Este martes el gobierno municipal de Barcelona reunirá a todos los grupos de la oposición con el objetivo de sumar esfuerzos en la lucha contra las consecuencias de la pandemia del coronavirus. La propuesta de un gran pacto de ciudad la verbalizó el equipo de Colau la semana pasada. Y la mayoría de partidos han recogido el guante. Especialmente sus socios preferentes desde que Valls le diera la alcaldía, que son ERC y JxCat.
Ambos grupos independentistas ayudaron a la alcaldesa a aprobar sus primeros presupuestos desde que gobierna en la ciudad. Una alianza que ha tenido la contrapartida en la aprobación de los presupuestos de la Generalitat por parte de los comunes. Hoy, Junts per Catalunya, la fuerza ideológicamente más alejada de Barcelona en Comú, ha anunciado que se aviene a la idea a cerrar filas para superar la crisis generada por la Covid-19 y negociar los presupuestos del año que viene. Pero ha fijado toda una serie de condiciones.
Su jefa de filas, Elsa Artadi, ofrece al ejecutivo municipal y los grupos de la oposición construir el consenso a partir de 9 principios reguladores: diálogo sincero; flexibilidad y adaptación; celeridad, eficiencia y desburocratización, capilaridad y transversalidad de las medidas; evitar los dogmas ideológicos que perjudiquen algunos sectores económicos; hacer recaer el esfuerzo financiero en la administración y no en el administrado, y exigencia al Estado para fortalecer las herramientas del Ayuntamiento. Todo bajo una premisa básica: "que el espacio sea útil y de consenso, y no sólo estético".
Además de los grupos municipales, en la reunión de este martes participarán también representantes de entidades, asociaciones, ciudadanas y empresariales.