La construcción de una ciudad a escala humana, con facilidades para los peatones, requiere a menudo ejercicios de imaginación para adaptar las infraestructuras a sus usuarios. Eso no siempre se resuelve con éxito, y en Barcelona se encuentra un ejemplo claro, el llamado Cilindro de Horta, una infraestructura fallida construida en 1985 con el objetivo de salvar los quince metros de desnivel entre la rambla del Carmel y la calle de Lisboa que, partiendo del objetivo de facilitar el paso de peatones por una larga rampa helicoidal, se tuvo que cerrar al cabo de unos años por los persistentes problemas de inseguridad y vandalismo y que, a la espera de mejor uso, se utiliza actualmente como almacén municipal.

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🎼 Así es el otro palacio de la música de Barcelona (por delante y por detrás)

El Cilindro de Horta es una instalación del Ayuntamiento de Barcelona cerrada al público, pero que, con ocasión de la pasada edición del 48h Open House descubrió a la ciudadanía un pequeño paisaje hipnótico formado por una idea simple, pero fracasada: una inmensa rampa helicoidal dentro de un cilindro con una altura máxima de 24,88 metros y un diámetro de 19,35 metros, que, además de hacer de muro de contención de la rambla del Carmel, conectaba los dos puntos de desnivel. El cilindro, pese a ser bastante fotogénico y tener la funcionalidad de hacer de traba estructural del mismo edificio, que acoge la salida a Collserola del tramo final del túnel de la Rovira, tuvo una vida breve, precisamente a causa de su singularidad.

El Cilindro de Horta es una rampa helicoidal que permite superar el desnivel de quince metros entre la rambla del Carmel y la calle Lisboa, en la intersección entre los barrios del Carmel, Horta y la Clota / Foto: Jordi Palmer
El Cilindro de Horta cerró puertas por graves problemas de inseguridad e incivismo y actualmente se utiliza como almacén municipal / Foto: Jordi Palmer

Edificado en 1985, durante los años noventa servía de espacio de paso para los peatones que transitaban entre el Carmel y Horta, pero su uso limitado, marcado por un escenario inseguro y poco acogedor, hizo que en el año 2006 se cerrara definitivamente, mientras que en 2007 el ayuntamiento certificó su inutilidad con la construcción, en un ámbito próximo, de un ascensor, que hacía la misma función de una forma mucho más amable, accesible, cómoda y segura. Desde entonces, el cilindro se utiliza como almacén municipal, incluyendo la parte inferior como aparcamiento de vehículos de servicios municipales. Cabe decir que como almacén tampoco es un espacio especialmente práctico, dada su inclinación persistente, ya que, al fin y al cabo, se trata simplemente de una rampa.

¿Almacén, sala de exposiciones, zona de ensayo casteller?

Ahora mismo el cilindro de Horta tiene el dudoso mérito de formar parte de la lista de equipamientos inútiles de Barcelona, como el depósito del Rei Martí, con la diferencia que este último está en perfectas condiciones de uso y la rampa helicoidal vive en un estado de semiabandono. Ahora bien, la pregunta del millón, la misma que se hacían los visitantes del Open House, es cuál debería ser su uso. Hace un par de años se puso sobre la mesa la idea de convertirlo en una fábrica de creación centrada en el arte urbano, pero de momento este objetivo no se ha materializado. También se podría convertir en sala de exposiciones, con un recorrido claro a lo largo de la rampa e, incluso, podría llegar a ser utilizado, gracias a sus 25 metros de altura, como espacio de ensayo de una colla casteller, aunque su base es bastante reducida y tampoco dispone de espacios anexos ni parece un sitio muy indicado para establecer medidas de seguridad.

 

 

En todo caso, el Cilindro de Horta, que ha sido utilizado puntualmente como plató cinematográfico y también para la filmación de anuncios, es uno de aquellos espacios que hacen de Barcelona una ciudad viva con puntos muertos, olvidados y desaprovechados que, a pesar de todo, tienen una singularidad sorprendente. Visitarlos (cuándo se puede) siempre vale la pena. Por todo ello, visitar el Cilindro de Horta es descubrir más detalles de una Barcelona siempre chocante, donde hay sitio para contemplar el Guernica de Picasso en su emplazamiento 'original', visitar una cochera prefabricada en la falda de Collserola, disfrutar de un templo neoclásico en el corazón del Eixample, admirar la belleza de un rascacielos brutalista, descubrir que al lado del Palau de la Música hay otra joya modernista, jugar a encontrar el dragón escondido de la obra más catalanista de Gaudí, comprobar como una cisterna histórica reconvertida en equipamiento público está en completo desuso, que el edificio que acogía el histórico 'drugstore' David tiene una rampa que permite subir en coche hasta las oficinas de la octava planta o que en Barcelona hay un segundo palacio de la música tan fascinante como el primero.

Exterior del Cilindro de Horta, al final de la rambla del Carmel. El espacio está habitualmente cerrado, pero se pudo visitar con ocasión del festival de arquitectura 48h Open House / Foto: Jordi Palmer