En agosto de 2026 está previsto que el crucero Legend of the Seas, actualmente en construcción en los astilleros de Turku, en Finlandia, y que una vez botado será el barco de su clase más grande del mundo, salga de Barcelona en su viaje inaugural. Las proporciones de este crucero de la empresa Royal Caribbean son gigantescas: 365 metros de eslora, 3.000 tripulantes, 20 cubiertas, y capacidad para más de 7.000 pasajeros en sus 2.814 cabinas, que supondrán el equivalente a seis veces el Hotel Vela de Barcelona, todo en un solo barco. La elección de Barcelona como puerto base para el viaje inaugural de este megacrucero supone un elemento más en el debate sobre la presencia de cruceros en la ciudad en un momento que está sobre la mesa la reducción de terminales.
Precisamente, que Barcelona sea la ciudad escogida para este primer viaje del Legend of the Seas, supone, desde el punto de vista de los colectivos contrarios a la presencia de cruceros en la capital de Catalunya, un hecho que afianza la necesidad de luchar en contra por su impacto ambiental y en la ciudadanía. Así, desde de Stop Creuers, plataforma que aglutina entidades como la Assemblea de Barris pel Decreixement Turístic (ABDT), Ecologistes en Acció, Zero Port, Stop Creuers TGN y Xarxa per la Justicia Climática, se apunta que la de los cruceros es una "industria extractiva y ecocida que consiste en explotar las ciudades en contra del bienestar de sus poblaciones y con fortísimos impactos ambientales y climáticos".
"Asistimos a ciertos discursos promesa como el del cierre de terminales de cruceros en el puerto de Barcelona o el de la supuesta eliminación de los pisos turísticos en 2029, pero en paralelo se sostiene una batalla muy fuerte por la ampliación del aeropuerto del Prat y se siguen fortaleciendo políticas de turismo global, como la atracción constante de macroacontecimientos," apunta Daniel Pardo, miembro de Stop Creuers, en declaraciones en ElNacional.cat, al mismo tiempo que expresa sus dudas de que la reducción de terminales, que defiende el gobierno municipal "tire adelante". "Lo único que tenemos son palabras del concejal de turismo, Jordi Valls, que ni siquiera sabemos si son sinceras, pero es que aunque lo fueran, el Ayuntamiento tiene un peso ejecutivo en el puerto de Barcelona ínfimo," añade. De hecho, para Pardo, "la postura real del Ayuntamiento de Barcelona es enfocarse todavía más por el turismo".
"Impacto destructivo para el tejido vecinal"
Con respecto a su incidencia en la ciudad, el vicepresidente del consejo de turismo y ciudad de la Federació d'Associacions Veïnals de Barcelona (FAVB), Miquel Prats, asegura, también en declaraciones a este medio, que la presencia de golpe de los más de 7.000 turistas que puede llevar un crucero como el Legend of the Seas, "afecta mucho a la gente que vive en Ciutat Vella y en los lugares turísticos", ya que "el impacto de 7.000 personas en 8 o 12 horas es destructivo para el tejido vecinal, pero también para el comercial y para la calidad de los servicios" y considera que, incluso aunque se trate de cruceros con Barcelona como puerto base, el efecto sobre la ciudad "es brutal y de colapso en lugares turísticos".
El impacto de 7.000 personas en 8 o 12 horas es destructivo para el tejido vecinal, pero también para el comercial y para la calidad de los servicios". Miquel Prats (FAVB)
Prats, que considera que el decrecimiento turístico no tiene que ir en detrimento del "potencial económico de la ciudad" y por eso reclama "potenciar otros sectores en vez del turismo", tilda de "tocomocho" el anuncio de la reducción de terminales y considera que, precisamente, el hecho "de que el crucero mayor del mundo tome Barcelona como puerto base muestra que la política de decrecimiento de la actividad de los cruceros es un fracaso". "Tenemos que evitar que todos los huevos de la economía de la ciudad nos los juguemos en el turismo y menos en este tipo de turismo", insiste este miembro de la directiva de la FAVB.
Desde una vertiente más técnica, el profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Xavier Querol, consultado por ElNacional.cat sobre esta cuestión, apunta que el principal problema de los cruceros es su "carácter contaminante". "Los cruceros son emisores importantes de partículas en suspensión y de óxido de nitrógeno, además de CO₂ y otros contaminantes," asegura, para apuntar también la contaminación originada en el puerto de Barcelona es capaz de llegar hasta la plana de Vic, subiendo por los cauces del Besòs y el Congost "cuando hay marinada potente", de manera que es un problema que va más allá de la ciudad y afecta a Catalunya de manera global.
Los cruceros son emisores importantes de partículas en suspensión y de óxido de nitrógeno, además de CO₂ y otros contaminantes". Xavier Querol, investigador
Todavía más, para este investigador especializado en contaminación atmosférica, la presencia de cinco cruceros en Barcelona a la vez puede llegar a suponer una "población de más de 30.000 personas, contando con las tripulaciones", especialmente contaminante, "por el uso de aire acondicionado en todas las instalaciones y el consumo de electricidad las 24 horas", electricidad que actualmente proviene de los mismos motores de los barcos. Por eso mismo señala que "la electrificación" de las terminales es una buena medida a corto plazo y, de hecho, el Port de Barcelona ya trabaja en la posibilidad de que los cruceros se puedan enchufar en la red eléctrica de las instalaciones portuarias.
Para Querol, los cruceros suponen "una contribución relevante" a los problemas de contaminación de Barcelona, a diferencia de los barcos de carga, que cuentan con tripulaciones muy menores y "no necesitan aire acondicionado en todas sus instalaciones" para señalar, asimismo, que aunque la electrificación es "una solución posible", hay que trabajar también en el hecho de que el origen de esta electricidad sea renovable, "porque si se genera en centrales térmicas, se sigue produciendo óxido de nitrógeno", aunque en tierra hay restricciones europeas más estrictas. Además, también aboga por las regulaciones estrictas de los límites de óxidos de nitrógeno y azufre previstos en las zonas de exclusión de nitrógeno y azufre de las normativas europeas.
"Industria superflua e innecesaria"
"Nosotros luchamos por la eliminación del tráfico de cruceros en Barcelona, el Mediterráneo y ojala a escala global", apunta Pardo, que considera que la de los cruceros es una "industria superflua e innecesaria", porque a diferencia de los ferris, no se trata de una forma de desplazamiento, sino de una especie de "resort turístico, y no hay ninguna necesidad de que los resorts turísticos naveguen". Para este activista, la industria de los cruceros es "muy perjudicial en cuanto a consumo desmesurado, contaminación de agua y aire y producción de residuos", y por eso defiende una "agenda regresiva del tráfico de cruceros hasta su eliminación total".
Nosotros luchamos por la eliminación del tráfico de cruceros en Barcelona, el Mediterráneo y ojalá a escala global", Daniel Pardo (Stop Creuers)
Para Prats, en cambio, la solución no exige eliminar de cuajo los cruceros, pero si pide una reducción "a la mitad o al 40%", añadiendo que medidas como la potenciación de los cruceros con Barcelona como puerto base tampoco "afectan de manera positiva al día a día" de la ciudad, ya que implican más uso del aeropuerto y "quizás un día de estancia en Barcelona", sin embargo, "no revierten positivamente en los ciudadanos y perpetúan un modelo que ya está agotado". Por su parte, Querol defiende la electrificación como vía para "reducir las emisiones" y considera que el decrecimiento de los cruceros es una decisión que tiene que tomar Barcelona, teniendo en cuenta que "no hay ningún negocio donde el crecimiento ilimitado sea sostenible".
Todo ello hace que la presencia constante de cruceros en la ciudad de Barcelona, sumada al anuncio de la llegada, en agosto del próximo año, de un megacrucero como el Legend of the Seas con su capacidad de más de 7.000 pasajeros, haya puesto en guardia a colectivos e investigadores, que consideran que el turismo de cruceros es "destructivo", "ecocida" y "contaminante". En este contexto, el turismo de cruceros es, precisamente, una pieza importante del rompecabezas de un modelo turístico para Barcelona donde también tienen mucho que decir las administraciones públicas y el mismo sector.