No ha habido sorpresas ni tampoco se esperaba ninguna. El plenario del Ayuntamiento de Barcelona ha aprobado los presupuestos municipales del año 2023 con los votos a favor de los socios de gobierno, Barcelona en Comú y el PSC. La abstención de ERC anunciada después de un acuerdo culminado a 24 horas del pleno, y el voto en contra del resto de grupos (Junts per Catalunya, PP, Ciudadanos, Valents y la concejala no adscrita). De hecho, ya estaba todo el pescado vendido aparte de conocer el sentido del voto de Ciudadanos y Valents, un detalle intrascendente cuanto al resultado final. En el mismo pleno también se han aprobado las ordenanzas fiscales, con el mismo reparto de votos que los presupuestos.
En todo caso, los presupuestos para 2023, que son los más expansivos del mandato, con 3.600 millones de euros, vienen marcados por un hecho evidente y de todos conocido: son unas cuentas preelectorales que tendrán una vigencia clara y efectiva hasta mayo y que en junio, pasadas las elecciones, tendrá que afrontar un nuevo equipo de gobierno, sea quien sea quien gane las elecciones, de modo que en cierto sentido son de transición, y eso marcará tanto la gestión como ha marcado el debate que ha tenido lugar en el pleno municipal. De hecho, el mismo primer teniente de alcaldía, Jaume Collboni, ha defendido las cuentas como un compendio de los "cuatro años de mandato", el mismo discurso del concejal de Presupuestos, Jordi Martí Grau, que ha hecho mención especial a ERC y su "facilitación", apuntando que en este mandato el gobierno municipal ha aprobado "cuatro de cuatro". "La aprobación se tiene que ver en la perspectiva del mandato", ha añadido.
Maragall: "Hoy nos abstenemos; mañana gobernaremos y gestionaremos"
Identificado como principal artífice de la aprobación de las cuentas de Barcelona, el presidente del Grupo Municipal de ERC, Ernest Maragall, ha justificado la abstención apuntando que se trata de un presupuesto "de transición y de gestión que a partir de junio será asumido y gestionado por un nuevo gobierno". Por eso mismo, ha insistido en que la abstención es para "facilitar la aprobación y no para que haya un acuerdo de fondo", y por eso ha recordado que ERC es "el primer partido de la ciudad", para advertir que la situación cambiará a partir de junio, una vez celebradas las elecciones municipales: "Hoy nos abstenemos; mañana gobernaremos y gestionaremos", ha sentenciado Maragall.
Mascarell: "Las cosas cambiarán radicalmente"
Por parte de Junts per Catalunya, ha sido el concejal Ferran Mascarell quien ha defendido el voto contrario, tanto al presupuesto como a las ordenanzas fiscales, y también ha orientado su discurso en un marcado clima preelectoral: "Los presupuestos tienen una virtud —ha afirmado Mascarell—, en mayo hay elecciones y, por lo tanto, se aplicarán parcialmente y no hace falta decir que cambiarán" una vez celebradas las elecciones. "Las cosas cambiarán radicalmente", ha apuntado, y ha criticado que las cuentas presentadas son "un batiburrillo de medidas, algunas contradictorias", que ha definido como un "embrollo inadecuado y contradictorio" que, además, "no expresa la capitalidad del país".
Con respecto al resto de grupos, lo más destacado ha sido que Ciudadanos ha defendido el voto contrario y en funciones de presidente de Grupo Municipal el concejal Paco Sierra, que a pesar de haber sido expulsado de su partido, ha seguido representándolo en una situación bastante estrambótica. Tanto Cs, como PP, Valents y la concejala no adscrita también han expresado su intención de votar en contra de los presupuestos y ordenanzas fiscales. El debate lo ha cerrado la alcaldesa, Ada Colau, que ha querido agradecer a todos los grupos municipales el "buen tono del debate y en general del mandato, y con agradecimiento especial a ERC". Al fin y al cabo, con regusto preelectoral y con conciencia de que nadie garantiza que en junio no pueda haber cambios.