En la confluencia de la calle de Consell de Cent con Comte Borrell de Barcelona se encuentra una de las cuatro plazas creadas por la conversión de calles del Eixample en ejes verdes siguiendo el modelo supermanzana. Se trata, sobre el papel, de plazas que tienen que ser zonas seguras para los peatones, donde las personas mayores puedan pasear o sentarse tranquilamente y los más pequeños puedan jugar sin que se tenga que sufrir por ellos. Con todo, cuando casi hace un año de la inauguración de estos ejes verdes que fueron acabados con prisas, la realidad es que, aunque la zona ha ganado mucho con respecto a pacificación y tranquilidad, el tráfico es muy superior al previsto y ha eliminado la posibilidad del paseo seguro para pequeños y grandes. Un despropósito que cuestiona el éxito del modelo.

De hecho, es difícil caminar por cualquiera de las calles pacificadas: Girona, Villarroel, Comte Borrell y especialmente Consell de Cent, sin cruzarse con coches, motos o furgonetas en cada tramo, aunque el paso está restringido a operaciones de carga y descarga en un horario concreto, paso de vecinos y usuarios de aparcamientos y taxis para recoger o dejar alguien y a una velocidad de 10 kilómetros por hora, aparte, evidentemente, de servicios de limpieza y emergencia. La realidad, sin embargo, es que es fácil observar vehículos privados que atraviesan tramos sin detenerse, que circulan a una velocidad superior y que incluso van en contra en dirección. En el cruce mencionado de Consell de Cent con Comte borrell se añade el hecho de que muchos vehículos atraviesan por medio de la plaza y no por los laterales.

Un coche particular pasa por el lateral de la confluencia de las calles Consell de Cent y Comte Borrell, donde está permitido pasar a vecinos y repartidores a una velocidad máxima de 10 km/h / Foto: Irene Vilà Capafons
Vehículos particulares y de carga y descarga aparcados en un tramo de Consell de Cent. Los particulares solo pueden parar pero no estacionar, y las furgonetas de reparto tienen un horario restringido para hacerlo / Foto: Irene Vilà Capafons
La señalización que informa del corte de la calle en Consell de Cent con Urgell ha sido modificado porque originalmente invitaba a los vehículos a atravesar la plaza por el medio / Foto: Irene Vilà Capafons

Ante esta situación, el colectivo vecinal Volem Consell de Cent Verd i Viu ya ha alzado la voz para protestar y para lamentar que una reurbanización que consideran "un éxito", se haya transformado en una fuente de problemas. "Hay algunos temas que no se están haciendo bien y que lo están degradando y que pueden poner en peligro el éxito", afirma Xavier Montagut, portavoz de la plataforma vecinal, que atiende un equipo de ElNacional.cat en la plaza de Consell de Cent/Borrell un jueves a las cinco de la tarde, justo a la salida de las escuelas, en que se puede captar como varios vehículos pasan justo por el medio de la plaza: "Mientras estaba contestando han pasado dos coches, no podían pasar por aquí", constata.

"Parking gratuito en medio de Barcelona"

El paso de los vehículos fuera de la normativa se debe, según Montagut, a tres situaciones, la primera es la de los vehículos de carga y descarga, un servicio necesario pero "limitado a horario". El portavoz vecinal señala que en el momento de atender a este medio hay cuatro vehículos "incumpliendo una normativa porque ahora no es el momento de la carga y descarga". Una segunda situación es que hay coches particulares que, simplemente, "han encontrado un parking gratuito en medio de Barcelona". La tercera, y la más peligrosa, es la de coches que pasan por zonas no autorizadas, como por el medio de la plaza, una situación que tendría una "solución tan fácil como poner unos pilones abatibles o unas mesas".

 

En todo caso, el hecho es que a pesar de tratarse de un espacio pacificado, pasan más coches de los previstos y, como indica Montagut, "sobre todo fuera de horarios y periodos que no tendrían que pasar". "Pasan mucho menos que antes y es bastante tranquila la zona, pero ahora tendría que haber niños jugando y tienes que estar muy pendiente de que no pase un coche por el medio de la plaza, cuando no es su lugar", señala. Todo ello, una situación que "debilita mucho la utilización y la seguridad de los niños y las personas mayores". Además, en la plaza citada se añade otro problema, la salida por la calle Comte d'Urgell está cortada a causa de las obras de prolongación de la L8 de FGC, cosa que aumenta el paso de coches en dirección mar con una señalización confusa que prácticamente invita a los coches "a pasar por el medio de la plaza".

¿Y qué pasa con las bicicletas y patinetes?

El paso de coches, motos y furgonetas no es el único problema que tienen que afrontar los peatones que quieren utilizar los ejes verdes. Bicicletas y patinetes también lo utilizan, pero también están sujetos a limitaciones que no siempre se observan debidamente. Estos vehículos tienen que circular por el carril central y también tienen que respetar la velocidad máxima de 10 km/h. Ahora bien, Montagut señala que mientras que la situación con los coches está muy clara, con las bicicletas es más complicado: "Si un niño pasea en bicicleta con su padre, eso es fantástico y es uno de los motivos para tener una calle de este tipo, pero hay bicicletas que van a unas velocidades..., porque van en motor y parecen pequeñas motos, no respetan las distancias, y crean mucha inseguridad, sobre todo a las personas mayores, que le dan mucho miedo las bicicletas".

Buena parte de las vallas de cables metálicos de los alcorques están rotas o desaparecidas / Foto: Irene Vilà Capafons
Xavier Montagut, portavoz de la plataforma vecinal Volem Consell de Cent Verd i Viu / Foto: Irene Vilà Capafons

En esta situación, el portavoz vecinal recuerda que la normativa obliga a todos los vehículos a no superar los 10 km/h, "las bicicletas también", y que estas tienen que respetar la distancia de seguridad de un metro y medio", pero reconoce que no es tan fácil de controlar como en el caso de los coches. Eso sí, recomienda a los repartidores utilizar calles con carril bici segregado, porque allí podrán correr.

Otro problema, los alcorques rotos

Para acabar de hacer balance de este casi primer año de ejes verdes, hay que recordar que en el pasado plenario municipal el mismo alcalde, Jaume Collboni, anunció una inversión de 2,5 millones de euros para reparar los alcorques de los árboles de los ejes verdes. "Están todos rotos", dijo el alcalde en una crítica directa a la gestión de Barcelona en Comú y en concreto a los cierres de protección, unos cables metálicos que se han demostrado como poco efectivos. Muchos están rotos y otros han tenido que ser retirados. "Es cierto que las vallas estas no están muy bien diseñadas, son muy débiles para un espacio urbano", apunta Montagut, que recuerda que los cables "son muy peligrosos y muy frágiles". Todo ello forma parte de un efecto bumerán de los ejes verdes, a los cuales hay que añadir los graves problemas de gentrificación y aumento de los precios del alquiler.

Imagen principal: Un coche atraviesa por medio de la plaza pacificada de la confluencia de las calles Consell de Cent y Comte Borrell / Foto: Irene Vilà Capafonts