Aunque las obras de reurbanización de la Rambla hace más de medio año que empezaron, hasta el punto que ya se han encontrado importantes restos arqueológicos, lo cierto es que la primera fase alcanza un tramo muy reducido del principal paseo barcelonés, entre los portales de la Pau y de Santa Madrona. El resto de la Rambla queda todavía pendiente del inicio de unas obras que se podrían alargar hasta 2030, aunque el actual gobierno municipal ya ha expresado su intención de encabalgar las fases y acelerar las obras, tal como han pedido vecinos y comerciantes. A la espera de que la esperada renovación vaya ganando tramos, Amics de la Rambla ha presentado su informe anual de carencias de mantenimiento, con un resultado demoledor.
Según este informe, se han detectado decenas de carencias y aspectos mejorables según los vecinos, comerciantes, usuarios e instituciones. El estudio ya se ha presentado en el distrito de Ciutat Vella y en él, el colectivo señala que las actuaciones llevadas a cabo por el distrito los dos últimos años "son pequeños parches que no consiguen revertir la imagen de dejadez que la calle respira". "La Rambla es la imagen más internacional de Barcelona y también la imagen que muchos barceloneses y visitantes locales tienen de la ciudad", insiste el informe que apunta que este paseo "sigue presentando graves carencias de mantenimiento, agravadas por el uso intensivo que siempre tiene esta calle."
Carencias en pavimento, aceras, alcorques...
Aunque a la larga el pavimento del paseo será sustituido, en la actualidad hay casi una veintena de lugares donde está tan estropeado que incluso ponen en peligro la seguridad de las personas, con losas levantadas, rotas, agujeros, piezas que bailan y peligro de tropezar con tornillos que sobresalen. En las aceras laterales hay tramos con un desgaste excesivo, falta de piezas e incluso agujeros tapados con cemento. Destaca el de delante del palacio de la Virreina, sede del ICUB, donde se alerta específicamente del peligro de traspiés por elementos de pavimento deteriorado y agujeros. También se alerta de más de diez parches de cemento a causa de la eliminación de palos de señalización de tráfico.
Otro punto de queja son las tapas metálicas de servicios, de las cuales las hay rotas, estropeadas, túneles o incluso de las que bailan cuando se las pisan. También hay problemas con la alta degradación de los palos informativos, mientras que con respecto a los alcorques, hay siete en muy mal estado, rotos o levantados sobre el pavimento. Además, hay una quincena de vacíos. Asimismo, el informe también insiste en la falta de un mayor mantenimiento, como la necesidad de podar las encinas del Pla del Teatre. El informe también reprocha al Ayuntamiento de Barcelona el mal estado de las paradas de flores, con grafitos y falta de tapas de contadores.
Con respecto a las fuentes, se pide que la de Canaletes tenga un "mantenimiento mucho más esmerado", ya que presenta "muchos elementos de desgaste y oxidación, sobre todo en la parte baja", mientras que las fuentes tipos Wallace de las ramblas de los Caputxins y de Santa Mònica no funcionan y tienen partes oxidadas y deterioradas por el agua. Finalmente, se critican carencias en el alumbrado y en elementos monumentales como las pintadas en el monumento a Pitarra y piezas rotas en el mosaico de Miró.