El Distrito de Nou Barris de Barcelona tiene la sede en un espacio patrimonial que recuerda su pasado como periferia de la gran ciudad. Se trata de lo que queda del Instituto Mental de la Santa Creu, el antiguo hospital psiquiátrico de la ciudad construido entre 1885 y 1915 con diseño del arquitecto Josep Oriol i Bernadet, que originalmente era un gran complejo hospitalario de lo que hoy solo queda una pequeña parte, después de que la construcción de edificios residenciales primero y de nuevos equipamientos y el Parc Central de Nou Barris posteriormente ocupara la parte que ya ha desaparecido. Entre las partes supervivientes destacan tres pabellones originales, ocupados ahora por dependencias municipales, entre las cuales la Biblioteca de Nou Barris y la comisaría de distrito de la Guàrdia Urbana.
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A estas partes que quedan de aquel gran complejo hay que añadir la iglesia de Sant Rafael o del Mental, es decir, el templo que formaba parte del mismo complejo, cuando no era concebible que una gran instalación hospitalaria de este tipo no contara con su preceptiva capilla. La iglesia era, pues, el centro religioso de las personas ingresadas en el sanatorio y del personal que trabajaba, pero también era un lugar de plegaria y de oración, donde los domingos y festivos se hacían las miss a las cuales también asistían los vecinos y vecinas del barrio de la Guineueta, donde está ubicada. El uso como espacio de culto se acabó en 1986, cuando cerró el Instituto Mental.
Con el cierre del recinto hospitalario, los pabellones supervivientes se recuperaron para poder ubicar las dependencias municipales, mientras que la iglesia, ahora en desuso, quedó durante años semisoterrada en su parte posterior por taludes y hasta hace poco estaba en un grave estado de degradación víctima de la falta de uso y de varias actuaciones urbanísticas poco agradecidas que la habían dejado arrinconada. Hay que tener en cuenta que la iglesia se sitúa en la parte posterior del complejo, en el mismo eje que su acceso principal, de la cual la separaba el claustro central del edificio y un claustro secundario de geometría semicircular, del cual solo quedan unas pocas trazas, ya que desapareció para abrir la actual calle de Marie Curie.
Después de años de desuso y degradación, ahora hace cuatro años, una nueva intervención urbanística permitió eliminar los taludes que lo enterraban e iniciar un proceso de restauración que incluyó la consolidación de la estructura de la iglesia y la rehabilitación de las fachadas y la cubierta del templo, unas intervenciones que permitieron revertir el estado de degradación y prepararla para el retorno de su función religiosa, ya que aunque la iglesia de Sant Rafael es de titularidad municipal, se llegó a un acuerdo de permuta con el Arzobispado de Barcelona que permitirá al Ayuntamiento recuperar un solar en la calle de Palamós, en el barrio de la Trinitat Nova, con posibilidad de ampliar este espacio para servicios de proximidad en un futuro.
Ahora bien, si la restauración del exterior ya se puede dar por finalizada, todavía queda pendiente la del interior, de la cual se tiene que encargar el Arzobispado, con el objetivo de acondicionar el edificio para poder practicar de nuevo el culto religioso, tal como se hacía hace 30 años. De hecho, en junio de 2023 ya se puso la primera piedra de la restauración de los interiores, con bendición a cargo del cardenal arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella, en un acto que dio el pistoletazo de salida a un peregrinaje que incluía entre sus objetivos dar a conocer y recaudar fondos para el proyecto de restauración. La intención es que cuando la iglesia esté restaurada se puedan trasladar los oficios que ahora tienen lugar en la actual parroquia de Sant Rafael, situada a un centenar de metros de distancia, en una edificación sin ningún valor arquitectónico ni patrimonial.
De momento, sin embargo, la restauración continúa pendiente, pero la misma parroquia ya ha puesto en marcha campañas para recaudar fondos y, en el marco de la pasada Fiesta Mayor de Nou Barris, se organizaron jornadas de puertas abiertas, que permitieron al público en general la visita a un interior bastante desconocido. Así, si de puertas afuera el templo luce como nuevo, con su característica fachada cóncava que la integraba en todo el complejo del Institut Mental, por dentro se descubre que hay mucho trabajo pendiente, pero también que se esconde un tesoro que muchos barceloneses desconocen.
Con un formato de tres naves y dos campanarios, la iglesia se construyó en un estilo historicista neomedieval, a diferencia del resto del complejo, que es neoclásico. Así lo recoge el exhaustivo trabajo La Capella de Sant Rafael de l'Institut Mental de la Santa Creu (Barcelona). Estudio Histórico y Arqueológico de Alba Vilardell Santiago, que con respecto al interior apunta que el altar mayor "estaba decorado con tapices que colgaban de la cúpula con imágenes de Santa Helena". De hecho, como se puede constatar, todavía quedan parte de estos elementos decorativos, aunque en muy mal estado. Las pinturas con motivos religiosos, así como los motivos florales y geométricos de muros y pavimentos, son partes que sorprenden al visitante.
Por ello, en el interior de la capilla del Mental se descubre un patrimonio oculto a la ciudadanía durante décadas, pero que, en un futuro, podría estar convenientemente restaurado y actualizado. Una actuación necesaria, tanto para la conservación como para el uso parroquial previsto, pero que acabará con el aroma de espacio semiabandonado que ahora conserva. ¡Todo no se puede pedir!