Calles dentro, calles fuera. Como si fuera una partida del Monopoly, Barcelona en Comú ha lanzado este miércoles una nueva oferta para llegar a un acuerdo con el PSC para aprobar en el pleno municipal del próximo viernes el plan de usos del Eixample, que corre el riesgo de no aprobarse si no cuenta con el apoyo explícito de los socialistas y que, por una cuestión de calendario, ya no se podría ejecutar en este mandato si no se aprueba esta semana. La oferta de los comunes es retirar de la zona con restricciones más estrictas tres calles del ámbito del plan de usos vigente en torno a la calle Girona, en concreto, las calles Bruc, Bailèn y Roger de Llúria, que pasarían a tener las restricciones genéricas de todo el distrito y no las más duras para calles pacificadas, pero el PSC ha rechazado la propuesta.
Hay que recordar que la semana pasada el PSC se retiró del acuerdo consensuado y presentado en rueda de prensa al considerar que las restricciones más estrictas superaban de largo un ámbito que los socialistas querían restringir solo a once calles, entre los cuales los nuevos Ejes Verdes, mientras que BComú propuso un ámbito mucho más amplio, incluyendo todas las calles afectadas por los planes de usos de Sant Antoni y Girona. Este miércoles por la tarde, la segunda teniente de alcaldía, Janet Sanz, ha expuesto la nueva propuesta de Barcelona en Comú atendiendo a la petición que han hecho asociaciones de vecinos y ejes comerciales los últimos días, que han pedido ejecutar las restricciones más estrictas en todo el ámbito previsto a excepción de las tres calles que ahora quedarían fuera. Acto seguido, la tercera teniente de alcaldía -pendiente de resolverse si llegará a ser primera teniente-, Laia Bonet, ha rechazado la propuesta y ha defendido que con Sant Antoni se tienen que seguir los mismos pasos que ahora se ha aceptado dar con el ámbito de Girona. Los socialistas estarían dispuestos a incluir en el plan de usos las calles Marquès de Campo Sagrado y Manso, pero se oponen a una regulación común de todo el ámbito, señalando que hay calles del ámbito de Sant Antoni, como Sepúlveda, "que tienen más a ver con Bailén que con Parlament o Tamarit".
Tal como se anunció inicialmente, el nuevo plan de usos del Eixample prevé dos niveles de restricción, uno que estaría constituido por las calles que ya tienen un plan de usos específico, es decir, el ámbito de la Supermanzana de Sant Antoni y la calle Girona; las calles pacificadas actuales: Enric Granados, paseo de Sant Joan, avenida Mistral, carretera de Ribes, avenida Gaudí y, dentro del ámbito de Glòries, la calle Cartagena; las calles en pacificación, es decir, los ejes verdes de Consell de Cent, Rocafort, Comte Borrell y Girona más las calles Tamarit, Parlament y Aldana; y finalmente las calles que se pacifiquen en un futuro.
En esta área, que el PSC considera demasiado extensa, se prevé restringir la apertura de establecimientos de restauración -bares y restaurantes-, degustación, autoservicio, discotecas y tiendas de conveniencia a un máximo de 5 establecimientos en un radio de 50 metros y un máximo de 18 en un radio de 100 metros, además de mantener una distancia lineal de 25 metros entre establecimientos. En el resto de calles del Eixample, la regulación sería más laxa y permite un máximo de 20 establecimientos de los tipos mencionados en un radio de 100 metros. Según Sanz, la intención de la propuesta es "llegar al máximo consenso posible sin desproteger espacios que ya están protegidos, como Sant Antoni y Girona". Por su parte, Bonet ha considerado que la propuesta no se tendría que llevar al plenario del viernes, dado que no hay consenso para que se apruebe.