La primera mañana en funcionamiento de la nueva estación de Sant Andreu ha servido como examen sumario para poner a prueba la nueva instalación, y más allá de la presencia de las autoridades políticas, que se han mostrado muy satisfechas por la entrada en servicio, han sido los usuarios los principales testadores de una estación que no solo se ha convertido este lunes en un punto de interés de medios de comunicación, sino también de curiosos, amantes del mundo del ferrocarril y vecinos que se han querido acercar a la nueva estación para comprobar su funcionalidad como estación de tren y su integración en lo que tiene que ser la primera cata del futuro parque lineal que conectará la Sagrera con el nudo de la Trinitat.
Así, usuarios y curiosos han podido comprobar las ventajas de la nueva estación, pero también algunas de sus desventajas, en una instalación que ha llegado para sustituir una estación que a pesar de tener el título honorífico de ser la más vieja en funcionamiento de todo el Estado español, había quedado anticuada, con graves problemas de movilidad y circunscrita a solo dos vías que, a la salida de Barcelona en dirección Granollers se podían llegar a convertir en un embudo insalvable en caso de incidencias. Así, entre selfies de usuarios diciendo adiós a la antigua estación y hola a la nueva, se ha podido comprobar cuáles son los puntos positivos de la nueva estación y en qué aspectos puede mejorar.
Accesibilidad y luminosidad, los principales aspectos positivos
Uno de los retos pendientes de la nueva estación de Sant Andreu era resolver la accesibilidad, viniendo de un precedente, la antigua estación de Sant Andreu Comtal donde, hasta la instalación de ascensores para acceder a los andenes hace escasos años, estaba vetada a los usuarios de sillas de ruedas. En este sentido, la instalación de accesos exteriores sin peldaños y ascensores para acceder a los andenes son puntos muy a favor de la nueva estación. A este hecho hay que añadir su luminosidad. Llegar desde la estación del Clot, de las más sórdidas de la ciudad, es un espectáculo luminoso que, viniendo desde Montcada i Reixac suaviza en parte la entrada a una zona de túneles que atraviesa toda la ciudad.
De hecho, la misma cobertura de vías es uno de los pros que ha comportado la nueva estación, no tanto por la necesidad de eliminar el paisaje ferroviario de la ciudad, sino más bien por la facilidad que supondrá para poder convertir todo el actual espacio ocupado por las instalaciones relacionadas con el tren en una zona de uso público para todos los ciudadanos. Con todo, quizás es un punto positivo a medias si se tiene en cuenta que no todo el mundo está a favor de cubrir las vías y que con el cierre de Sant Andreu Comtal, Barcelona ya solo dispone de una estación al aire libre, la de Torre Baró, que es al mismo tiempo la más periférica de todas.
En el capítulo de aspectos positivos hay que añadir la normalización del servicio ferroviario. Después de años de reivindicaciones y a los cuales hay que sumar los cortes y afectaciones de las últimas semanas, los usuarios de las líneas R2 (Castelldefels - Granollers Centre), R2-Nord (Aeropuerto - Maçanet-Massanes) y R11 (Barcelona Sants - Portbou) ya pueden volver a la normalidad, sin tener que hacer transbordos en Montcada i Reixac o en el Metro para poder llegar a destino. También, en este capítulo de pros, hace falta apuntar la operatividad de la nueva instalación, con cuatro vías y dos andenes, que permitirá mejoras en la explotación y contar con vías de recurso para resolver mejor las incidencias, como trenes averiados.
Accesos y señalización, entre los aspectos mejorables
Con respecto a los contras o, para decirlo más suavemente, los aspectos mejorables, se encuentran los accesos exteriores, ya que a pesar de pasar de uno a tres, todavía queda trabajo pendiente. Por una parte, el acceso principal se hace desde la antigua pasarela que conectaba los andenes de la antigua estación, una infraestructura con un evidente carácter de provisionalidad. De la otra, se han abierto dos accesos más, uno por el puente de la calle de Sant Adrià y otro por la pasarela de peatones que conecta la calle Fernando Pessoa, en Sant Andreu, con la calle de Ferran Junoy y la entrada del Centro Comercial la Maquinista. Con todo, de momento no se ha habilitado el previsto acceso desde el Parc de la Maquinista que sería el más utilizado para los vecinos del Bon Pastor, incluidos los futuros habitantes del complejo de la Mercedes.
Con respecto a la señalización, la interior está bien resuelta, pero una vez fuera de la estación no hay ningún indicador, un aspecto preocupante si se tiene en cuenta la habitual desorientación de los primeros días de nuevo uso. De hecho, no hay ninguna señal de otros servicios de transporte público, como el Metro o paradas de Bus, ni tampoco de interés general, como el centro del barrio de Sant Andreu o el Centro Comercial de la Maquinista. Todavía más, el entorno es, de momento, bastante desangelado. Para tratarse de la primera cata del futuro parco lineal todavía está pendiente de urbanización y en horas nocturnas puede llegar a ser bastante inhóspito.
En cuanto a la accesibilidad, llama la atención la ausencia de escaleras mecánicas de bajada a los andenes -solo las hay de subida-. De hecho, aunque hay ascensores, no deja de sorprender que en una estación diseñada de cero no se haya previsto esta posibilidad, aunque las dimensiones del vestíbulo -una auténtica punta de iceberg en relación con la dimensión de los andenes- y la misma anchura de los andenes quizás tampoco lo permitían. Ahora bien, a diferencia de todos los otros, este aspecto no parece nada fácil de mejorar, aunque hay que recordar que los ascensores son utilizados también por usuarios con maletas o cochecitos de niño que en caso de saturación o avería del ascensor podrían hacer uso de las escaleras mecánicas. En todo caso, durante los próximos se verá si la nueva estación progresa adecuadamente.