Dar de comer a las palomas de la plaza de Catalunya es una de aquellas tradiciones barcelonesas que van de baja y que, a diferencia de otras, no nos tiene que saber mal que acaben por desaparecer. Porque si nunca os habéis preguntado si es bueno alimentarlos, ya os avanzamos que no y en este Barcelona Exprés te damos cuatro razones para no hacerlo.

 

La primera y para empezar es que en Barcelona hay superpoblación de palomas y alimentarlas ayuda a que haya más. Ahora mismo tenemos más de 100.000 ejemplares cuando con una cuarta parte habría de sobra, ya que se calcula que más de 300-400 ejemplares por kilómetro cuadrado ya son demasiado, y ahora tenemos entre 1.300 y 1.700 por kilómetro cuadrado, según datos del Ayuntamiento. La segunda, a más palomas, más hacinamiento y más excrementos, y eso supone más facilidad para la transmisión de enfermedades, entre las cuales, la histoplasmosis, la psitacosis y la salmonelosis. La tercera, alimentarlos genera más suciedad, ya que aparte de los excrementos, siempre quedan restos de comida y lo que no se coman las palomas, ¡se lo acabarán comiendo las ratas! Y la cuarta, para las mismas palomas, el aumento de la población genera estrés y provoca peleas entre ellas.

¿Ahora bien, está prohibido alimentarlos? Pues no, porque las mismas ordenanzas municipales prevén la alimentación de animales en la vía pública. Eso sí, sin ensuciar los espacios públicos, un supuesto que puede comportar hasta 600 euros de multa. Ahora bien, la recomendación es no hacerlo y el mismo Ayuntamiento, que en 2018 ya vetó las paradas de garrobillas en la plaza de Catalunya, tiene detectados hasta 236 grandes alimentadores en toda la ciudad, es decir, gente que les da más dos kilos de comida al día, y por eso mismo impulsa campañas para evitar esta práctica. La plaza de Catalunya es uno de los principales lugares donde se alimentan a las palomas, pero esta práctica también es recurrente en espacios como la plaza de la Bella Dorita, ante el Molino, en el Poble-sec; en la plaza de Folch i Torres, en el Raval, y en el parque de la Ciutadella.

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Por lo tanto, si queréis dar de comer a las palomas, al menos pensáoslo dos veces, que si estos pájaros se han ganado el mote de ratas con alas, es por alguna cosa. Y si alguna vez sufrís un bombardeo aéreo por parte de una paloma, otra tradición muy barcelonesa, recordad este refrán catalán: 'El colom menja plata i caga plom'.