Este mes de noviembre se han celebrado cincuenta años de un acontecimiento que, a pesar de quedar en el ámbito del hecho supuesto y no empíricamente demostrado por su propia naturaleza, tuvo un eco mediático y un efecto místico que hace que todavía medio siglo después haya gente que lo recuerde. Se trata de una aparición de la Virgen de Lourdes en... Collserola, concretamente en la zona de Can Cerdà, en el municipio de Cerdanyola del Vallès (Vallès Occidental). Según reflejan las crónicas de la época, el 8 de noviembre de 1974, a la barcelonesa Pepita Pugès (1920-1978), vecina de Horta, experimentó esta manifestación mística que conocemos como aparición mariana, eso es, la certeza personal de haber visto a la Virgen, en este caso, en su advocación de Lourdes.

Cabe decir que incluso la misma Iglesia católica prefiere marcar distancias con este tipo de experiencias, que en todo caso van más allá de la comprensión humana, ya que a menudo ha evitado posicionamientos claros sobre la autenticidad de los hechos y, además, los fieles católicos no tienen ninguna obligación de creerlos, cosa que sí que tienen que hacer con los dogmas -como la resurrección de Cristo, la inmaculada concepción de Marí, la Santísima Trinidad o la infalibilidad del papa de Roma-. Sin embargo, las apariciones marianas siempre han tenido una importante aceptación popular, que a menudo atribuyen a estas mariofanías atributos milagrosos, especialmente el poder de curar enfermedades.

Portada de la revista 'Virgo Potens' de 1984 que recoge el décimo aniversario de la aparición mariana en Cerdanyola

En este contexto, el entonces arzobispo de Barcelona, Narcís Jubany, no reconoció las apariciones como verídicas, aunque, ya como arzobispo emérito, visitó el paraje donde se habrían producido. En todo caso, según recogieron informaciones del momento, como la revista Virgo Potens e incluso el reportaje Los parroquianos del milagro del histórico programa Informe Semanal de Televisión Española, que desplazó un equipo en marzo de 1976, explican cómo Pugès sintió una voz interior que la instaba a desplazarse al paraje de Can Cerdà, situado en el parque de Collserola, al lado de la carretera entre Barcelona y Cerdanyola. Una vez allí entró en un éxtasis en el marco del cual se le habría aparecido la Virgen de Lourdes.

Eso lo explicaba la misma Pugès -en un castellano repleto de catalanadas- en el mencionado reportaje televisivo, donde indicaba que cuando tenía treinta años un viaje a Lourdes le curó la espalda, y que aquel 8 de noviembre le hizo caso y allí en Can Cerdà se le apareció la Virgen y le encomendó presentarse el día 11 de cada mes en el mismo lugar para ir a rezar en una fuente que la misma Virgen habría bendecido. "Ya hay quince señores y señoras que se han curado", apuntaba Pugès gracias a estos encuentros el día 11 de cada mes, añadiendo que ella veía a la Virgen "toda blanca y con la corona de doce estrellas y los pies desnudos, con una rosa en cada pie y el rosario en la mano".

Muchos detalles de esta situación se pueden recuperar en el extenso artículo 'Aparicions marianes a Horta-Guinardó', publicado recientemente en la revista El Pou, donde el autor, Jordi Ardanuy, hace un retrato de Pugès como procedente de una familia "muy católica" y "militante de Acción Católica", y que recuerda que aquellas apariciones consiguieron que cada vez fuera más gente en Can Cerdà, llegando a momentos en que "había unas trescientas o cuatrocientas personas entre feligreses, enfermos necesitados de curación, acompañantes, interesados por la parapsicología y curiosos", y que incluso el divulgador de ciencias ocultas Sebastia d'Arbó hizo un reportaje para el programa 'La Otra Dimensión' de Radio Barcelona.

Polémica por el estado de conservación

En un ámbito más terrenal, aquel espacio se acabó convirtiendo en una especie de santuario dedicado a la Virgen de Lourdes, con una capilla consagrada en 2001, además de un Vía Crucis. Coincidiendo con el medio centenario, un grupo de devotos ha alertado de que el recinto está "abandonado y sin cuidar" y el Vía Crucis, "cerrado y destruido casi totalmente", mientras que el espacio donde hay una fuente bendecida por la Virgen también está "destrozado y abandonado". Asimismo, han indicado a ElNacional.cat que la capilla abre el día 11 de cada mes por la tarde (16:30 h) y los domingos, dónde se celebra misa a las 12.30 horas. Estos devotos lamentan especialmente que no haya acceso al camino del Vía Crucis, donde imágenes recientes revelan su estado, y solicitan que el recinto "vuelva a estar en condiciones".

El recinto es propiedad del obispado de Terrassa y está gestionado respecto a los actos religiosos por la parroquia de Sant Martí de Cerdanyola. Por su parte, la Fundació Privada Can Cerdà se ocupa del mantenimiento de los terrenos donde se ubica el recinto. A consultas de ElNacional.cat, el secretario de esta fundación, Salvador Sagarra Benach, rebate las acusaciones de abandono y recuerda que el espacio depende de las normativas del Patronato de Collserola, que se tienen que aplicar en todo el espacio del Parque Natural, incluido el mismo recinto mariano. "El Patronato pone las normas y solo tenemos autorización para hacer tareas de siega y poda dos veces al año", apunta Sagarra.

Imagen de la Virgen de Lourdes en el santuario de Can Cerdà / Foto: Cedida
Uno de los pasos del Vía Crucis de Can Cerdà; un grupo de devotos lamenta que esté abandonado / Foto: Cedida

Asimismo, el secretario de esta fundación también apunta que desde el mismo parque "nos prohibieron las flores aromáticas" más allá de las autóctonas de la zona, "porque el recinto no es un jardín, es parte de un parque natural" que, además, está sometido a las acciones devastadoras de los jabalíes. Es por eso que asegura que el recinto "no está abandonado", a excepción, eso sí, del Vía Crucis, "que hace cincuenta años que no se utiliza". Por eso lamenta que entre las personas que participan en los actos, "una veintena a las misas del domingo y entre veinticinco y treinta el día 11 de cada mes", los haya que "quieren que todo esté como un jardín", pero "sin contribuir" de ninguna manera a su mantenimiento recordando que la fundación "no recibe ningún tipo de subvención". En resumidas cuentas, cuando han pasado cincuenta años de aquella primera aparición, la devoción mariana en este lugar de Collserola y a pesar de polémicas, se mantiene. Y eso ya es mucho para los que dudan de la credibilidad de los hechos.