El Baluard de Migdia es una parte de la antigua muralla de Barcelona que ha resistido hasta nuestros días, aunque de la peor manera posible. A diferencia del Baluard de Santa Madrona, en el Paral·lel, que se mantiene en un estado razonable de conservación, y el Baluard de Sant Antoni, dignificado tras la renovación integral del mercado del mismo nombre, el de Migdia, a pesar de conservarse a lo largo de los últimos siglos, ha tenido mucha mala suerte, y el último intento de dignificarlo, bajo el mandato del alcalde Trias, ha degenerado los últimos años hasta convertirse en un foco de degradación, abandono y suciedad.

Antes y después del Baluard de Migida, como quedó justo después de la rehabilitación y su estado actual / AjBCN - Montse Giralt

De hecho, este baluarte siempre ha sido víctima de su situación, en un espacio al mismo tiempo céntrico e ignoto, en torno a la estación de França. Todavía hoy su localización, a escasos metros de la salida de la estación de Metro de la Barceloneta, pasa desapercibida por los millares de personas que cada día pasan casí al lado. Y es que su recorrido histórico incluye un papel heroico durante el asedio de 1714 -fue un punto de resistencia el 11 de septiembre-, pero también siglos de olvido. Con la revolución industrial, todo el entorno se dedicó a instalaciones ferroviarias, y adyacente a la estación de França acabó tomando forma otra estación de tren, la de Rodalies, mientras que justo debajo, el baluarte dormía el sueño de los justos.

Controvertida intervención urbanística

Con todo, la apisonadora olímpica derribó aquella estación de tren y convirtió el solar en un aparcamiento de superficie donde en algún momento incluso se consideró la posibilidad de instalar la Biblioteca Pública del Estado en Barcelona, que, finalmente, irá justo al otro lado de la Estació de França. Finalmente, el Ayuntamiento de Barcelona, bajo el dominio de los alcaldes socialistas, tomó la controvertida decisión de dedicar el solar a vivienda, con una polémica promoción de pisos a cargo de la empresa Tricéfalo-Vallehermoso, que se convirtió en una de las peores intervenciones urbanísticas recientes en la ciudad de Barcelona.

El Baluard de Migdia y parte del rompeolas del siglo XV durante los trabajos arqueológicos previos a la construcción de los edificios de viviendas / Pere Vives - ICUB
El Baluard de Migdia desde el parking subterráneo privado, en una imagen de 2014 / Jordi Palmer

En 2006, el año en que Jordi Hereu relevó a Joan Clos en la alcaldía de Barcelona, el Baluard de Migdia afloró en todo su esplendor en los trabajos arqueológicos preceptivos previos a la construcción de nuevas viviendas. De hecho, cómo ya pasó con los hallazgos arqueológicos del Mercat del Born, se sospechaba que los restos estaban allí debajo, y no sólo el baluarte del siglo XVI, sino también el rompeolas del puerto de Barcelona del siglo XV y la contraescarpa del siglo XVIII, además de varias canalizaciones del Rec Comtal. Con todo, la operación inmobiliaria no se frenó, buena parte de los restos quedaron destruidos y justo se hicieron unas pequeñas modificaciones que resultaron una chapuza colosal. Tanto es así que hoy en día, si se quiere ver bien el Baluard, ¡hace falta bajar al sótano de un parking privado!

Con la construcción de los pisos el baluarte quedó rodeado de rascacielos y sin ninguna atención. En conjunto, unas piedras descontextualizadas. El año 2014, con Xavier Trias al frente de la Casa Gran, el mal ya estaba hecho, pero el gobierno municipal del momento intentó enderezar la situación y dignificar lo poco que se pudo conservar con la voluntad de crear un paseo arqueológico que, dentro de las posibilidades existentes de un espacio semiabandonado, reivindicaba los restos como parte del patrimonio histórico de la ciudad. Su impulsor fue el entonces teniente de alcalde de cultura, Jaume Ciurana, convencido de que una rehabilitación correcta podía ayudar a interpretar los restos del Baluard.

¿La Torre de Londres con pintadas?

La rehabilitación se llevó a cabo y los restos se convirtieron en un paseo arqueológico donde se podía acceder al foso -aunque con acceso restringido-, mientras que una barandilla perimetral permitía observar todo el recinto desde una posición elevada. Ahora bien, con el paso de los años y la desidia municipal, todo el espacio se ha convertido en un punto de degradación, con un estado deplorable ensuciado con grafitti, donde se acumulan los desperdicios e incluso se cuelan personas sin techo para pasar la noche. El incivismo se ha convertido en el dueño de la situación e, incluso, las cristaleras del aparcamiento también se han llenado de pintadas, de manera que ya ni desde allí se puede ver el Baluard. De hecho, en julio de 2021 el president Quim Torra alzó la voz para denunciar la "vergüenza" que suponía mantener el Baluard en aquel estado.

Pasado un año, quien se horroriza con la actual situación es precisamente quien impulsó la rehabilitación, Jaume Ciurana, que exclama: "¿Alguien imagina la Torre de Londres con pintadas?" En conversación con elNacional.cat, el exteniente de alcaldía de Cultura recuerda que cuando Xavier Trias llegó a la alcaldía, "ya nos encontramos con que se habían permitido construcciones que no respetaban la integridad del patrimonio", en especial el parking que engulle el Baluard, en lo que ya en aquel momento era un "menosprecio absoluto por el patrimonio" que se intentó enderezar con una rehabilitación.

En el Baluard de Migdia la vegetación ha crecido sin medida y las paredes, tanto las modernas como las históricas, están llenas de grafitis / Montse Giralt
El Baluard de Migdia ya no se puede ver ni desde las ventanas del parking privado, porque las pintadas tapan la vista / Montse Giralt
A nivel de calle se acumulan los desperdicios, entre los cuales incluso hay una señal de tráfico / Montse Giralt
El Baluard de Migdia es un vestigio de la muralla del siglo XVIII junto a la Barceloneta convertido en un pozo de degradación / Montse Giralt

Ahora bien, a la vista de la deplorable situación actual, Ciurana acusa al gobierno municipal actual de actuar con total "indiferencia hacia el patrimonio". "Hay muchos rincones de Barcelona donde el Ayuntamiento no tiene ningún tipo de cuidado", afirma, para añadir que "una pintada o un espacio degradado, lo que hace falta es arreglarlo enseguida". Ciurana va más allá y lanza una crítica directa a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, a quien acusa de "desmantelar la comisión de patrimonio en una de sus primeras acciones". "No imagino ninguna ciudad del mundo donde el centro neurálgico de la ciudad esté así, no imagino la Torre de Londres o la plaza de la Bastilla de París con grafitti y pintadas, y eso es muy grave, porque el último responsable es el que aprieta el espray, pero el primero es el titular, quién lo tiene que mantener", remacha el anterior responsable de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona.

De hecho, Ciurana recuerda que también está en una situación parecida la muralla romana -que también se dignificó hace unos años-, porque cuando hay pintadas o suciedad, "en vez de arreglarlo enseguida y enviar a la brigada al día siguiente, se permite que se perpetúe". Todavía más, la anunciada rehabilitación del Hivernacle de la Ciutadella "la paralizaron desde el ayuntamiento hace ocho años". Por todo ello, considera que ante los ataques al patrimonio hay que actuar en los ámbitos de "la concienciación, la sanción y la actuación" y por eso concluye que "el gobierno Colau-Collboni está agotado".

Mientras tanto y sobre el terreno, el Baluard de Migdia espera tiempos mejores mientras languidece, la basura se acumula y todo el entorno está cada día más degradado. Quizás nunca se podrá resolver la chapuza que supuso la construcción de los pisos, pero no debería ser imposible conseguir una limpieza a fondo y una dignificación del entorno.