "llega demasiado tarde", un punto donde se ha ganado los silbidos de los vecinos favorables al mantenimiento del jardín y ha hecho un llamamiento a encontrar "una solución consensuada e imaginativa". En declaraciones posteriores a este medio, el portavoz del colectivo Empriu ha señalado que "cualquier modificación pondría en riesgo el proyecto", ya que depende de subvenciones y calendarios que ya están fijados.

Acabada la lectura de los manifiestos respectivos, los miembros del colectivo Empriu se han retirado mientras los convocados por la Plataforma han cortado durante un rato la calle de Mosén Amadeu Oller entre gritos y silbidos. En todo caso, las dos partes han evitado la confrontación, han hecho demostración de un chocante 'fair-play' y los dos portavoces han confirmado a este medio su intención de sentarse en una misma mesa para acercar posiciones. Eso sí, sin renunciar a las respectivas líneas rojas, que implican defender el jardín para unos y el edificio cooperativo para los otros.