Hace casi un año, a mediados de mayo de 2024, el gobierno municipal de Barcelona se comprometió a encontrar, dentro de este mandato, una solución sobre el conflicto de la escalinata de la Sagrada Familia y la situación de los vecinos que tienen sus viviendas afectadas. Once meses después, el alcalde, Jaume Collboni, ha mantenido este compromiso basado en la premisa de enfocar una solución que dé "certezas a las familias afectadas por planeamientos urbanos", pero sin dar ninguna pista más de cuál podría ser la solución final que, en todo caso, tendría que permitir al mismo tiempo "culminar una obra tan importante para Barcelona como es la Sagrada Familia".

En el marco del plenario municipal, Collboni ha aceptado un ruego formulado por el concejal de Junts per Barcelona Joan Rodríguez, en el cual se reclamaba al alcalde un diálogo proactivo para encontrar una solución, dado que "los vecinos pagan el precio en forma de incertidumbre por la indefinición del proyecto" que incluye la fachada de la Glòria y la escalinata de acceso por la calle Mallorca. "Hablen con el templo y hablen con los vecinos", ha insistido el concejal de JuntsXBCN, solicitando que se acelere la negociación para llegar a un acuerdo "que tiene que permitir desafectar el máximo número de fincas y definir cuáles quedarán afectadas y de qué manera".

En su respuesta, Collboni ha apuntado que actualmente hay 426 familias afectadas por un planeamiento urbanístico "que no se ha afrontado hasta ahora", y, aunque no ha concretado ninguna solución, ha insistido en que seguirá en la línea de actuación del actual gobierno municipal de desafecciones, como se ha hecho en la Teixonera y en el Clot, como se ha hecho en Gràcia o como "queremos hacer en Sants-Badal y en Vilapicina", asegurando que "muchas familias hace demasiados años que esperan saber el futuro de sus propiedades, afectadas por planeamientos urbanísticos que, con dilación injustificada, hipotecan a las familias".

La ejecución de la solución quedará para más adelante

En todo caso, este compromiso de Collboni no ha ido más allá de insistir que, con el horizonte del 2027 ya se habrá encauzado una solución a tres bandas entre vecinos, junta constructora del templo y el mismo consistorio, pero aparte de que no se ha dado ningún detalle más concreto que el de "dar certezas a las familias", la ejecución de la solución quedaría para más adelante. De hecho, en caso de que la solución comprendiera reubicar a vecinos en el mismo entorno, se podría alargar tantos años como los necesarios para construir los nuevos pisos donde serían reubicados, para después afrontar las obras de culminación de la escalinata.