La crisis de la vivienda y el derivado miedo de perder ayudas ha disparado los empadronamientos sin domicilio fijo en Barcelona. Así se desprende como principal conclusión de un informe del Institut Municipal de Serveis Socials, que señala que en los últimos dos años la cifra de personas en esta situación casi se ha duplicado, pasando de 24.019 a 45.913. Y el aumento es notorio si se compara con el 2015, cuándo tan solo eran 3.991 personas empadronadas sin domicilio fijo. El estudio municipal, hecho a partir de los datos recogidos en un cuestionario a entidades del tercer sector, señala que el principal factor que explica este aumento de las situaciones de sinhogarismo e infravivienda, por el aumento de precios y la falta de oferta asequible, y el hecho de que muchas personas en esta situación vayan a Barcelona porque los gobiernos de sus municipios no los empadronan sin domicilio fijo.
El estudio, que lleva por título "El impacto de las prestaciones sociales sobre las Dinámicas del Padrón Municipal", contempla que para el 20% de las personas que necesitan empadronarse sin domicilio fijo a Barcelona el motivo es vivir en una vivienda o habitación donde no se les deja empadronar, generalmente por el temor de los titulares de estas viviendas o de ellos mismos al hecho que pueda suponer dejar de tener prestaciones o ayudas sociales.
La comisionada de Acción Social, Sònia Fuertes, ha señalado también que "muchas personas podrían estar optando por empadronarse sin domicilio fijo porque según cómo esté conceptualizada una determinada ayuda puede no estar recogida la situación de exclusión residencial en que se encuentran". Así, ha puesto como ejemplo el caso de dos familias que no pueden afrontar el coste de vivir solas y se ven obligadas a compartir piso. "A pesar de vivir juntas, no son una misma unidad económica", ha apuntado. Con datos del censo de 2021, se contabilizaron 671.178 hogares y 648.670 viviendas consideradas principales, por lo que se desprende que 22.000 familias compartían casa.
Fuertes ha apuntado este lunes en una atención en la prensa que la realidad de la exclusión residencial ha cambiado mucho en los diez últimos años, ya que "la situación de vivir en habitaciones desgraciadamente afecta a muchos más núcleos familiares y muchas más personas". Por lo cual, asevera que habría que revisar si realmente las diversas prestaciones están adaptadas. La comisionada de Acción Social ha destacado que el informe explicita la "necesidad que hay entre diferenciar la unidad de convivencia, la unidad económica y la unidad familiar para hacer el cálculo de las prestaciones sociales" porque "podría pasar de que en algunos casos las personas estén optando por la vía del empadronamiento sin domicilio fijo por la situación de exclusión residencial que viven".
Un "glosario" fijo y detallado
En concreto, la comisionada ha explicado que el Ayuntamiento de Barcelona trabajará por "un glosario compartido" que fije qué quiere decir "unidad familiar, unidad económica y unidad de convivencia" a partir de otros modelos que ya lo han consensuado e invitará a hacerlo a otras administraciones. Además, ha subrayado el "compromiso clarísimo" de Barcelona para que se pueda hacer efectivo el derecho a empadronarse y su obligación como administración a garantizarlo, al mismo tiempo que ha instado a los ayuntamientos que no lo están haciendo a aplicar también el empadronamiento sin domicilio fijo. Fuertes se ha mostrado confiada que estos cambios en la manera de entender los conceptos de unidad familiar, unidad de convivencia y unidad económica con respecto a ayudas y prestaciones llevará a una reducción en la cifra de empadronados sin domicilio fijo, pero ha eludido dar cifras.